Hemos visto que la resiliencia es la capacidad de enfrentarse a problemas, soportar la presión y adaptarse a los cambios. Esta es una habilidad extremadamente importante para un mundo de cambios cada vez más rápidos.
En esta clase especial, vamos a ver en detalle las características que tienes que adquirir para convertirte en una persona más resiliente.
Para ello, vamos a usar las enseñanzas del profesor Paulo Sabbag, que ha creado una escala para evaluar el nivel de resiliencia e profesionales con éxito.
La escala mide nueve características presentes en personas con alta resiliencia. Vamos a ver cada una de ellas y a entender cómo puedes practicar esas habilidades para tener más resiliencia.
1. Autoeficacia
La eficacia es el poder que tiene una causa de producir un determinado efecto. La autoeficacia es tener ese poder sobre uno mismo.
Una persona resiliente tiene la capacidad de reconocer los problemas que tiene delante, crear un plan para resolver esos problemas y ejecutar de forma efectiva ese plan.
Esta primera característica de las personas resilientes es una especie de combustible para la segunda: la solución de problemas.
2. Solución de problemas
El emperador Marco Aurelio decía que lo que impide la acción favorece la acción, y lo que se interpone en el camino se convierte en el camino. Es decir, el obstáculo es el propio camino.
Con la creencia en la propia eficacia, quien tiene resiliencia puede resolver problemas de forma más objetiva que la persona promedio.
La diferencia está en la acción: la persona no se deja frenar por las dificultades que se le aparezcan. Al contrario, entiende que el obstáculo es el camino, que el problema es parte de la solución.
En vez de considerar a los problemas como un cuerpo extraño que nos invade y se pone entre nosotros y lo que aspiramos a ser, las personas resilientes entienden que superar esos problemas es exactamente el camino para cumplir sus objetivos.
A lo que solemos llamar problemas, esa tensión entre lo que somos y lo que queremos ser, entre nuestra situación real y la situación que deseamos, es la propia sustancia de la vida desde el punto de vista de una persona resiliente.
3. Abstinencia
Séneca decía que la primera víctima de la falta de abstinencia es tu propia libertad. Si bebes demasiado, duermes demasiado, trabajas demasiado o te excedes en cualquier otro hábito, tu libertad queda comprometida por el exceso. Te conviertes en un esclavo de tus excesos.
La virtud de la abstinencia consigue controlar nuestra propia impulsividad. Consigue regular las emociones con flexibilidad, manteniendo la serenidad en situaciones de presión.
4. Empatía
La empatía es la capacidad que tiene una persona de ponerse en el lugar de otra, y ver el problema desde el punto de vista de esa otra persona. Muchos sabios consideran la empatía como la cualidad humana más preciada.
La persona que consigue proyectar sentimientos en terceros también tiende a tener una mayor resiliencia, ya que la mayor parte de nuestros problemas involucra a otras personas. Y saber lidiar con las personas, entender su punto de vista, ya es tener medio camino andado para resolver cualquier problema.
5. Proactividad
Ser proactivo es tener un comportamiento que es fruto de tu propia decisión consciente, una decisión basada en una escala de valores, en una planificación de vida. Y no una decisión que viene de un condicionamiento o se basa en sentimientos egoístas.
Ser proactivo es más que tomar iniciativas. Es reconocer que somos responsables por nuestras decisiones y que tenemos la libertad de escoger basándonos en principios y valores en vez de estados de ánimo o circunstancias.
En el curso Planificando Tu Vida, uno de los pilares para crear una planificación eficiente, capaz de transformar tus mayores sueños en realidad, es precisamente el pilar de la proactividad.
Las personas proactivas son agentes de cambio, y no presentan un comportamiento reactivo o se hacen las víctimas cuando algo no sale como habían planeado. Gracias a ello, son capaces de tener más resiliencia para adaptarse a los problemas que vayan surgiendo durante la ejecución del plan.
6. Competencia social
Difícilmente encontrarás a alguien resiliente solo. La interacción con otras personas es fundamental para superar situaciones de presión.
Puedes entender mejor el concepto de competencia social recordando alguna situación en la que necesitaste la ayuda de otras personas para superar un problema y volver a tu estado de antes del problema. Puede ser una comunidad virtual, un grupo de amigos, tu familia… una persona resiliente es competente en mantener una búsqueda de apoyo proactiva y flexible en la sociedad en la que vive.
7. Tenacidad
Al igual que la resiliencia, la tenacidad también es un término que proviene de la física.
La tenacidad es una medida de la cantidad de energía que un material puede absorber antes de romperse.
Transportada a la psicología, la tenacidad representa la capacidad que tiene una persona de absorber contratiempos, desilusiones e incluso injusticias sin abandonar el objetivo que tiene en mente.
8. Optimismo
Uno de los secretos de la resiliencia es saber tolerar inseguridades y ambigüedades esperando que, al final, el problema se resuelva de la mejor forma posible.
Para ello, una buena dosis de optimismo es esencial para tener un poco de estabilidad mental y emocional en períodos de tensión.
Un ejemplo excelente de optimismo resiliente es el del médico psiquiatra Viktor Frankl, autor del libro El Hombre En Busca de Sentido.
El libro cuenta cómo Frankl consiguió sobrevivir a un campo de concentración nazi explorando el sentido existencial de las personas y la dimensión espiritual de la existencia, en lo que él mismo definió como tesis del optimismo trágico.
He grabado un vídeo sobre este libro, que puedes ver en en este link.
9. Flexibilidad mental
La novena y última característica es probablemente la característica que más define una persona resiliente.
La flexibilidad mental te permite adaptarte a diferentes situaciones, por más difíciles que sean, para encontrar formas creativas de salir del problema y volver a la normalidad,
Esto significa saber controlar las emociones, mantener la calma y cómo actuar según lo que pida cada situación.
En un mundo en el que todo cambia continuamente, a una velocidad aterradora, tener más resiliencia es algo que te va a ayudar a vencer diversos desafíos y a desarrollarse como persona.
El principal objetivo de la resiliencia no de restaurar el pasado, no es esquivar problemas, no es ser invencible.
Es sencillamente generar las condiciones necesarias para mejorar continuamente, aprendiendo de los errores y manteniendo tu propósito mientras te adaptas a cualquier situación que aparezca.
Para ello, tienes que estar practicando siempre las nueve habilidades de las personas altamente resilientes: Autoeficacia, Solución de problemas, Abstinencia, Empatía, Proactividad, Competencia social, Tenacidad, Optimismo y Flexibilidad mental.
Con esas habilidades, tendrás casi todo lo que necesitas para conseguir tus mayores objetivos. Si quieres un método estructurado para conseguir esos objetivos, te invito a conocer el curso Planificando Tu Vida.
Este es un curso práctico de Arata Academy para ayudarte a crear tu planificación de vida basándote en tres pilares: Propósito, Proactividad y Protagonismo.