Deseo, pero no quiero.

¡Hola! Seiiti Arata. ¿Sabes cuál es la diferencia entre desear y querer?

En principio, estas palabras parecen ser la misma cosa. Pero existe una sutil diferencia que te va a ayudar a conseguir cumplir algunos de tus objetivos de vida más difíciles.

Para ilustrar la diferencia, vamos a pensar en un ejemplo. Imagina que soy un adicto al chocolate y tengo alergia al cacahuate. Entonces alguien me ofrece un delicioso chocolate que está relleno de cacahuate.

Ver ese chocolate despierta mi deseo. De sólo ver el chocolate y sentir su olor se me hace la boca agua. Pero en el fondo no quiero sufrir las consecuencias de comer algo con cacahuate, porque sé que me va a traer problemas.

¿Qué significa decir “Deseo, pero no quiero”?

Entonces, en vez de quejarme de que no puedo comer chocolate debido a la alergia, sencillamente digo que prefiero no comerlo. 

No se trata de un juego de palabras. No estoy simplemente cambiando el “no puedo” por un «no quiero». Estoy reforzando mis valores personales, fortaleciendo mis intenciones y entrenando mi resistencia.

Aldous Huxley decía que las palabras forman el hilo con el que tejemos nuestras experiencias. Y, ¿por qué es importante establecer esta sutil diferencia entre desear y querer? Porque así estamos trayendo a nuestra realidad la distinción entre el desear por impulso y el querer racional.

El deseo impulsivo es un obstáculo que existe entre ti y un objeto que es considerado una 

fuente de satisfacción. Para un adicto al chocolate, el chocolate es una verdadera fuente de satisfacción. El deseo es lo que separa al amante del chocolate de su fuente de satisfacción. Si lo come, el deseo está satisfecho. Por eso se dice que el logro mata el deseo.

En el ejemplo dado, por más que me guste el chocolate, tengo a la salud como uno de mis mayores valores personales. Y tengo la intención de proteger mi salud a pesar de las tentaciones del día a día.

Para crecer, deja de actuar según tus deseos impulsivos y pasa a escoger lo que realmente quieres para tu vida. (120) - Seiiti Arata, Arata Academy

Así, cuando me encuentro con un chocolate relleno de cacahuate, por más que tenga deseo de comérmelo, me resisto. Y me resisto porque sé que, en el fondo, lo que más quiero es preservar mis valores personales, entre ellos, mi salud. 

Si yo fuese un animal irracional o, si no respetase mis valores, me habría comido el chocolate relleno. Aun sabiendo las reacciones alérgicas que tengo por el cacahuate.

Sin embargo, como soy una criatura inteligente y capaz de entender las consecuencias de mis decisiones, evalúo si en verdad quiero racionalmente comerme el chocolate y asumir las consecuencias de la alergia. 

Es muy obvio para mí que ahora, utilizando mi raciocinio, en última instancia, no quiero. Mi querer racional dice que la respuesta para la pregunta “¿quieres probar este chocolate relleno?” es un obvio NO. No quiero. Deseo, pero no quiero.

Observa cómo al entender todo esto he sustituido el frustrante “no puedo” por un genuino, claro e inteligente “no quiero”.

Esta selección de palabras parece sutil, pero puede significar cambiar una vida de frustraciones por una existencia basada en decisiones que me llevan rumbo a mis grandes objetivos. Rumbo a las metas que están alineadas com mis más altos altos valores personales.

Cuando digo “no puedo”, estoy sintiendo pena por mí mismo. Tal vez esté queriendo que los demás también sientan pena por mí, como una forma de llamar la atención. 

En cambio cuando digo que “no quiero” o que “prefiero no hacerlo”, demuestro que tengo la determinación para controlar los deseos impulsivos.

Desarrollo Personal - Seiiti Arata, Arata Academy

Toma decisiones conscientes en base a lo que realmente quieres

El punto más importante de nuestra conversación es la paz interna que puedes alcanzar al invertir en la toma de decisiones conscientes. Y para decidir conscientemente, tenemos que 

equilibrar la satisfacción de los deseos con las posibles consecuencias.

La vida de quien no tiene esta toma consciente de decisiones rápidamente puede  transformarse en una vida problemática. Sin equilibrio entre el desear y el querer, parece que estemos yendo por rumbos equivocados, incoherentes.

