Duplica tu salario entendiendo la diferencia entre el águila y la gallina

¿Te pones triste cuando llega el domingo al darte cuenta de que el fin de semana se ha acabado? Si eres del tipo de persona que odia los lunes, entonces esta conversación es para ti.

Hoy vamos a hablar de una diferencia fundamental para tu futuro profesional. Es la diferencia entre seguir la carrera como un águila o como una gallina.

Pero, ¿qué es esta diferencia entre el águila y la gallina? Ya he hablado de esto en materiales anteriores de Arata Academy: ambas son aves y por eso parecen más o menos iguales: tienen pico, tienen alas, tienen plumas…

Pero la diferencia entre ellas es enorme. En primer lugar, fíjate que hay una cantidad enorme de gallinas. Probablemente, ya habrás visto alguna gallina de cerca, quién sabe si hasta habrás cogido una con las manos.

Pero, ¿has visto un águila en persona? Probablemente no. Las gallinas son comunes pero las águilas son inusuales.

Las águilas vuelan alto para cazar en la cima de las montañas, mientras que las gallinas se quedan en el corral, comiendo restos de comida.

Las águilas son fuertes y poderosas, mientras que las gallinas han sido domesticadas y son más débiles y miedosas.

Podríamos hacer miles de comparaciones, pero creo que ya has entendido la moraleja de la historia.

Lo que me parece interesante de esta analogía, es que cada uno de nosotros puede elegir cuál de las dos aves simboliza mejor nuestras decisiones en el ambiente profesional: cada día, con cada decisión, escogemos un comportamiento de águila o de gallina.

A veces, nos encontremos en una condición de gallina. Tenemos que comportarnos igual que  los demás compañeros de trabajo. Quedarnos en el promedio. Es decir, conformarnos con la mediocridad. Y el conformismo ante la presión social del grupo se simboliza a través de la gallina.

Pero quizá dentro de ti esté el inconformismo. Quizá tengas un espíritu de águila que quiere, de una vez por todas, liberarse y volar alto.

El mensaje principal de esta conversación es que siempre tenemos el poder de elegir sobre nuestro comportamiento. Tú puedes ser el águila, volar más alto y convertirte en un profesional inusual, admirado y valorado.

Puedes escoger entre comportarte como el águila o como la gallina

Puedes y debes desarrollar tu carrera más rápido que los demás. Por más que la cultura de la mediocridad intente mantenerte en un nivel bajo, puedes elegir volar más alto.

Es muy común cuando te esfuerzas por querer crecer en la empresa, pero no consigues los resultados deseados. Si tienes suerte, puedes recibir un pequeño bono al final del año o un aumento irrisorio. Simbólicamente, esa es la migaja que se tira para que la gallina se sienta satisfecha de quedarse quieta en el corral.

Eso no es lo que realmente queremos, porque nuestro potencial es mayor y podemos volar más alto. Para eso, tenemos que entender que el modelo económico hoy en día es muy diferente al de hace una o dos décadas.

Es importante entender esa transición del modelo económico porque todavía hay empresas que no se han adaptado. Por eso, esas empresas todavía tratan al empleado como a un antiguo obrero de fábrica, de los tiempos de la Revolución Industrial.

¿Cómo era la fábrica de esa época? Girabas tornillos, presionabas botones, movías manivelas. No tenías ni que pensar.

¿Qué pasa si te fracturabas el brazo? Te despedían, porque podía contratar a otro empleado que podía apretar botones igual que lo hacías tú, porque todo el mundo es reemplazable. Y, si eres fácilmente reemplazable, no tienes cómo pedir aumentos.

Las gallinas no reciben aumentos

Duplica Tu Salario - Seiiti Arata, Arata Academy

Ponte por un momento en la posición de un empresario. Tienes un montón de trabajadores y todos se comportan como gallinas, sin ninguna diferencia. Iguales a ellos, hay otros tantos en el mercado de trabajo.

