Determinismo vs. libre albedrío (Agencia Humana)

¡Hola! Seiiti Arata. ¿Hasta qué punto eres responsable de tus propias decisiones? ¿Tenemos libre albedrío y capacidad de tomar decisiones independientes? ¿O el determinismo dirige nuestro futuro y, por lo tanto, somos simplemente resultado del ambiente en el que vivimos?

Hoy vamos a ver cómo la teoría de la agencia humana de Albert Bandura pone en nuestras manos la importancia de fortalecer la autoeficacia como forma de tener un futuro mejor.

Uno de los grandes factores que hacen caer nuestra productividad hoy en día es que todo el mundo parece conspirar para que nos hagamos cada vez más pasivos. Podemos mirar fotos en las redes sociales pasivamente, streamings con millones de vídeos para ver de forma pasiva, noticias infinitas para leer de forma pasiva. Pero, ¿tenemos una alternativa o estamos condenados a quedarnos en esa pasividad?

Cuando estamos en esa pasividad, no estamos produciendo. Por eso, una forma de aumentar tu productividad es dejar de ser paciente y convertirte en agente de tu propia vida, es decir, alguien que tiene el poder de actuar.

La agencia humana es la capacidad de entender el ambiente en el que estamos y actuar para modificar nuestras circunstancias. Es la capacidad de decidir, conscientemente, qué quieres para el futuro, definiendo objetivos claros, planearlos y llevarlos a cabo. Y reflexionar para mejorar los siguientes pasos.

La palabra agencia aquí no se usa como una agencia bancaria o de turismo. Aquí, agencia significa el poder de actuar, de no ser una persona que consume información pasivamente y actúa a petición de otros.

Si estás sobrecargado por la cantidad de información que consumes o por la cantidad de cosas que tienes que hacer y no eres capaz de encargarte de todo, quiero enseñarte los cuatro ingredientes de la agencia humana que pueden cambiar esa sensación de incapacidad y convertirte en una persona mucho más productiva.

La teoría de la Agencia Humana puede usarse para aumentar tu autoeficacia con cuatro ingredientes: intención, premeditación, acción y reflexión.

La teoría de la Agencia humana ha sido elaborada y perfeccionada desde 1986 por el profesor de Stanford Albert Bandura. La agencia humana es la capacidad de ejercer influencia sobre tu propio comportamiento. Es la capacidad de cambiar el curso de los acontecimientos de tu vida a través de tus propias acciones.

Esto es lo contrario a la teoría del determinismo de Hippolyte Taine, que decía que nuestro comportamiento está preestablecido basándose en factores como el lugar donde vivimos y nuestro pasado. 

La teoría de la agencia humana no cree en ese destino predeterminado. Para la agencia humana, puedes imaginarte el futuro que quieras. Y, sobre todo, puedes actuar en el presente para que ese futuro se haga realidad. Para hacerlo, tienes que construir, evaluar y modificar tu curso de acción para obtener los resultados que quieres, sustituyendo las influencias externas. 

Te voy a dar un ejemplo para que quede más claro. Imaginemos que quieres ser una persona más sana. Te imaginas tu cuerpo en forma, con mucha energía, sin ningún problema de salud. Este es el futuro que quieres. 

Para que ese futuro se haga realidad, tienes que actuar hoy. Tienes que comer bien, hacer ejercicio y curar cualquier enfermedad que tengas. Sin embargo, en la práctica, no estás haciendo nada de eso. Comes mal. Se te olvida ir al gimnasio. Aplazas la visita al médico para ver cómo va tu salud.

Además, las personas y el ambiente a tu alrededor tampoco ayudan a que ese futuro saludable se haga realidad. Tus familiares comprar dulces. Tu trabajo solo ofrece pastelitos, refrescos y productos industriales para comer. El gimnasio está lejos y es caro. 

Con todo esto, es más cómodo hacer de víctima. Es más cómodo decir que querrías estar en forma, pero sin hacer el esfuerzo de actuar para hacer realidad ese futuro. El problema es que esa comodidad de ahora va acumulando una serie de frustraciones que van haciendo que tu vida sea poco satisfactoria. 

La solución es evaluar lo que estás haciendo. Modificar tu curso de acción para obtener los resultados que quieres. Es actuar a pesar de todas las dificultades y de las influencias externas. Esto se hace con cuatro ingredientes: intención, premeditación, acción y reflexión. Vamos a ver cada uno de ellos. 

Planificando Tu Vida- Seiiti Arata, Arata Academy

Primer ingrediente de la Agencia humana: intención. Ten claro lo que realmente quieres hacer. 

El primer paso para dejar la pasividad de lado y empezar a tener productividad es tener la intención de ir del punto A al punto B. Es responder a una pregunta difícil: ¿qué quiero en mi vida?

Para hacer la transición de una persona pasiva a fortalecer tu Agencia Humana, tienes que actuar intencionadamente para conseguirlo. No puedes dejar tus decisiones al azar, no puedes solamente reaccionar a los acontecimientos externos para ver qué pasa.

