El arte de la buena conversación

¡Hola! Seiiti Arata Cuando la gente manda un mensaje por el grupo de amigos o de la familia, cuando llamamos por teléfono o incluso cuando nos encontramos con alguien en persona, se está llevando a cabo un intercambio de información. Pero esto no significa que exista una comunicación de verdad, una buena conversación.

1. ¿Qué es una buena conversación?

Es cuando los participantes de la conversación se van sintiéndose mejor que cuando llegaron. Tuvo lugar un intercambio valioso, una interacción genuina. A veces profunda. Revelamos nuestro mejor lado y nos presentamos ante la otra persona con la oportunidad de que haga lo mismo, que saque su mejor lado.

Es cuando somos auténticos y mantenemos el respeto y apreciamos la diversidad de cada opinión.

Date cuenta entonces que una buena conversación va más allá de un simple intercambio de información.

Estas son solo unas ideas para empezar. Al final, eres tú el que va a definir lo que es para ti una buena conversación.

Párate un segundo y recuerda una buena conversación que hayas tenido en tu vida. ¿Qué elementos, qué componentes te han permitido decir que esa fue una buena conversación? ¿Qué ocurría? O, ¿Qué no ocurría?

Es muy común escuchar relatos de los que se quejan de conversaciones de baja calidad: interacciones superficiales, previsibles… y que a veces causan ansiedad, o son irritantes.

2. Estamos creando burbujas que nos aíslan

Estamos viviendo en una época peligrosa para nuestra felicidad y nuestras relaciones. En el libro The Lost Art of Good Conversation vimos cómo un sabio nos alertó sobre un triste futuro en el que tendría lugar una erosión de la consciencia humana.

En este escenario, la buena educación y las buenas conversaciones desaparecen. En lugar de construir una sociedad basada en principios dignos, nos acabamos aislando en burbujas y estamos constantemente distraídos con aparatos electrónicos y nuestras posesiones. Esta distracción nos aleja de la verdadera felicidad.

Por un lado, la intolerancia y el extremismo aumentan y al mismo tiempo dejamos de cultivar límites saludables y aceptamos desvíos de comportamiento como si fuesen algo normal.

ENFOQUE - Seiiti Arata, Arata Academy

3. La prisa arruina la calidad de conversación

La falta de paciencia y la constante búsqueda por mayor velocidad hacen que tengamos menos reflexión antes de expresarnos.

Queremos escuchar con calma. Dejar que la otra persona concluya sus pensamientos. Decir frases con sentido. Hablar con claridad. Respirar, mantener la postura, el decoro, el respeto.

¿Cómo vas a reflexionar? Primero, practica la empatía antes de actuar. Intenta entender la causa de las emociones del otro, poniéndote en su lugar. Haz preguntas.

Cuando reflexionamos antes de hablar, aquello que decimos tiene más fuerza porque es un mensaje empoderado por la intención.

Cuando estés atrapado en una conversación tóxica, ofensiva, irónica, cruel o abusiva, presta atención en la velocidad en la que está yendo la dinámica de la conversación. Mucha prisa lleva a la ansiedad y a la falta de reflexión. De esto predomina el lenguaje negativo.

4. Rabia y odio a través de las redes sociales

Date cuenta cuán fácil es proyectar nuestra rabia en mensajes de odio a través de las redes sociales.

De cierta manera, la interacción intermediada por el ordenador nos transforma en personajes. Difícilmente habría sido manifestado de la misma manera en una conversación cara a cara, tomando un café, ese comentario ofensivo dicho por redes sociales.

Cuidado con el apego. Existe una necesidad humana muy fuerte por encontrar coherencia y sentido a nuestro alrededor. Cuando estamos ante información conflictiva, perdemos nuestra confianza. En la búsqueda de coherencia, formamos opiniones y preferencias. Esto es normal y saludable.

El problema se da cuando nos empezamos a identificar con estas opiniones, confundiendo nuestra propia identidad. Dejamos que nuestro ego y apego a estas opiniones se fundan con nuestra noción de quiénes somos y, por lo tanto, siempre que estas ideas sean cuestionadas, nos sentimos atacados.

La tecnología es muy importante, nos mantiene conectados. Sin embargo, es necesaria la sabiduría para utilizar bien esta tecnología. No sirve con tener el potencial de conexión. Queremos tener, efectivamente, buenas conversaciones e interacciones.

5. Una buena conversación no tiene ni ganador ni perdedor

No tienes que estar de acuerdo con todo lo que se diga, pero tampoco tienes que discutir y rebatirlo todo.

Una buena conversación acepta que cada persona es diferente, y tiene distintas experiencias, perspectivas, valores, y opiniones.

No es una gimcana, no es un torneo, ni un campeonato. No hace falta vencer cada debate: cuando te metes en una conversación con el objetivo de ganar la discusión, todos pierden.

La buena conversación depende de la abertura, y si entramos en la conversación con una opinión fija y sin interés por entender perspectivas diferentes, no existe dicha abertura. Solo queremos convencer al otro de nuestra perspectiva. Vamos a fracasar al escuchar.

6. Para una buena conversación, es necesario saber escuchar

¿Estás escuchando de verdad? Si tienes problemas a la hora de escuchar o los demás te llaman la atención porque no escuchas de verdad, ¿qué está pasando?

Puede que te sea difícil estar concentrado en el momento presente. Para escuchar, es necesario que prestes atención y estés centrado.

-¿Estás juzgando lo que se ha dicho, si este o aquel otro mensaje es erróneo?

-¿Estás evaluando si lo que la otra persona está hablando te gusta?

-¿Estás buscando contraargumentos o excepciones de la idea que te están presentando?

-¿Estás comparando lo que se ha dicho con tu propia experiencia?

-¿Te estás imaginando qué harías tú en esa situación?

-¿Qué tipo de solución tienes, qué consejo tienes?

Todas estas actividades mentales tienden a volverse una bola de nieve. Empiezan de forma inofensiva pero de repente ya no estás escuchando lo que se está diciendo. Estás navegando por tus propios pensamientos y te has desconectado de la conversación con la otra persona.

Te vas a desconectar tanto que no vas a querer que la otra persona siga hablando y la acabarás interrumpiendo.

7. Para una buena conversación, es necesario estar presente

Nos falta el estado de atención plena, mindfulness, que es la base del discernimiento y la consciencia.

El problema es que estamos cada vez más acostumbrado a los diferentes tipos de distracción y tenemos más y más problemas con el enfoque. Muchas veces evitamos iniciar conversaciones de verdad porque exigen mucha atención. Y la atención es un recurso cada vez más escaso.

Cuando estamos presentes en el ahora, aumentamos el respeto dentro de la interacción. Aumentas el respeto propio y por lo tanto, también vas a respetar más a la otra persona.

Para una buena conversación debes estar presente. Y para eso debes sabes escuchar. Para escuchar, necesitas saber controlar tu prisa y tu ansiedad. Para todo esto debes tener control de tu propio enfoque.

Sé honesto contigo mismo. Te estás dando cuenta de la importancia de mantener un alto grado de consciencia en tus interacciones. ¿Con qué personas conversas de verdad? ¿Cómo va el equilibrio entre el tiempo que conversas de verdad con presencia total, y los momentos de tu vida en los que tienes el enfoque repartido en múltiples interacciones superficiales? ¿Cuándo fue la última buena conversación con alguien de verdad?

Si tienes problemas para controlar tu enfoque te invito a visitar el link y a realizar los ejercicios para aumentar tu capacidad de enfoque.