¿Qué harías si alguno de tus empleados te pide un aumento? Si no tiene nada que lo diferencie, no hay razón para que le des un aumento significativo de salario. Aunque te amenace con dimitir si no recibe el aumento, no te preocupas, porque sabes que hay decenas de trabajadores iguales a él disponibles en el mercado.

Por lo tanto, si eres muy fácil de reemplazar, tienes pocas posibilidades de ser bien remunerado. Y como las gallinas son abundantes, son fáciles de reemplazar.

Fíjate en las fábricas hoy en día. Casi todo lo hacen robots o mano de obra infravalorada. Sólo sobrevive quien consigue llegar a ser competitivo. Y esto vale tanto para las empresas como para los trabajadores.

¿Cómo se hacen competitivas las empresas? Tienen que adoptar un modelo en el que el rendimiento del individuo marque una diferencia importante. Por eso, hoy en día los profesionales de éxito se comportan como verdaderos emprendedores.

Aunque seas un empleado, sé un emprendedor

Si tu objetivo es volar más alto, tienes que ir más allá de lo esperado. Para ser un profesional competitivo y conseguir ganar mejores salarios, tienes que comportarte como un emprendedor dentro de la organización en la que trabajas.

Voy a pedirte que te pongas de nuevo en el lugar de un empresario. Imagínate que tienes un empleado que piensa como si fuese el dueño de la empresa. Este empleado-águila consigue implementar mejoras que, al fin de cuentas, aumentan la facturación anual de la empresa en 1 millón más. ¿Qué harías para no dejar ir de tu empresa a ese empleado? ¿Cómo reaccionarías si te pidiese un aumento?

Ese empleado con espíritu emprendedor tiene un valor mucho mayor. Es más difícil de encontrar. Y por eso tiene mayores posibilidades de prosperar dentro de la empresa. Después de todo, la empresa entiende que ese empleado está contribuyendo con un enorme valor.

Y para asumir un comportamiento emprendedor, actuando como un águila inusual que puede volar alto, tenemos que buscar la mejora continua.

La mejora continua significa descubrir nuestras fuerzas y nuestras debilidades. Y entonces usar este conocimiento para ir ajustando y mejorando nuestro rendimiento. Vamos a mantener el enfoque en fortalecer nuestro capital humano. Vamos a adquirir experiencias, fortalecer nuestras relaciones y hacer todas las mejoras para aumentar nuestro valor en el mercado.

Pero, ¿cómo sabes si eres un emprendedor? Para ello, vamos a entender el concepto de los cuatro tipos de empleados.

Los cuatro tipos de empleados

El concepto de los cuatro tipos de empleados divide a los trabajadores en cuatro categorías diferentes: el peón, el rebelde, el intraemprendedor y el emprendedor. Presta atención ya que probablemente encajes en uno de estos cuatro tipos.

1. El Peón

El peón es ese empleado agradable. Ese que siempre es puntual, que valora la estabilidad, que aprecia la seguridad. Todo lo que hace, lo hace pensando “¿mi jefe se va a enfadar?, ¿le va a gustar?”

Con todo respeto, el peón es un tipo de empleado que no aporta mucho. Si puedes ser reemplazado con facilidad, eres un peón.

Si tu jefe puede contratar a alguien, darle un entrenamiento sencillo y esa persona puede hacer tu trabajo, entonces eres fácilmente reemplazable.

Algunas personas argumentan que ningún empleado es irremplazable. Ese es un tema para otra conversación. El problema aquí es ser fácilmente reemplazable, porque constituye un gran riesgo de que seas despedido en cualquier momento o de que nunca consigas mejores salarios.

Si haces un análisis de tu perfil profesional y te das cuenta de que puedes ser reemplazado en cualquier momento, entonces, ¿qué tienes que hacer?

El primer paso es identificar lo que te motiva. Si quieres mandar bien, destacar, convertirte en un águila, realmente tiene que gustarte lo que haces.

