¡Hola! Seiiti Arata. El consejo más práctico para quienes quieran reducir el uso de las redes sociales es el siguiente: modificar el comportamiento, pasando del uso pasivo al activo. Para ello, primero tienes que admitir que eres adicto a las redes sociales. Que no puedes pasar un día entero sin revisar Instagram, Twitter, TikTok, Facebook, Telegram, Whatsapp o cualquier otra red que te llame la atención. Si tienes dudas al respecto, echa un vistazo a tu registro de tiempo de uso del móvil y comprueba cuánto tiempo pasas al día utilizando estas redes.
En realidad, no importa cómo hayas terminado siendo adicto a las redes sociales. Lo que necesitas ahora es tomar la decisión de superar esta adicción, sin tener que dejar las redes sociales por completo. Al fin y al cabo, las redes sociales tienen sus ventajas: permiten el contacto con amigos y familiares, estar al tanto de lo que ocurre, promocionar tu trabajo y encontrar oportunidades de negocio.
Pero todas estas ventajas pasarán a un segundo plano si eres adicto. Si te quedas mirando el teléfono hasta minutos antes de irte a dormir y, en cuanto te despiertas, lo coges para comprobar lo que se ha publicado en las redes durante la noche. Si pasas una, dos, tres o incluso más horas al día alternando entre una red y otra, siempre buscando algo nuevo, siempre temiendo perderte algo.
Existen varias técnicas y estrategias para librarse de esta adicción. Pero básicamente se pueden resumir en lo siguiente: tienes que reasumir el control de lo que la adicción está controlando actualmente, tu enfoque.
Para que seas tú quien controle tu enfoque y no las redes sociales, debes adoptar un comportamiento activo.
La adicción a las redes sociales nos pone en una especie de piloto automático. Sin saber siquiera por qué, abrimos la aplicación de la red social nada más desbloquear la pantalla del móvil. Cada vez que hacemos una pausa, echamos un vistazo. Si estamos en una cola, abrimos inmediatamente la aplicación. Si vamos al baño, si tenemos que esperar a alguien, e incluso cuando el semáforo está en rojo.
Además, cada vez que aparece una notificación en la pantalla diciendo que alguien ha publicado algo, sentimos la urgencia de comprobar lo que se ha publicado. Aunque el noventa y nueve por ciento de las veces no sea gran cosa.
Cuando nos encontramos en esta situación, sin control sobre nuestras acciones, podemos darnos cuenta de que nuestro enfoque está siendo controlado por la adicción a las redes sociales. No somos nosotros los que elegimos activamente cuándo abrir una red social y cuánto tiempo queremos pasar en ella.
Muchas veces sólo vamos a echar un vistazo en una red social y, antes de darnos cuenta, ya hemos pasado más de media hora desplazándonos por el feed, viendo fotos, vídeos, memes y todo lo que aparece ante nosotros.
La solución para superar esta adicción, por tanto, es recuperar el control de nuestro enfoque y empezar a tener un comportamiento activo en las redes sociales. Un comportamiento en el que tú eres quien determina qué, cuándo y cómo vas a utilizar las redes sociales.
Utiliza la tecnología a tu favor para empezar a tener un comportamiento activo.
No tienes que depender únicamente de tu fuerza de voluntad para deshacerte de tu adicción a las redes sociales. Este trabajo será mucho más fácil si utilizas la propia tecnología a tu favor.
El primer paso es desactivar todas las notificaciones de las redes sociales. Entra en la configuración de cada una de ellas y desactiva la opción de notificar cada vez que alguien publique algo, le guste algo, te etiquete en una publicación. Si estás en grupos de mensajería, desactiva también esas notificaciones.
Considera la posibilidad de dejar activadas sólo las notificaciones de cuando una persona te envía un mensaje directamente a ti en una aplicación. Todas las demás pueden ser desactivadas.
El segundo paso es limitar automáticamente el tiempo que vas a pasar en cada red social. Todos los teléfonos móviles modernos tienen esta función. Tú eliges la aplicación y determinas a qué hora se puede abrir y el tiempo máximo al día que se puede utilizar.
Tú defines esos tiempos y horarios. No hay una regla general. Puede ser que una persona quiera dedicar un máximo de treinta minutos al día a las redes sociales y esto solo durante la noche, mientras que otra quiera dedicar un máximo de una hora solo por la mañana. Comprueba qué horarios y límites son los más adecuados para ti.
Algo que puedes probar es crear un momento de desconexión antes de acostarte y después de despertarte, sobre todo si eres de los que hoy en día utilizan el móvil hasta minutos antes de acostarse, duermen con él al lado y cogen el teléfono como primera actividad del día.
Si ese es tu caso, intenta tener al menos una hora libre de redes sociales antes de irte a la cama y al menos una hora después de levantarte. Utiliza este tiempo para practicar tus rituales nocturnos y matutinos, incluyendo actividades que hoy crees que no tienes tiempo para hacer, como leer un libro, meditar, hablar con tu familia o hacer ejercicio.
