¡Hola! Seiiti Arata. A veces nos preocupamos demasiado. Nos imaginamos cómo las cosas pueden salir mal y comenzamos a pensar y obsesionarnos acerca de los peligros que nos rodean. Sentimos dolor y estrés cuando nos imaginamos los posibles resultados.
¿Qué podemos hacer respecto a esta preocupación exagerada?
Primero, te invito a que te suscribas a nuestro canal de YouTube y veas los vídeos anteriores en nuestra serie- verás que estamos explorando diferentes temas en relación a cómo lidiar con dificultades.
Tenemos un video de cómo dejar de quejarse, otro video acerca de cómo podemos hablar acerca de nuestros problemas y ser escuchados y hoy descubriremos cómo controlar nuestra preocupación. Cómo liberarnos del control del miedo.
Hay dos pasos sencillos para eso. Comencemos.
1. Acepta la preocupación como una herramienta
Muchas personas tienen una relación muy problemática con la preocupación: la odiamos, sin embargo siempre está a nuestro alrededor (porque la creamos en nuestra mente).
Quizás quisiéramos poder hacer cómo dice la canción: “Don’t worry, be happy” (No te preocupes, sé feliz). ¿Por qué será tan difícil?
Es difícil porque sería estar en negación. Y un estado de negación crea ansiedad.
Así que lo primero que debes hacer es entender que la preocupación, a cierto nivel, es normal que ocurra. Hemos evolucionado a utilizar la preocupación para evitar el peligro.
¿Has escuchado acerca del ave llamada DODO? Estas eran grandes aves, de un metro de alto, que vivían en la isla de Mauricio hasta hace unos 400 años. Desde que los dodos evolucionaron aislados de los depredadores, perdieron el miedo por los humanos. Por esa razón, los pescadores encontraron en los dodos una presa fácil- y así se extinguieron.
En otras palabras, el miedo es un mecanismo de defensa muy útil que existe para protegernos. La preocupación se puede usar para ayudarnos a hacer buenos planes para el futuro. La preocupación es una señal de que queremos algo.
No quiero negar la preocupación ni utilizar afirmaciones para pretender que no existe. Nunca voy a sugerir que te mires al espejo y repitas: “No estoy preocupado- No estoy preocupado.” Eso sería un terrible consejo. Por el contrario, nos enfrentaremos a nuestras preocupaciones y las usaremos como herramientas. Estaremos al mando. Lo que no queremos es no ser utilizados por la preocupación.
Ahora es momento para el paso dos, manejar la preocupación.
2. Maneja tu preocupación
¿Cómo podemos controlar la preocupación? Ahora mismo vamos a decidir CUANDO Y CUANTO nos vamos a preocupar.
Mira tu calendario y escoge cuando tendrás “tiempo de preocupación”. Así mismo: vamos a sacar tiempo en la semana o el día para concentrarnos en los pensamientos relacionados a la preocupación.
De preocupación tendremos ahora la ocupación: Nos enfocaremos en la preocupación, tomándola en serio, escribiendo nuestros pensamientos, quizás haciendo algunas llamadas o tomando alguna acción para lidiar con esa preocupación y tener resultados positivos.
Luego de separar el tiempo para preocuparnos y obtener resultados, el resto del día estará libre de preocupaciones.
Algunas personas pueden encontrar esta idea un poco absurda y dirán que no pueden controlar su preocupación, la cual aparece en cualquier momento del día.
Intenta pensar en esto: quizás eres jugador apasionado de fútbol. Si estás en medio de una reunión de trabajo un miércoles en la mañana y te entra un fuerte deseo de jugar fútbol, ¿eso significa que no puedes controlarte y saldrás corriendo de la oficina para jugar? ¡Claro que no! Si tu juego semanal con tus compañeros es los jueves en la tarde, sabes que debes esperar hasta ese momento específico para jugar.
Eso es exactamente lo que haremos con la preocupación. Ten un momento especial estipulado para preocuparte. Si algo más aparece fuera de ese tiempo estipulado, escríbelo en una libreta o en tu teléfono. Guarda esta preocupación para luego y estarás tranquilo y capaz de continuar con tu día enfocado ¿Recuerdas nuestro video de cómo concentrarse en una meta a la vez?
Hoy estamos rechazando el cliché de “don’t worry be happy”. En otras palabras, si comenzamos a sentir preocupación, vamos a reconocer que hay una buena razón para ello. No estaremos en negación.
La preocupación es una herramienta que nos puede ayudar, Lo que no queremos es estar sobrecargados por ella. No queremos ser controlados por la preocupación. Nosotros la controlaremos.
Por eso separaremos un tiempo específico para preocuparnos. Lo haremos bajo nuestras condiciones: separaremos el tiempo para preocuparnos. Una vez terminemos, continuaremos hacia adelante.