Esta formación de intenciones tiene que incluir planes de acción y estrategias para llevar a cabo esos planes. Por ejemplo, no sirve de nada que digas que quieres tener fluidez en otro idioma si no tienes un plan. Tampoco sirve de nada tener un plan si no lo sigues. 

Las acciones de tu plan deben tener la intención de acercarte a tu objetivo. Ninguna acción por sí sola va a teletransportarte de tu situación actual a la del futuro que deseas. Pero cada una de ellas va a ser responsable de hacerte dar un pasito, de acercarte un poco más a donde quieres llegar. 

Segundo ingrediente de la Agencia Humana: premeditación. Establece metas claras y anticipa los problemas a los que te vas a enfrentar. 

Una vez que dejes clara tu intención, el segundo ingrediente para fortalecer tu agencia humana es establecer metas y anticipar problemas futuros. 

La premeditación debe entenderse como una especie de viaje en el tiempo. Usas tu imaginación para establecer exactamente cuál es la meta, cuál es el resultado que quieres conseguir. Y usas tu mente para imaginar a qué problemas te vas a enfrentar para alcanzar esas metas.

Establecer metas y anticiparse a los problemas consigue predecir los resultados probables de tus acciones. Volviendo a nuestro ejemplo inicial: estableces la meta de perder cinco kilos en un mes. ¿A qué problemas te vas a enfrentar para alcanzar esa meta? ¿Qué situaciones te harían saltarte la dieta? ¿Qué días vas a estar cansado para hacer ejercicio?

La premeditación guía y motiva tus esfuerzos de forma premeditada, dándole coherencia a todo lo que vas hacer de aquí en adelante.

Tercer ingrediente de la Agencia Humana: acción. Para dejar de ser alguien que sólo planifica, necesitas autogestión.

La única forma de hacer realidad el futuro que has imaginado, es a través de la acción. Puedes tener las mejores intenciones del mundo, puedes establecer las metas más perfectas, puedes anticiparte a todos los problemas… pero si no actúas, nada de eso podrá darte resultados prácticos.

Para no ser alguien que sólo planifica, es necesario tener una buena capacidad de autogestión y de automotivación. Esto es porque, cuando empiezas a llevar a cabo tus planes, vas a encontrarte con estados emocionales que pueden sabotear la planificación y echarlo todo a perder.

A la hora de crear un plan, estás actuando con la razón. Estás poniendo intención para alcanzar tus metas. Estás prediciendo los problemas prácticos que pueden aparecer e incluso pensando en cómo los vas a resolver.

Pero en el día a día, a la hora de llevar a cabo ese plan, muchas veces la emoción es más fuerte que la razón. Has planificado que ibas a seguir una dieta, que ibas a hacer ejercicio, a cuidar tu salud. Pero después de un día estresante de trabajo, en un estado emocional negativo, probablemente no vayas a ir al gimnasio, sino que te quedarás en casa comiendo pizza delante de la tele. 

Tus planes sólo se van a transformar en resultados concretos si eres capaz de autogestionar. Esta es una tarea que depende de ti, y de nadie más. Es necesario gestionar tus pensamientos, tener motivación para seguir el plan incluso en momentos de dificultad y estar atento a cómo tus emociones pueden estar saboteando tus planes. 

Planificando Tu Vida- Seiiti Arata, Arata Academy

Cuarto ingrediente de la Agencia Humana: reflexión. Evalúa lo que haces para mantener lo que funciona y descartar lo que no esté saliendo bien. 

El último ingrediente de la Agencia Humana es la reflexión. La reflexión sirve para que evalúes tu eficiencia personal, la solidez de tus pensamientos y acciones y el significado de tu  actividades. 

Con esta evaluación, puedes alterar tu curso de acción. El primer paso es ver lo que funciona, lo que va saliendo según los planes. Esas acciones deben mantenerse. 

El segundo paso es evaluar lo que no está saliendo bien, lo que no se está haciendo según los planes. Esas acciones tienen que ser replanteadas. Intenta un nuevo enfoque, busca otros caminos, intenta arreglar lo que haya hecho que esa acción fracasase.

Este es un proceso constante. No dejes la reflexión para el final de un período muy largo; si has decidido perder cinco kilos en un mes, no dejas la reflexión para después de treinta días. En vez de eso, evalúa semana a semana lo que funciona y lo que no. 

Intención, premeditación, acción y reflexión. Estos son los cuatro ingredientes que necesitas para dejar de ser una persona pasiva y fortalecer tu agencia humana.

Un agente es alguien que actúa con claridad, que supera las dificultades del día a día y que adapta sus propios planes según los resultados que va obteniendo. Es alguien que no se hace la víctima, que no se queja del mundo, que no piensa en todo lo que podría haber sido y no fue. 

Tienes en tus manos la capacidad de ser alguien así; todo lo que tienes que hacer es poner intención en tus acciones, establecer metas anticipando las dificultades en un plan concreto, actuar para llevar a cabo ese plan y reflexionar sobre lo que funciona y lo que no. 

Si quieres más consejos sobre cómo crear un plan así, te invito a ver una clase especial del curso Planificando Tu Vida sobre valores personales.