¡Hola! Seiiti Arata. La palabra problema es de origen griego e indica algo que cae delante. Una molestia. Algo inesperado. Ha caido delante tuya, y ahora te toca resolverlo.
¿Sabes cuál es la manera más eficiente de resolver un problema? ¿Con violencia? ¿Quejándote? ¿Dándote cabezazos e insistiendo hasta acertar? ¿Pidiendo ayuda a los demás?

No quieres lidiar con problemas o dificultades innecesarios. Si hay algún malentendido, si has dicho algo que ha ofendido a alguien, necesitas esforzarte y pedir una disculpa. Cuando nos equivocamos tenemos que rectificar. Cuando algo se rompe, tenemos que arreglarlo. El gasto financiero, emocional o de tiempo es muy alto cuando necesitamos resolver un problema.
Todo eso requiere tiempo, paciencia y esfuerzo.
1. La mejor manera de lidiar con los problemas es evitar que ocurran
El ejemplo que voy a poner me pasó hace un par de días. Necesitaba hacer una serie de llamadas relacionadas con el trabajo. En la primera llamada tenía prisa. Llamé a esa persona directamente, sabía lo que quería decirle y lo quería resolver en esa llamada. Entonces empecé a decirle las cosas tal cual las iba pensando.
¿Cuál fue el resultado? La persona al otro lado del teléfono se sorprendió. Me empezó a hacer una serie de preguntas que yo no tenía claro cómo responder. Me preguntó el motivo de ese encargo, los plazos, cuáles serían los precios… Incluso me acabó sugiriendo algunos cambios en el objetivo del pedido del trabajo que le acababa de presentar.
Como yo no estaba bien preparado y tenía prisa, acabé un algo molesto. Yo también me sorprendí. Perdí la paciencia y se me olvidó ponerme en su lugar. Tuvimos un malentendido y hubo cierta frustración. Acabé apagando el móvil y tuve que tomarme un momento para reflexionar. Solo entonces me di cuenta de que tenía un problema ante mí.

Hubo mala interacción por mi falta de preparación. En ese momento necesitaba resolver ese problema para volver a conseguir un buen nivel de confianza en esa relación de trabajo. ¿Entiendes mi ejemplo?
Ese es un ejemplo de un problema por falta de preparación. Ahora será necesario hacer un esfuerzo para volver a ponerse en contacto y solucionar el problema.
Como tenía que seguir trabajando, consulté mi agenda y busqué cuál era la próxima llamada que tenía que hacer. Esta vez, tratando de evitar crear un nuevo problema, me preparé mejor.
Primero dediqué unos minutos a pensar sobre lo que quería hablar. Después, reflexioné y anoté los aspectos más importantes del proyecto. Tras eso, apunté cuáles eran los puntos por los que estaba dispuesto a negociar. También me puse en el lugar de la otra persona. ¿Cuáles son sus expectativas? ¿Qué necesita? ¿Cuáles son sus preocupaciones? Aunque me llevó poco tiempo, siento que esto me ayudó bastante y me hizo sentirme más preparado.
Cuando llamé, toda la negociación fue mucho más relajada. Ambas partes quedamos satisfechas. ¿Has notado la diferencia? Yo estaba mejor preparado para que el problema no se volviera a repetir.
2. Prepárate
Antes de empezar cualquier actividad, espera un poco. Piensa si esa tarea es importante para ti, o si hay algún riesgo de que te equivoques, y prepárate antes. Visualiza la situación e intenta imaginar qué tipo de problemas pueden surgir.
Imagina también cómo puedes actuar de manera diferente. Piensa en cómo evitar esos problemas. Muchos ocurren por una falta de comunicación. Por eso, puedes beneficiarte si te pones a pensar desde el punto de vista de la otra persona. ¿Qué reacción puede tener?

Al principio es normal que te sea más difícil, sobre todo si no tienes esa práctica de visualización. Puede ocurrir que te imagines una reacción y luego haya otra completamente diferente. También puede ocurrir que planees actuar de cierta manera, pero que luego pierdas el control emocional durante la conversación y acabes actuando de manera contraria a la que te gustaría. Todas esas experiencias reales te van a ayudar a mejorar tu capacidad para visualizar futuras interacciones.
Como habrás notado, esto no es una solución que vas a poder poner en práctica perfectamente de la noche a la mañana. Esto es un proceso de entrenamiento y mejora continuo, un proceso de desarrollo personal.
3. Adquiere las habilidades
Para evitar los problemas, la ejecución de tus actividades debe ser de alta calidad. ¿Qué quiero decir con una ejecución de alta calidad? Lo que quiero decir es que necesitas tener la habilidad suficiente para realizar un buen trabajo.
De esta manera podrás conseguir un alto rendimiento. Tendrás bajo control todo aquello que puedas controlar y serás consciente de lo que no puedes controlar. Así, los factores que no estén bajo tu control no te pillarán por sorpresa.
Mira nuestro vídeo sobre Cómo Aprender Cualquier Cosa Difícil. En él te enseño qué hacer para mejorar nuestras habilidades. Si no posees unas habilidades profesionales mínimas necesarias es más que normal tener problemas en el trabajo. Si yo no tuviera las habilidades necesarias para conducir, es bastante probable que tenga un accidente. Si no tuviera unas habilidades mínimas de comunicación, es muy probable que tenga malentendidos. Si no cuidara mi físico y mi alimentación, es muy probable que acabe teniendo algún problema de salud.

Si estás viendo este vídeo, supongo que estarás interesado en resolver tus problemas. Mejor aún: ahora te has dado cuenta de que la mejor forma de arreglar los problemas es evitando que ocurran. Por este motivo, reflexiona: ¿cuáles son tus problemas más recurrentes? ¿Cuáles son las habilidades que necesitas desarrollar para evitar que surjan esos problemas? A partir de esas respuestas, podrás descubrir en qué debes centrar tu desarrollo personal.
La próxima vez que te estreses y necesites resolver algún problema, para. Haz una pausa y reflexiona: ¿por qué ha surgido este problema? ¿Qué podría haber hecho de otra forma para no tener ese problema? ¿Cómo me puedo preparar para evitar ese problema la próxima vez? El proceso de desarrollo personal es fundamental para evitar más problemas. Para esto tenemos un curso rápido y dirigido para ayudarte en tu desarrollo personal.