¡Hola! Seiiti Arata. Hay miles de materiales en internet que dicen que te van a enseñar a levantarte temprano. Pero vamos a ser sinceros: levantarse temprano es muy fácil. Sólo tienes que poner un despertador bien alto y lejos de la cama. Por ejemplo, deja el despertador a todo volumen en la cocina, al lado de la cafetera, bébete el café justo después y listo: te has levantado.
Lo difícil es levantarse temprano sin estar somnoliento todo el día. Ese es el verdadero problema: cuando tienes que levantarte más temprano que de costumbre, te pasas el día entero con sueño. Parece que la batería no se te ha cargado y vas como un zombie, sin poder ser productivo.
Para resolver ese problema, ponerte el despertador bien alto y lejos de la cama no es suficiente. Tienes que combinar varias estrategias, como conocer tu cuerpo, dormir mejor y cuidar de tu salud. Sobre todo, tienes que entender que, para levantarte más temprano y tener energía durante el día, tienes que DORMIRTE más temprano.
Aprende a escuchar a tu cuerpo para saber cuántas horas necesitas dormir para no ser un zombi al día siguiente.
Para levantarte más temprano sin morirte de sueño al día siguiente, tienes que dormirte antes. Y eso sólo lo puedes hacer si sabes exactamente la hora a la que necesitas irte a dormir.
Ya habrás oído hablar de que necesitamos ocho horas de sueño. Pero, ¿te has parado a pensar en qué tipo de persona necesita ocho horas de sueño? ¿Un atleta adolescente necesita la misma cantidad de sueño que un adulto sedentario?
La verdad es que cada persona tiene un organismo diferente. Ocho horas de sueño es una referencia. Pero algunas personas funcionan bien con seis, y otras necesitan diez. Y este número también varía en la misma persona, dependiendo del día.
Si has tenido un día duro y estresante, si has comido mal o si tu cuerpo se está recuperando de alguna enfermedad, probablemente necesites más horas de sueño.
Ahora bien, si has tenido un día tranquilo, has hecho un poquito de ejercicio, has comido bien y no estás malo, quizá necesites menos horas de sueño. El secreto es aprender a conocer tu organismo.
Solo tú puedes saber cuántas horas de sueño necesitas para sentirte bien al día siguiente.
Este tipo de conocimiento viene de la observación. Empieza a escribir la hora a la que te fuiste a dormir, a la que te despertaste al día siguiente, y cómo te sientes con esa cantidad de sueño. Si no quieres apuntar todo eso, usa aplicaciones que hacen un seguimiento de tu sueño, que ya están disponibles para muchos móviles y smartwatches.
Una vez que entiendas cuántas horas de sueño necesitas para sentirte bien al día siguiente, el segundo y más importante paso para levantarte temprano sin tener sueño todo el día es sencillo: duérmete antes.
Levantarse temprano es una consecuencia de dormirse temprano. Sin uno, el otro no funciona.
Hay muchos consejos y artículos sobre cómo levantarse más temprano. Pero no hay tanta información sobre cómo irse a dormir más temprano.
Con esta presión de ser cada vez más productivos, de exprimirnos al máximo en el día, queremos levantarnos más temprano sin dejar de irnos a dormir tarde.
El resultado es terrible para la salud. La privación de sueño hace tanto daño a la salud que algunos especialistas lo consideran tan nocivo como fumar, beber o no hacer ejercicio.
Por eso, una vez que has escuchado a tu cuerpo y has entendido cuántas horas de sueño necesitas por noche para no levantarte cansado al día siguiente, el próximo paso es matemático. Mira la hora a la que te quieres levantar, y quítale la cantidad de horas que tienes que dormir.
Por ejemplo, si ves que te va bien con siete horas por noche, y te quieres levantar a las seis de la mañana, tienes que irte a dormir a las 11. Once de la noche más siete horas de sueño, te va a dar las seis de la mañana.
Ahora presta atención: tienes que considerar la hora a la que estarás dormido. Y no la hora a la que te vas a la cama.