Los primeros días puede que sufras de FOMO – fear of missing out (miedo a perderte algo), pero pronto verás que en realidad no te pierdes nada. Si quieres reducir esa sensación de pérdida, prueba a ocultar los iconos de las aplicaciones en una carpeta, eliminandolos de la pantalla principal del teléfono, o considera el uso de las redes solo cuando estés en el ordenador.
El tercer y último paso es dejar de seguir perfiles y grupos que no te aportan nada. ¿Conoces esos perfiles que las personas siguen solo para sentirse enfadadas? Simplemente deja de seguirlos. Es mejor para ti.
Y aún hay más: cuando te enfadas por alguna tontería que ha escrito una persona y respondes para demostrar que está equivocada, acabas de caer en la trampa del compromiso. Hay gente que escribe tonterías a propósito en las redes sociales porque eso atrae a la gente a comentar y esto hace que el algoritmo le dé poder a esa persona. Por lo tanto, el silencio es la mejor manera de evitar esa trampa.
Aprovecha y silencia o bloquea los perfiles que aparecen en tu timeline o incluso las palabras que no quieres seguir.
En casos más avanzados, puedes utilizar extensiones o aplicaciones que ayuden a ocultar los trending topics, las pestañas de exploración y los anuncios. O puedes decidir desintoxicarte y dejar de usar las redes sociales durante un periodo determinado, que puede ser de una semana a un mes. Algunas redes permiten incluso desactivar temporalmente la cuenta sin tener que borrarlo todo. Se trata de un tratamiento de choque para que rompas la adicción y después vuelvas a usar las aplicaciones con intención y responsabilidad.
Si utilizas las redes sociales para trabajar y realmente necesitas publicar, puedes utilizar aplicaciones que te permiten publicar tus contenidos sin que tengas que entrar en cada una de las redes. Al fin y al cabo, cada vez que nos conectamos, echamos un vistazo y podemos ser absorbidos por un feed interminable de publicaciones.
Ni siquiera toda la tecnología del mundo acabará tu adicción si no mantienes toda tu atención en lo que estás haciendo.
Todos los consejos que estamos viendo aquí realmente te ayudan a superar la adicción a las redes sociales. Es como el juego del gato y el ratón: instalas algo que te ayuda a reducir tu adicción y luego aparece algo que te ayuda a romper el bloqueo. Así que, en lugar de limitarse a buscar estas herramientas, es mejor entender su porqué y desarrollar mejores hábitos.
Ninguna tecnología funcionará por sí sola durante mucho tiempo si no eres consciente de lo que haces y de por qué lo haces.
Si eres adicto a las redes sociales es porque te aportan algún beneficio, algo bueno. Si intentas separarte por completo o limitar tu acceso a esas cosas buenas, tarde o temprano acabarás desistiendo, acabando con los límites y volviendo a usarlas como lo hacías antes.
Así que, antes de poner en práctica estos consejos, piensa bien por qué estás haciendo todo esto. Piensa que quieres aprovechar las redes sociales y al mismo tiempo seguir teniendo tiempo, concentración y energía para hacer otras cosas, para producir mejor, para cultivar tus aficiones, para simplemente prestar atención a otras cosas.
De hecho, es bueno que primero definas qué vas a hacer con todo el tiempo que has ganado al deshacerte de tu adicción a las redes sociales. ¿Vas a trabajar más? ¿Vas a leer más libros? ¿Vas a hacer ejercicio? Tener estas opciones claras es importante para que no te sientas aburrido con tu tiempo libre y para que no caigas en la tentación de volver a usarlas demasiado tiempo.
Una vez que hayas definido tus motivos y las actividades sustitutivas, prueba a utilizar técnicas de atención plena para ver si realmente estás haciendo lo que te has propuesto. Nadie te dijo que debías reducir el uso de las redes sociales; fuiste tú mismo quien lo descubrió y decidió cambiar. Así que cada vez que te sorprendas queriendo volver a usarlas fuera de horario y fuera de los límites mientras estás en la cama, vuelve a pensar en por qué lo hiciste.
Si las utilizas con intención y responsabilidad, las redes sociales pueden aportar muchos beneficios a tus relaciones con otras personas e incluso a la promoción de tu carrera o de tus negocios. Pero este uso con intención y responsabilidad requiere un comportamiento activo, con atención, para que así tengas el control de tu foco de atención y no te dejes controlar por la adicción.
Para deshacerte de la adicción a las redes sociales tienes que tomar el control de lo que las redes sociales están controlando: tu enfoque.
Hay dos formas de hacerlo y deben utilizarse conjuntamente. La primera forma es utilizando la tecnología para limitar su acceso, controlar las notificaciones y dejar de seguir a quienes no aportan nada. La segunda forma es cambiar tu actitud hacia las redes, adoptando un comportamiento más activo para usar las aplicaciones con más intención y responsabilidad, entendiendo por qué estás usando cada red.
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