¡Hola! Seiiti Arata. Casi todo el mundo dice que le gustaría ser rico. Tener más dinero en el banco para comprar lo que quiera, para viajar por el mundo, para tener una jubilación tranquila. Pero ¿te has parado a calcular exactamente cuánto tendrías que ahorrar para considerarte rico?
El concepto de riqueza es muy relativo. La misma cantidad de dinero puede significar riqueza para una persona y no significar mucho para otra. Por eso, si tienes un objetivo general como “quiero ser más rico”, difícilmente vas a alcanzar tu meta. Al fin y al cabo, cuanto más imprecisa es una meta, menores son las posibilidades de que la alcances.
Así que vamos a concretar. Vamos a calcular exactamente, céntimo a céntimo, cuánto dinero tienes que ahorrar para conquistar tu objetivo de ser una persona rica.
Puedes considerarte rico cuando pagas todas tus facturas con ingresos pasivos. Eso es la independencia financiera.
Imagina la siguiente situación. Gastas diez mil al mes para pagar todas tus facturas. Alimentación, vivienda, salud, educación, transporte… juntando todo eso, gastas diez mil todos los meses.
Ahora imagina que, a lo largo de los años, has conseguido llegar a tener dos millones en inversiones. Y esas inversiones generan de media un 0,5% al mes.
El 0,5% de dos millones es exactamente diez mil. O sea, que todos los meses, sin tener que hacer nada, el dinero que has invertido te genera pasivamente una cantidad suficiente para pagar todos tus gastos del mes.
Ese es el concepto de independencia financiera que vamos a utilizar en esta charla. La independencia financiera es cuando recibes pasivamente unos ingresos suficientes como para cubrir todos tus gastos del mes.
Cuando ocurre esto, tienes un alto nivel de libertad y seguridad. No tienes miedo de que te echen del trabajo, de quedarte sin clientes, de no ser capaz de pagar las facturas. No estás atado a un trabajo que no te gusta, no tienes que someterte a situaciones abusivas, puedes irte de vacaciones o cambiar de trabajo cuando quieras.
Para tener todo eso, tienes que centrarte en tres grandes pilares: cuánto gastas, cuánto eres capaz de ahorrar, y cuánto consigues que generen tus inversiones.
El primer paso para alcanzar la independencia financiera es tener claros cuáles son tus gastos. Cuanto menos gastes, antes conseguirás la independencia.
Si ser independiente financieramente significa conseguir pagar todos tus gastos solo con la renta de tus inversiones, tienes que tener claro cuánto cuestan tus gastos.
Por eso, el primer paso para calcular tu independencia financiera es calcular exactamente cuánto gastas al mes.
Para hacer este presupuesto doméstico, apunta exactamente cuánto gastas al mes en cosas como vivienda, salud, educación, alimentación, transporte, energía, teléfono, internet, electrónica, diversión, ropa y otros gastos.
Después, apunta cuántos gastos tienes una vez al año. Impuestos sobre bienes inmuebles y circulación, matrículas escolares, el seguro de hogar o de coche. Debes dividir entre doce estas cantidades anuales para hacerte una idea de cuánto cuestan al mes.
Sumando esas dos categorías, vas a tener una cantidad estimada de cuánto gastas al mes. Ahora ya puedes calcular cuánto tendrías que tener para pagar todos esos gastos con la renta pasiva.
La cantidad de dinero que necesitas acumular depende de tu renta.
Para simplificar la operación vamos a usar números imaginarios. Vamos a suponer que según tu presupuesto doméstico gastas diez mil al mes para pagar todos tus gastos. ¿Cuánto dinero necesitarás acumular para tener una renta pasiva de diez mil al mes?
La respuesta es que depende de tus ingresos netos, después de haber sido descontados los impuestos y la inflación. Si consigues un interés modesto de 0,5% al mes, tendrías que conseguir dos millones. Pero si consigues un rendimiento del uno por ciento al mes, solo tendrías que conseguir la mitad de ese valor: un millón.
