¡Hola! Seiiti Arata. Si sientes nerviosismo, ansiedad, o no tienes suficiente seguridad, puedes cambiar todo eso sencillamente cambiando tu lenguaje corporal.
El lenguaje corporal es la postura que adoptamos, la forma en la que nos movemos e incluso las expresiones que hacemos con la cara. Se llama lenguaje porque existe un tipo de comunicación, una interacción. Esta interacción puede ser con otras personas. Cómo juzgamos a los demás. Cómo nos juzgan los demás. Y también es una comunicación contigo mismo.
El lenguaje corporal afecta a la forma en la que nos ven los demás, pero también puede cambiar la forma en la que nos vemos a nosotros mismos. ¿Cómo hablas contigo mismo? ¿Qué te dices a ti mismo?
Además de la forma en la que verbalizas la comunicación contigo mismo, es necesario ser consciente de la forma en la que tu cuerpo se comunica contigo de forma no verbal.
Puedes tener más seguridad cambiando tu postura.
Amy Cuddy argumenta que las “poses de poder” pueden aumentar la sensación de seguridad y tener un impacto en nuestras posibilidades de éxito. Usas la pose de poder al estar en una postura de seguridad, aunque todavía no te sientas seguro o segura.
Utilizas la postura corporal para revelar tu estado mental, y a tu estado mental también le afecta tu postura corporal. Dicen que incluso hormonas como la cortisona y la testosterona pueden ser afectados por el cambio de postura, sin embargo esta es una afirmación que se está cuestionando hoy en día.
Aunque las poses de poder no lleguen a causar cambios hormonales, adoptar una postura más segura puede mejorar mucho la forma en la que pensamos, sentimos y actuamos.
Todos los animales de forma instintiva comunican diferentes señales para ser mayores, menores, más ruidosos o silenciosos en diferentes situaciones.
En el caso de la especie humana, encogerse representa una pequeñez, un deseo de ser invisible, de no molestar, de no ocupar espacio, de decir que no perteneces. La posición fetal es la señal más clara de un estado frágil. Es un encorvamiento, un cierre del cuerpo, como si quisiese volver a la barriga de la madre.
También existe otro significado de lenguaje corporal con encogimiento, que es la reverencia. En la reverencia, nos encurvamos para mostrar respeto. Pero en otras situaciones, como por ejemplo al caminar por los pasillos de la facultad o de la empresa, si ando cabizbajo, con pasos cortos y apresurados, evitando el contacto visual, con las rodillas juntas, significa que no me siento seguro y quizá me esté poniendo en una posición inferior.
Como si no quisiera molestar a los demás con mi presencia. Me siento inapropiado. Creo que a la gente le molesta mi existencia. Tengo sentimientos de vergüenza. Por eso los movimientos cortos, pasos cortos, las piernas con las rodillas pegadas, manos que se mueven de forma limitada, como un tiranosauro, y lenguaje corto, frases cortas, voz baja, indican que no quieres ser visto.
Usa el lenguaje corporal adecuado para cada situación.
Nuestra comunicación no es sólo verbal. Es decir, no importa sólo lo que decimos, sino también cómo lo decimos. Tu postura, tu mirada, la forma en la que te mueves, incluso la ropa que usas, todo esto comunica tanto o incluso más que las palabras que dices.
Y de la misma forma en la que utilizas palabras diferentes para cada tipo de situación, tu lenguaje corporal también tiene que adaptarse al contexto. Sólo tienes que pensar que no hablas de la misma forma con un amigo de la infancia que cuando hablas con tu jefe.
Para comunicarse de forma asertiva, lo ideal es adoptar un lenguaje corporal fuerte, seguro y relajado. Esto incluye mantener una postura erguida, con los hombros hacia atrás y la cabeza alta.
Intenta no cerrarte. Cruzar los brazos o incluso las piernas puede mandar la señal de que no estás abierto a escuchar lo que la otra persona tiene que decir.
Intenta no cruzar los brazos ni las piernas y ten el rostro con expresiones que muestren que estás atento, ya sea cerrando un poco los ojos o incluso levantando un poco las cejas. Pero esto tiene que hacerse de forma natural. No puedes estar tenso, sino que tienes que estar atento a tu cuerpo y a tu compostura.
Para conseguir hacerlo de forma relajada, lo ideal es que practiques. Las primeras veces, adoptar este tipo de postura no será algo natural. Las primeras veces, intenta prestar atención a la tensión muscular de tu cuerpo. Cuando te haga falta, estírate un poco o respira hondo para relajar los músculos.
Con el tiempo y la práctica, adoptar cada vez más una postura asertiva será parte de quién eres realmente. Y así, dentro de poco, conseguirás tener una buena postura de forma relajada y natural.
Cuidado hacia dónde miras.
Además de la postura corporal, tu mirada dice mucho sobre lo que estás pensando. Lo ideal es mantener contacto visual directo con la persona con la que estás conversando, pero no de forma fija, sin pestañear, con los ojos muy abiertos.
Sí, tienes que hacer contacto visual, pero de forma relajada, demostrando que estás atento a lo que dice la otra persona. Evitar mirar hacia otras partes del cuerpo de la persona y, sobre todo, no mires el móvil mientras está hablando la otra persona.
A veces, mirar hacia abajo también puede indicar que estás entendiendo el mensaje. Por ejemplo, si te está regañando tu jefe por hacer algo mal, mirar hacia abajo puede demostrar que admites tu error y estás recibiendo la bronca de forma consciente.
Aquí, una vez más, es el contexto quien te va a decir hacia dónde tienes que mirar. Hay momentos para mirar fijamente y momentos en los que desviar la mirada, lo importante es ser consciente de adecuar tu lenguaje corporal a lo que exija la situación.
Mejor que poner una pose de confianza, es tener confianza de verdad.
La idea de hacer poses de poder para sentirte con más confianza es muy útil cuando necesitas dosis extra de confianza en situaciones específicas.
Si no tienes una buena autoestima, vas a dejar que aparezcan señales de debilidad en tu lenguaje corporal. Los demás van a darse cuenta y pueden tratarse inconscientemente con menos respeto, y esto puede agravar aún más la forma en la que te sientes, en una espiral negativa.
Pero no dependas demasiado de estas poses de poder. En vez de hacer poses de poder todo el tiempo, si la falta de confianza es un problema en tu vida, lo mejor es trabajar tu desarrollo como persona para realmente convertirte en alguien con más confianza.
Esto se hace poco a poco. Empiezas a leer más, a estudiar ciertos aspectos de tu comportamiento humano, a conocerte mejor. Poco a poco vas mejorando tu intelecto, tu físico, tu postura.
Mientras esto va sucediendo, vas usando las poses de poder siempre que lo necesites, pero teniendo como meta no necesitar usar esta técnica.
El lenguaje corporal es tan importante o incluso más importante que el lenguaje verbal. Si quieres tener más confianza para cambiar la forma en la que piensas, sientes y actúas, puedes forzarte a adoptar posturas específicas – llamadas poses de poder.
Pero lo ideal es no apoyarse solamente en estas poses de poder. Lo mejor es desarrollarse como persona para no necesitar esas poses de poder, para tener una buena postura siempre y de forma natural.
La solución para todo esto es trabajar tu identidad y así naturalmente proyectar una comunicación de mayor confianza. Puedes hacer esto a partir de hoy mismo, descubriendo el curso Desarrollo Personal en este link.