¡Hola! Seiiti Arata. Despiértate a la vida. Este mensaje va para quien está durmiendo, para quien se pasa la vida soñando. Soñar es bueno, pero cuidado con los excesos, puesto que los sueños son limitados. Tienes deseos sin fin. Nunca vas a estar plenamente satisfecho. Siempre vas a tener grandes sueños sin realizar.
Por eso tienes que aprender a apreciar las pequeñas cosas. Y puedes hacerlo por medio de una presencia plena y a través de la gratitud. ¿Quieres saber más? Pues voy a compartir contigo una manera práctica y diferente de probar esta técnica.
Primero tienes que usar tu memoria. Intenta recordar cómo te sentías antes de tener lo que tienes hoy. Piensa en cualquier objetivo que ya hayas alcanzado. Tenías muchas ganas de alcanzar ese objetivo al que finalmente conseguiste llegar.
Recuerda, por ejemplo, cuando te graduaste. Cuando compraste tu primer teléfono móvil. O cuando tuviste el valor de pedirle una cita a esa persona especial.
Fue una buena sensación, pero pasó. Es muy probable que hoy tengas otros objetivos. Tus metas de hoy son más altas. Cuando te centras demasiado en alcanzar esas nuevas metas, corres el riesgo de no ser consciente del valor de lo que has alcanzado hasta ahora ni de estar agradecido por ello.
Una aclaración importante: Querer ponerte nuevas metas no tiene nada de malo. Pero hay que tener cuidado. La falta de gratitud y de consciencia puede convertirse en un ciclo negativo que te lleve a la infelicidad. El ciclo negativo consiste en querer algo, conseguirlo y, en seguida, querer otra cosa nueva. Recuerda que tus deseos no tienen fin.
Como nunca vas a poder satisfacer todos tus deseos, tienes que aprender a valorar los pequeños placeres de la vida.
Desapégate un poco de tu visión de futuro y construye una visión de pasado.
¿Has oído hablar de la visión de futuro?
Muchos especialistas en productividad e incluso de grandes empresas suelen escribir una visión de futuro.
La visión de futuro es un texto en el que describimos lo que queremos para nuestro futuro. Escribimos en detalle cómo sería nuestra vida ideal con las metas que nos gustaría alcanzar.
Muy a menudo esa visión de futuro incluye un cuadro visual. El cuadro visual utiliza imágenes que ayudan a ilustrar y clarificar nuestras metas.
Esta es una muy buena técnica de planificación y por eso es bastante popular… Pero hoy voy a proponerte otra técnica, mucho menos conocida, que es la de la visión de pasado.
En la técnica de la visión de pasado, vas a hacer lo contrario de lo que hace todo el mundo. Vas a mirar atrás en lugar de mirar hacia adelante. Normalmente el foco de atención se pone en lo que se quiere conseguir en el futuro. Pero, esta vez, mira hacia atrás. Fíjate en lo que has alcanzado hasta ahora y recopila fotos e imágenes de los éxitos que ya has tenido.
No caigas en la trampa de decir que no tienes nada que celebrar. La falta de práctica con la gratitud hace que nos quejemos de que nunca hemos conseguido nada, pero párate a pensar. Si estás aquí, y tienes tiempo para ver este vídeo, estoy seguro de que has tenido algún éxito en la vida. Agradece esos logros.
Como mínimo, has aprendido a leer y escribir. Tienes un teléfono u ordenador con acceso a Internet. Te interesa el desarrollo personal.
Así que ten cuidado con la vía fácil de decir que nunca has conseguido nada. Haz el esfuerzo de reflexionar y mira hacia atrás. Acuérdate de cómo te sentías cuando querías tener lo que tienes hoy y cómo fue el momento en el que conseguiste cada una de esas cosas. Incluso puedes reunir fotos de esos momentos para tener un recordatorio visual positivo de todo lo que ya tienes.
Presta atención a los pequeños placeres de la vida para agradecer todo lo que ya has conseguido.
¿Qué problema tiene aferrarse a las grandes metas? El problema es que nuestro foco de atención está en lo que NO tenemos. No dejamos de comparar nuestra realidad actual con un futuro idealizado. Y, al hacer esa comparación, nuestra vida real está en desventaja.
Nuestra mente se encuentra permanentemente en un futuro idealizado que nunca llega, de manera que nunca prestamos atención al momento presente, a los objetivos que ya hemos alcanzado, y a los pequeños placeres de la vida.