Ese desequilibrio nos lleva al sufrimiento. Es como si un coche tuviese uno de los ejes rotos y, por eso, va  en círculos, sin llegar nunca al destino final.

Fíjate que la causa del desequilibrio no es el deseo en sí. Es normal tener deseos, y no tenemos que reprimir el deseo. Incluso es saludable tener deseos de forma positiva, ya que así tendremos aspiraciones que nos sirven como una brújula para el futuro de nuestra vida. Y una vida tranquila nos permite reconocer los deseos y entender cuáles son nuestras decisiones.

El problema es cuando cedemos siempre a nuestros deseos, sin pensar en las consecuencias. Es cuando cultivamos el deseo en todo momento. Sentimos que todo deseo debe ser satisfecho. No saber controlar los propios deseos es una especie de debilidad de carácter. Por eso muchas prácticas filosóficas y espirituales sugieren vivir una vida reservada y con privaciones. Así es como cultivamos nuestra capacidad de vencer los deseos inadecuados.

Controlar tus propios deseos es la verdadera forma de libertad. (120) - Seiiti Arata, Arata Academy

No te estoy sugiriendo que tengas una vida de privaciones, o que reprimas tus deseos. Es normal tener deseos. Lo que va a hacer tu desarrollo personal es elevar tu poder para tomar decisiones conscientes. Podrás llegar al punto de decir constantemente  que, a pesar de desear algo, escogiste no quererlo. Esto es liberarte de la prisión del deseo, de no ser esclavo de tus propios deseos.

No intentes eliminar tus deseos. Utiliza tus deseos de forma constructiva, como una herramienta. Ellos son una motivación necesaria en la vida. Tan sólo deja de estar siempre deseando algo más y dejando de vivir el momento presente, dejando de vivir la vida que realmente quieres.

Siempre existe una decisión

No estás obligado a hacer nada que no quieras de verdad, a no ser que estés en la extraña circunstancia en la que alguien te obligue a hacer algo en una situación de vida o muerte.

Si sientes que debes hacer alguna cosa que no quieres hacer, es porque has creado en tu cabeza una fantasía. Una historia de escasez repetida tantas veces en tu mente que has pasado a verla como una verdad absoluta.

Lo mismo pasa en el sentido contrario, cuando sientes que no puedes hacer una determinada cosa. Al decir “no puedo”, también estás dirigiendo tu centro de atención a la escasez, en vez de centrar tu atención a la abundancia.  

Voy a darte algunos ejemplos para ayudarte a entenderlo. Por ejemplo, puedes haberte creado una historia del tipo “necesito despertarme temprano”. Tú no necesitas despertarte temprano. Tú escoges despertarte temprano. ¿Notas la diferencia?

Toma mejores decisiones sabiendo diferenciar el deseo del querer. (120) - Seiiti Arata, Arata Academy

En la primera historia que estoy contando, en la que debo hacer alguna cosa,  me presento como una víctima vulnerable, incapaz, sin capacidad de escoger.

La víctima no tiene capacidad de escoger porque está siendo coaccionada para hacer lo que los demás le están mandando hacer. En consecuencia, la víctima no es responsable del resultado de sus acciones. No fue ella quien escogió hacer lo que hace. 

Por lo tanto, es muy fácil para la víctima quejarse, porque la vida que tiene no es el resultado de sus decisiones.

Lo que queremos es exactamente lo contrario. Date cuenta de que tienes el control de tu propia vida. Tienes el poder de decidir lo que realmente quieres para tu futuro y puedes empezar hoy mismo a tomar decisiones conscientes para hacer realidad esos objetivos.

Con esto, con cada obstáculo que encuentres en tu vida, sabrás cómo tomar la decisión más inteligente y racional entre todas las opciones posibles.

Cuando entiendes que eres el creador de tu propia historia, pasas a tener más responsabilidad por tus resultados y comprendes la importancia de tomar mejores decisiones, de tomar decisiones basadas en lo que realmente quieres y no sólo en tus deseos impulsivos.

Desarrollo Personal - Seiiti Arata, Arata Academy

El mito del sistema que nos obliga a hacer lo que no queremos

Siempre que alguien dice que no tienes que hacer lo que no quieres, la primera cosa que hacemos es actuar de manera reactiva.