Con el mismo ejemplo, imagina que te fuiste a dormir a las once, pero tardaste media hora en dormirte. En este caso, has dormido seis horas y media. Así, puede que tengas sueño al día siguiente.
Por lo tanto, ten en cuenta el tiempo que tardas en dormirte. Hay gente que se puede dormir rápido, en diez o quince minutos. Pero hay gente que tarda media hora o más en dormirse.
Este tiempo hasta dormirte está influenciado por muchos factores, desde tu ansiedad hasta lo que has comido en el día. Si te cuesta conciliar el sueño, evita durante la noche la cafeína, el tabaco, los refrescos, las pantallas de móviles y las actividades estimulantes. Ve desacelerando cuando llegue la noche para que puedas irte a la cama más tranquilo.
Además de irte a dormir antes, tienes que dormir mejor para no levantarte con sueño.
Una buena noche de sueño no se mide sólo en cantidad. La calidad es esencial.
Si duermes en un ambiente claro, cálido, con la televisión encendida, en un colchón incómodo, no importa la cantidad de horas que duermas. Es probable que no tengas un sueño de calidad.
Para resolverlo, tienes que adaptar tu cuarto hasta llegar a las condiciones ideales. Los cuatro factores más importantes son luz, temperatura, ruido y el equipamiento.
Sobre la luz, lo ideal es tener el cuarto totalmente oscuro. Esto significa lámparas apagadas, tele apagada, el móvil mirando hacia abajo. Si es posible, la ventana cerrada con una buena cortina. Si no lo es, considera ponerte una máscara para dormir.
Lo ideal en cuanto a temperatura es un cuarto ni muy cálido ni muy frío. Eres tú quien va a determinar la temperatura ideal. Dependiendo de donde vivas, quizá esto requiera un ventilador, un aire acondicionado o calefacción.
En cuanto al ruido, lo ideal es el ambiente más silencioso que puedas. Esto es difícil porque no podemos controlar el ruido que viene de la calle o de los vecinos. Pero haz lo que puedas. Por ejemplo, nada de televisión encendida. Nada de móvil sonando toda la noche con notificaciones. Nada de música. Si usas sonido para conciliar el sueño, prográmalo para que se apague después de un tiempo.
Por último, invierte en los mejores equipos que te puedas permitir. Una cama adecuada para tu tamaño, el colchón correcto para tu peso, sábanas y mantas cómodas, pijamas de calidad, una buena almohada… Solo tú puedes determinar cuál es la combinación adecuada para darle calidad a tu sueño.
Pero un último detalle, o nada valdrá la pena: tienes que cuidar de tu salud.
Los que tengan la salud debilitada, probablemente sigan teniendo sueño después de levantarse temprano.
Dormir bien restaura el desgaste que sufre nuestro cuerpo durante el día. Por lo tanto, cuanto más perjudiques a tu cuerpo durante el día, más sueño necesitarás. Y lo peor: si perjudicas mucho tu cuerpo en el día a día, la calidad de sueño cae, y entras en un ciclo vicioso.
Por eso el sueño sufre con comportamientos de riesgo como ser fumador, sufrir ansiedad, estrés, ser obeso o sedentario. Cuando tu cuerpo está en un estado de riesgo, hay mucho trabajo por hacer y poco material de calidad para que tu organismo trabaje.
Por más que quieras forzarlo, no puedes ser muy productivo en unas condiciones pésimas de salud.
Ya sabes cuál es la solución: cuidar mejor de ti mismo. Haz ejercicio, come mejor, no fumes, evita las bebidas alcohólicas y otras sustancias en exceso. Cuida también de tu salud mental para reducir los niveles de estrés y ansiedad.
Haciendo esto, por fin te levantarás temprano sin estar con sueño todo el día, aumentando tu productividad a niveles nunca vistos.
Levantarse temprano es muy fácil. Lo difícil es levantarse temprano sin estar cansado al día siguiente, durmiéndote por las esquinas.
Para librarte de este problema, tienes que saber cuántas horas de sueño necesitas por noche. Entonces te vas a ir a dormir más temprano, a un horario que te permita levantarte a la hora que quieras, sin sueño.
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