Cómo dejar de quejarse

¡Hola! Seiiti Arata. La vida está llena de momentos felices y tristes. De celebraciones y decepciones. Así que es normal que celebremos cuando estemos felices y sintamos la necesidad de quejarnos cuando las cosas no van tan bien.

Pero haciendo un examen racional, quejarse es algo muy ineficiente como estrategia. Quejarse aporta muy poco beneficio y nos hace perder tiempo.

Piensa esto conmigo: tenemos una cantidad limitada de tiempo en la vida. Así que queremos hacer el mejor uso de él. Esto nos lleva a hacernos una pregunta: ¿qué consecuencias podemos esperar de quejarnos?

¿Realmente creemos que lloriquear nos ayudará de alguna manera a lograr nuestras metas? Bueno, era útil llorar cuando éramos bebés, así lográbamos que nos alimentaran y que cambiaran nuestros pañales. Pero en la vida adulta, quejarse no trae felicidad a nuestras vidas. Y es probable que cause el rechazo y la insatisfacción de los que nos rodean. ¿Acaso te gusta la compañía de personas que se quejan constantemente?

Cómo dejar de quejarse - ¡Hola! Seiiti Arata 08 - Antes de quejarte, entiende lo que quieres hacer.

¿Qué sería una estrategia más eficiente? Ciertamente una estrategia que nos proporcione la máxima satisfacción. Esto es lo que vamos a explorar hoy, con tres preguntas fantásticas que te harás cada vez que estés a punto de quejarte. Son muy buenas y seguro quieres tener lápiz y papel para anotarlas como referencia para el futuro.

Antes de ir a estas tres preguntas, es importante entender lo que queremos.

Pregúntate a ti mismo: ¿Quieres tomar alguna acción para cambiar las cosas? ¿O quieres hablar, ser entendido, ser escuchado?

¿Ves? Todas estas son necesidades distintas.

Cuando queremos ACCIÓN, estamos en un modo de resolución de problemas.

Cuando queremos HABLAR y ser escuchados, estamos en el modo de comprensión.

Cada uno de estos elementos representa diferentes necesidades, lo que es la base de la primera pregunta. Puedes escribirlo – busca un papel y lápiz y esperaré por ti. ¿Listo? Así que aquí va:

– ¿Cuáles son mis necesidades detrás de esta queja? ¿Qué quiero lograr quejándome?

Tal vez quieres sentirte comprendido. Tal vez hay un valor importante que no se respeta, y por eso quieres hablar de ello. O tal vez quieres HACER algo al respecto, para cambiar las cosas. 

Piensa en esto por un momento y anota la respuesta a esta importante pregunta: ¿Cuál es el propósito detrás de este acto de quejarse?

¿Listo? Ahora, puedes anotar la segunda pregunta mágica:

– Además de quejarse, ¿cuáles son todas las demás estrategias para ayudar a satisfacer mis necesidades?

Aquí vamos a enumerar todas las posibilidades de acción que podemos imaginar. Todas. Quejarse es sólo una opción… y probablemente estará entre las estrategias menos eficientes para satisfacer las necesidades identificadas en la pregunta anterior.

Cómo dejar de quejarse - ¡Hola! Seiiti Arata 08 - Siempre tenemos la capacidad de escoger nuestra reaccion.

Aquí es cuando usamos nuestra creatividad, nuestra inteligencia, nuestra experiencia y nuestra audacia al pensar de las otras opciones. Los quejosos nunca hacen esto. Ellos simplemente se atascan en ese modo de queja porque no pueden ver otras opciones. Así que esta segunda pregunta es realmente digna de nuestro tiempo.

Y, por último, aquí está la tercera pregunta mágica, pero, antes, escoge la mejor opción de la lista que has hecho. Échale un vistazo a todas las opciones, encuentra la que tiene más posibilidades de satisfacer tus necesidades.

¿Listo?

Así que ahora podemos anotar la tercera pregunta:

– ¿Cuál es el precio a pagar a la hora de poner en práctica esta estrategia? ¿Cuáles son los riesgos involucrados? ¿Qué esfuerzo y acciones se deben llevar a cabo?

Aquí vamos a hacerle frente a la razón por la cual la mayoría de nosotros elegimos la estrategia fácil (y ineficiente) de quejarnos. Quejarse es fácil. Cualquiera puede hacerlo. No se necesita ningún esfuerzo. Es un riesgo muy bajo. Y es adictivo: algunas personas se quejan todo el día e incluso pueden hacer el esfuerzo para seguir teniendo razones para quejarse.

Ya los ves, cuando tenemos conciencia de lo que son nuestras necesidades, cuando identificamos la estrategia más eficiente para satisfacerlas, aún podemos quedar atrapados. Tal vez no estamos dispuestos a pagar el precio de seguir adelante.

Podemos quejarnos y esperar a que alguien más cambie nuestros pañales… o podemos decidir dejar de quejarnos y actuar por nosotros mismos. Tenemos que hacerle frente a los riesgos de fracasar. Necesitamos adquirir más recursos y habilidades. Tenemos que hacer sacrificios y pagar el precio. O si nuestra necesidad es hacernos entender, si queremos hablar en lugar de actuar, tenemos que mejorar nuestras habilidades de comunicación para expresarnos sin quejarse. Hay muchas maneras de hablar abierta y claramente, sin lloriqueos, sin juzgar, sin quejarnos. Podemos tener conversaciones constructivas y llegar a un mayor entendimiento y conexión con otras personas.

Esa es la opción adulta. Los adultos deben tomar responsabilidad y hacer algo en lugar de esperar a los equipos de rescate.

Cuando nos quejamos, estamos básicamente negándonos a aceptar la realidad actual y estamos usando la máscara de una víctima que es incapaz de hacerse cargo.

Mira, tal vez no somos capaces de cambiar nuestras circunstancias, al menos no de inmediato. Estas son las situaciones en las que nos sentimos especialmente inclinados a quejarnos. Pero incluso en las situaciones en las que es imposible tomar alguna acción y cambiar nuestro entorno o influir en otras personas o cualquier evento externo, tenemos algo que nadie nos pueda quitar: nuestra capacidad de cambiar nuestra respuesta a ese hecho.

En última instancia, siempre podemos determinar la forma en que pensamos acerca de nuestra condición. Y este cambio de pensamiento también puede llegar a ser mucho más eficiente que quejarse.

He visto muchas personas que reaccionan de manera muy fuerte ante las quejas. Algunas personas incluso dicen que debemos aislarnos de los quejosos, porque es como si tuvieran una enfermedad contagiosa. ¿Qué opinas de esto?

Hoy hemos hecho un esfuerzo para ver que hay necesidades insatisfechas detrás de la queja. Y al reconocer estas necesidades, somos más capaces de identificar estrategias eficaces para lograr una mayor felicidad y satisfacción.

Estamos poniendo nuestros esfuerzos para satisfacer nuestras necesidades, para mejorar, para seguir adelante. Lo que no queremos es tratar de reprimir la necesidad insatisfecha, fingir que no existe, ser demasiado críticos con nosotros mismos, o conformarnos con menos. Podemos hacer algo mejor que eso. Podemos dejar de quejarnos y encontrar mejores opciones.

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