Date cuenta de la relación que hay entre los intereses y la cantidad que tienes que conseguir para alcanzar la independencia financiera. Cuanto más rentable sea una inversión, menor cantidad de dinero necesitarás.
Esos intereses pueden venir de inversiones tradicionales como en renta fija, fondos inmobiliarios y acciones. Pero también puedes conseguir una renta pasiva de otras maneras. Puedes recibir alquileres de pisos, derechos de autor por algún libro, música o software que hayas escrito o royalties por algo que hayas creado.
También puedes considerar renta pasiva el dinero que recibes por algún trabajo en el que inviertes tiempo una única vez y después te da beneficios durante mucho tiempo. Por ejemplo, un fotógrafo que hace una foto y luego la pone a la venta en un banco de imágenes, recibe pasivamente un porcentaje de las ventas.
Cualquier dinero que recibas sin tener que estar trabajando activamente por él puede considerarse una renta pasiva de tus inversiones.
La cantidad final para obtener independencia financiera puede asustarte, pero el interés compuesto está a tu favor.
Cuando hagas estos cálculos, puede que te asuste la cantidad que necesitas alcanzar para conseguir ser independiente financieramente. Pero tienes que pensar que, en ese caso, el interés compuesto está a tu favor.
Voy a seguir con el ejemplo de alguien que gasta diez mil al mes y consigue un rendimiento del 0,5%. Esa persona necesitaría conseguir dos millones. Es una cantidad muy alta y puedes pensar que es muy difícil que esa persona consiga ahorrar dos millones.
Si esa persona guardase mil cada mes debajo del colchón, le llevaría unos ciento sesenta años ahorrar dos millones. Y cuando alcanzase su objetivo, los dos millones serían insuficientes, porque la inflación habría desajustado los cálculos. La inflación es muy importante, ya que lo que puedes comprar hoy con mil no va a ser lo mismo que conseguirás comprar dentro de diez años.
Ahora bien, si esa misma persona ahorra esos mismos mil y, en lugar de dejarlos debajo del colchón, los usa para hacer inversiones con un rendimiento neto del 0,5% al mes, el tiempo disminuiría a cuarenta y un años. Tras esos cuarenta y un años, esa persona tendría casi cuatro millones, que es el equivalente a dos millones de hoy teniendo en cuenta una inflación del dos por ciento al año.
Si esa misma persona es capaz de ahorrar dos mil al mes, el tiempo disminuiría a treinta años. Si fueran tres mil, veinticinco años. Si fuesen cuatro mil, veintiún años.
Independientemente de los números, tienes que entender la lógica. Cuanto más consigas ahorrar, cuanto menores sean tus gastos, cuanto mayores sean tus rendimientos, antes alcanzarás la independencia financiera.
Y aunque no consigas llegar al número final, incluso en ese caso tus rendimientos pueden pagar PARTE de tus gastos. Digamos que solo has podido cumplir la mitad de tu objetivo. No estaría nada mal que la mitad de tus gastos se pagasen de forma pasiva, ¿no?
Cuanto antes empieces, mejor. Pero, independientemente de tu edad, siempre es mejor tener algo de dinero que estar siempre dependiendo del salario de tu trabajo para pagar tus gastos. Por eso, empieza hoy mismo, con la cantidad que puedas, y ve aumentando tu patrimonio poco a poco. Lo que hoy parece algo inalcanzable va acercándose, haciendo más concreto tu sueño de ser más rico.
¿Crees que los números que hemos usado aquí están completamente fuera de tu realidad? ¿Crees que nunca serías capaz de ahorrar esa cantidad de dinero al mes? ¿Crees que le estoy hablando a alguien que está en un nivel económico diferente al tuyo?
Si has respondido que sí a cualquiera de estas preguntas, me gustaría decirte que puedes elevar tu nivel financiero, siempre y cuando estés dispuesto a cambiar tu mentalidad sobre el dinero.
Por eso te invito a ver una clase especial del curso Riqueza Verdadera que habla sobre tabúes financieros. Para ver la clase ahora, haz clic en https://arata.se/tabudeldinero