El resultado es que vivimos una vida infeliz la mayor parte del tiempo porque todavía no tenemos lo que queremos. Y, si todo sale bien y conseguimos alcanzar esa meta, nos pondremos contentos (durante un momento). Pero, existe un problema llamado adaptación hedónica:
La felicidad por alcanzar una meta no dura mucho. Nos acostumbramos rápidamente a lo que conseguimos. Y, lo que es peor, ni siquiera recordamos cómo nos sentíamos cuando queríamos tener lo que tenemos ahora. Y pasamos a la siguiente meta, reiniciando el ciclo.
Por eso tienes que prestar más atención a los pequeños placeres de la vida. Sé agradecido con lo que consigues. Esta es una forma muy simple y eficaz de romper el ciclo de insatisfacción con la vida. Ese tipo de atención te trae de vuelta al momento presente. Sólo así puedes liberarte del sufrimiento causado por el deseo de tener lo que todavía no tienes.
Así es como consigues estar plenamente presente. El efecto psicológico de la presencia plena también puede conseguirse practicando meditación de atención focalizada. Ya hemos hablado de este tipo de meditación en el episodio 192 de la serie ¡Hola! Seiiti Arata. En la meditación de atención focalizada, te sientas en silencio durante algunos minutos y entrenas tu mente para que sea capaz de centrarse siempre en un único objeto. Este objeto funciona como un ancla que te ata al momento presente.
Pero si la meditación no es lo tuyo, no te preocupes. También puedes entrenar la mente para que preste más atención al presente y no se preocupe tanto por el futuro. Para hacerlo, voy a explicarte cómo puedes mantener una atención plena en el presente y aprovechar los pequeños placeres de la vida.
La vida está pasando ahora. Despierta y aprovéchala.
Vamos a ver un ejemplo práctico para ilustrar qué significa despertarse a la vida. Mañana podrías despertarte con prisa. Cuando digo con “prisa”, me refiero a levantarte pensando en la lista de tareas que tienes que cumplir para alcanzar tus metas. En vez de hacer eso, haz el esfuerzo de parar un poco. Intenta simplemente despertarte y estar presente.
Saborea tu desayuno con calma. Habla con tu familia. Abre la ventana y mira un poco el cielo y los árboles de fuera.
Siempre que vayas a hacer una actividad, explora tus cinco sentidos para estar más presente. Si estás tomándote un café, percibe su olor. Si estás escuchando música, intenta reconocer cada instrumento. Cuando comas, siente con calma el sabor de cada alimento. Cuando estés duchándote, siente el agua tocando tu piel. Cuando mires un árbol, intenta percibir los detalles de la textura de su tronco y de sus hojas.
A lo largo del día, intenta encontrar un poco de felicidad en los pequeños placeres que van surgiendo. Una buena conversación, una comida saboreada con calma, algunas páginas de un buen libro.
Si estas cosas agradables no suceden en tu día, toma la responsabilidad de crear esos pequeños placeres tú mismo. Y si ahora mismo dentro de ti hay una voz que está gritándote que no tienes tiempo para esas cosas, date cuenta de esto:
Cuando vives con prisa, no haces las cosas bien y, por lo tanto, tu eficacia es menor. Cuando empiezas a ir más despacio y haces las cosas una a una pero bien hechas, ahorras tiempo. Y vives mejor.
Frenar también te obliga a priorizar más y a ser más selectivo. En vez de intentar alcanzar treinta objetivos al día, elige solo diez. Es mejor hacer diez cosas bien hechas que hacer treinta cosas mal hechas y que te causen problemas después. Y, dentro de esas diez cosas que has elegido, selecciona solo tres que sean las que realmente merezcan tu prioridad.
No tienes que esperar a que todas tus más grandes metas se hagan realidad para ser feliz en un futuro lejano. Puedes ser más feliz hoy mismo simplemente estando presente y siendo más consciente de los pequeños placeres de la vida.
Las metas a largo plazo son importantes y debes trabajar para construir un futuro mejor. Pero no deberías condicionar tu felicidad a alcanzar esas metas futuras.
En vez de estar siempre pensando en lo que no tienes, intenta agradecer lo que ya tienes. Recuerda cómo te sentías cuando querías tener lo que tienes hoy.
Para dejar de centrarte tanto en el futuro, comprométete a prestar más atención a los pequeños placeres de la vida, a los placeres del día a día, que pueden aparecer por casualidad o ser creados por ti mismo.
Esta práctica puede hacer que tu rutina sea mucho más feliz, simplemente por traerte de vuelta al momento presente. También hay muchas otras técnicas para aumentar tus niveles de felicidad. Hablo de estas técnicas en el curso Felicidad, que puedes conocer ahora mismo accediendo a https://arata.se/felicidad