Luego nos viene a la mente la idea de que “el sistema” nos obliga a hacer varias cosas que no queremos.

Supuestamente estamos obligados a tener un trabajo que no nos gusta sólo para pagar las facturas a final de mes. Estamos obligados a tratar con personas desagradables por cuestiones de ética social. Incluso somos obligados a actuar en contra de nuestros valores debido a presiones externas.

Sé que es así como nos enseñaron a pensar, pero la verdad es que todo esto no es más que un mito. No es más que otra historia de escasez que has escuchado tantas veces que has acabado interpretándola como realidad.

La buena noticia es que puedes sustituir este mito por una historia de abundancia. Puedes desaprender estas lecciones equivocadas y empezar a contarte a ti mismo una historia en la que tus acciones estén basadas en lo que realmente quieres y no en lo que la sociedad espera de ti.

Vamos a imaginar que sinceramente odias tu trabajo burocrático, a tu jefe maleducado y a tus colegas de trabajo chismosos. ¿Estás obligado a trabajar en ese lugar? No.

Eres libre de renunciar en cualquier momento. Tienes la opción de quedarte sin empleo. O de aceptar una propuesta para trabajar en otro lugar. O de iniciar un negocio propio en paralelo a tu empleo hasta sentirte seguro para renunciar.

En cualquier caso, date cuenta que es tu decisión seguir en tu empleo actual. Tú no tienes que trabajar. Estás escogiendo trabajar e ir a tu puesto de trabajo actual. 

Y el día en que la incomodidad, sea por la naturaleza burocrática del trabajo, sea por los roces con tu jefe o por las decepciones con tus colegas de trabajo… el día que esa incomodidad se vuelva algo insoportable, será tu decisión renunciar y partir hacia nuevos horizontes.

Dominar la diferencia entre desear y querer puede ser el punto de partida para conseguir cumplir tus grandes objetivos de vida. (120) - Seiiti Arata, Arata Academy

No todo es decisión tuya, obviamente. Tal vez en este escenario, aun participando profesionalmente en tu trabajo, la empresa tenga dificultades financieras y tu jefe te despida junto a otras personas. Tal vez los colegas chismosos creen alguna historia para sabotearte y seas despedido injustamente. Tal vez caiga un rayo encima de la empresa y cuando llegues por la mañana a la oficina descubras que la empresa ya no existe.

Todos estos son acontecimientos naturales de la vida sobre los cuales tienes poco o ningún control. La vida es así y, si aprendes a vivir el momento presente y ver las cosas como son, estarás libre de la falsa creencia de que, si todo fuese diferente, serías más feliz.

Hoy conversamos sobre la sutil diferencia entre lo que deseas impulsivamente y lo que realmente quieres para tu vida.

Existen cuatro lecciones sobre esto que yo valoro mucho. La primera lección es entender las consecuencias de nuestras decisiones. Si no eres consciente de las consecuencias de tus decisiones, tu vida difícilmente encontrará un equilibrio para llevarte rumbo a tus mayores objetivos.

La segunda lección es que no queremos ser prisioneros de nuestros deseos. Tampoco queremos acabar con nuestros deseos. Queremos utilizar los deseos como una herramienta de motivación positiva.

La tercera lección es que la mejor forma de no ser esclavo de los propios deseos es cambiar de perspectiva. Al cambiar una perspectiva de escasez por una perspectiva de abundancia, notamos que tenemos diferentes tipos de decisiones. Y cada decisión tiene diferentes consecuencias. Tomando las decisiones es que aumentamos nuestro querer y controlamos nuestro desear. Podemos sinceramente decir “deseo, pero no quiero”.

Y la cuarta lección es que la única forma de sustituir tus decisiones impulsivas por escogencias conscientes es invertir en tu propio desarrollo personal. Es buscar, estudiar, planificar y principalmente observar tus errores y aciertos para tener control de tu propia vida.

Para comenzar, sugiero que pases la próxima semana prestando atención a tu lenguaje. En vez de decir que no puedes hacer algo, explica lo que realmente quieres hacer. Recuerda que siempre existe una opción y que no estás obligado a hacer nada que realmente no quieras.

Por cierto, si lo que realmente quieres es crecer aún más como persona, te invito a visitar este link para ver una clase especial sobre cómo alcanzar mejoras en tu vida comenzando por ti mismo.