¡Aprendizaje Arata! Si tienes un coche y no sabes conducir, ten cuidado. Podrías causar grandes problemas a ti mismo y contra la seguridad de las personas a tu alrededor. Si tienes un ordenador y no lo sabes usar, existe un universo de información al que no tienes acceso.
En otras palabras, no sirve tener el potencial: tenemos que saber aprovecharlo. Y el hecho de tener el cerebro no garantiza que estés pensando de la mejor manera posible.
1. Convierte tus pensamientos de baja calidad en pensamientos de alta calidad
Imagina que has hecho un exámen este fin de semana pasado. Se publican los resultados del exámen y tú, ansioso, decides comprobar cuántas respuestas has acertado. Tu resultado es tan bajo que estás más que seguro de no haber aprobado. ¿qué harías en este momento?
El pensamiento de baja calidad va a hacer que te quedes apenado durante varios minutos, o incluso horas. Te culpas y te da rabia, diciéndote lo tonto e incompetente que eres.
Esta es una manera de utilizar tus pensamientos de modo improductivo. Puede ser que la imagen que tienes de ti mismo acabe siendo afectada. Ponerte a pensar en todo esto puede hacer que ni siquiera tengas ganas de hacer otro examen en el futuro. Acabarás alejándote de la vida académica.
El pensamiento de alta calidad será orientado por la curiosidad. QUerrás entender dónde puedes mejorar. Mirarás tus respuestas equivocadas y buscarás entenderlas mejor. Buscarás las respuestas correctas y su explicación. También mirarás la explicación de las respuestas correctas para estar seguro de que has acertado por tener buenos conocimientos y no por suerte. Este pensamiento de alta calidad permite que mejores continuamente.
2. Entiende la diferencia entre los hechos y tu interpretación de los hechos.
Una cosa es lo que te ocurre a ti o a tu alrededor. Otra, muy diferente, es tu interpretación de lo ha pasado. SI deseas aprender a pensar mejor, es fundamental que tengas clara la diferencia entre los hechos y tu interpretación de los hechos.
Imagina, por ejemplo, aquel día en el que fuiste al mercado de al lado de tu casa, a comprar pan, leche y cosas básicas del día a día. Como necesitabas estos productos con cierta urgencia, saliste de casa sin arreglarte.
Supongamos que estás usando ropa algo vieja y tu pelo está hecho un desastre. En el mercado, te encuentras a una persona conocida, que hace más de cinco años que no veías. Te quedas en duda sobre si saludar o no, principalmente por estar desarreglado. Aún así, decides saludarle. La otra persona mira rápidamente hacia ti algo confundido, se da media vuelta y se va. El hecho en esta historia es que saludaste a una persona y ella no te devolvió el saludo.
Ahora, fíjate en la diferencia entre el hecho y tu interpretación de él. Una posible interpretación es que tu antiguo conocido tenía vergüenza. Al verte tan desarreglado, pensó que era mejor darse la vuelta para no ser visto hablando contigo en público.
Otra posible interpretación es que tu conocido, no sentía vergüenza sino que tenía prisa. Para él, en aquel momento era mejor fingir que no te reconoció y seguir andando. Hay otras posibles interpretaciones. Puede ser que realmente este conocido no te reconociese. Se quedó en duda si realmente estaba hablando con él o con otra persona cercana. Y también podría ser que tu saludo fuese discreto. Tal vez fue por sentirte desarreglado.
Los tipos de pensamiento y emociones que puedes llegar a tener depender mucho de la interpretación del hecho que escojas. En una de ellas, te puedes enfadar con el conocido por haberte ignorado a propósito. En otra interpretación puedes ir hasta donde está tu conocido por detrás, y hablar con más convicción para charlar un poco.
Este solo ha sido un ejemplo. Todos los días nos pasan situaciones en las que realizamos interpretaciones de los hechos a nuestro alrededor. Esto hace que la gente siempre llegue a conclusiones.
Tus pensamientos e interpretaciones dan como resultado tus elecciones y tu comportamiento. Tu opinión y los resultados que obtienes en la vida son el reflejo de lo que pasa en tu cabeza. Por esto, cuando estás decidido a pensar mejor, vas a obtener mejores resultados.
3. Haz lo que tengas que hacer
Finalmente, entiende que la vida fácil acaba siendo una vida dura. Y una vida dura acaba siendo una vida fácil. ¿A qué me refiero con esto?
Imagina que necesitas estudiar algo complicado. Si estás buscando una vida fácil inmediatamente, vas a hacer cualquier otra cosa. Te pondrás a ver la tele, a navegar por internet, a masturbarte, buscar vuelos en promoción, en fin, cualquier tipo de actividad excepto la que tienes que hacer. El resultado de esto es que antes o después necesitarás el conocimiento de lo que no estudiaste en su momento. Y de esta forma, tu vida será extremadamente difícil.
La única forma para hacer lo que tienes que hacer es dando el primer paso y seguir con consistencia. No será fácil. Sin embargo, cuando acabes lo que tenías que haces, tu vida será mucho más fácil.
La mejor manera de aprender cómo pensar es volviéndote un observador de ti mismo. Observa qué calidad de pensamientos tienes. Los resultados que obtienes como consecuencia de tus pensamientos y elecciones. Evalúa si estás feliz con esos resultados.
Si estás satisfecho con tus resultados actuales, continua. Si no es así, identifica cuál es la opción inteligente y busca perfeccionarte y siempre mejorar.
En las áreas de tu vida en las que te has dado cuenta de que no estás satisfecho con los procesos y resultados, cámbialas. Ten coraje para admitir que hay muchos cambios que necesitar hacer. Mantén tu mente abierta y curiosa para seguir desarrollándote. Ten humildad para aceptar la existencia de errores e ineficiencias.Solamente con esta percepción y claridad es cómo vas a obtener los recursos necesarios para encontrar mejoras. En caso contrario, estarás atrapado en la ilusión de que no necesitas cambiar nada. El proceso de mejoría es el desarrollo personal. Y este es el nombre de nuestro nuevo curso que puedes conocer ahora visitando este link.