Duplica Tu Salario - Seiiti Arata, Arata Academy

Si eres de los que al acabarse el domingo te sientes triste porque el fin de semana se ha acabado, entonces, por favor, mira las clases 01 y 02 de nuestro entrenamiento Duplica Tu Salario para hacer actividades que te ayudarán a encontrar un verdadero interés en ser un profesional diferente en el ambiente adecuado.

Lo único que de ninguna forma puede ocurrir, es que seas peón toda tu vida. Si no progresas en la carrera, no consigues un aumento de salario, vives con miedo de ser despedido… Esta es una de las peores sensaciones: ir al trabajo cada día con miedo de perder el empleo, de no tener cómo pagar las facturas, de no poder proporcionar el sustento de tu familia.

Ahora vamos a hablar del segundo de los cuatro tipos de empleados. Vamos a hablar del rebelde.

2. El Rebelde

El rebelde es complicado. Es el profesional que intenta contribuir con ideas diferentes pero que no es escuchado. Y aunque los compañeros no crean que sea una buena idea, el rebelde coge y lo hace. El rebelde cree que todo tiene que ser a su manera.

Observa que el perfil del rebelde ya es una cierta evolución si se compara con el perfil del peón, que se queda sólo en el “sí, señor”, entrando mudo y saliendo callado, haciendo solo lo mínimo necesario para no ser despedido.

Sin embargo, el rebelde acaba siendo incomprendido por no saber comunicarse correctamente con el equipo.

El resultado de la imposición de ideas y de la mala comunicación, normalmente es tensión, fricción e incluso  peleas entre el equipo. Por eso, el rebelde tiende a acabar aislado por los compañeros de trabajo.

Por un lado, el peón no tiene futuro porque es apático y reemplazable en cualquier momento. Y por otro lado, el rebelde tampoco tiene un buen futuro porque no tiene ni idea.

Pero, ¿qué es lo que puedes hacer? Si te identificas con el perfil del rebelde, entonces tienes que hacer lo siguiente. Invierte en estrategias para cambiar la forma en la que añades valor a la empresa, sin querer imponer tus ideas a toda costa. Invierte en comunicación para cambiar tu marca personal, la forma en la que las personas a tu alrededor ven quién eres.

A veces, en realidad, no tienes el perfil de rebelde. Puede que sólo estés en la empresa equivocada. Hay una frase que me gusta mucho que es la siguiente: “Si eres la persona más inteligente de la habitación, estás en la habitación equivocada”.

Si todos tus compañeros son tontos, apáticos, reactivos; o si tu jefe sabe menos que tú; o si nadie ni siquiera quiere escuchar tus ideas; entonces es hora de cambiar de empresa.

De lo contrario, también empezarás a ser tonto, apático, reactivo. Estas personas van a frenar tu crecimiento. Es necesario que estés en el ambiente adecuado para permitirte desarrollar un comportamiento profesional más valorado como, por ejemplo, el intraemprendedor.

3. El Intraemprendedor

El intraemprendedor ya está un escalón por encima del peón y del rebelde. El intraemprendedor sabe que la clave para evolucionar en la carrera es añadir más valor.

Y, ¿cuál es la diferencia entre el intraemprendedor y el emprendedor? Es lo del intra. Es decir, el intraemprendedor prefiere emprender DENTRO de la empresa de otras personas.

Mientras que el emprendedor abre una empresa propia, el intraemprendedor prefiere encontrar la empresa correcta que le permita ejercer el emprendimiento internamente. Él sabe que la empresa correcta sabrá valorar su comportamiento emprendedor.

El punto más importante es el siguiente: encontrar la empresa correcta.

Cuidado. Si estás en la empresa equivocada, la forma en que TE TENDRÁN  EN CUENTA dentro de la empresa puede perjudicarte más que ayudarte. ¿Sabes cuando se escucha el famoso “ese tío quién se cree que es”?

En una empresa con cultura corporativa que fomenta el comportamiento gallina, puedes representar una amenaza. Si destacas, la gente a tu alrededor intentará desalentarte. Algunas empresas, por desgracia, tienen una cultura que conduce al conformismo y a la mediocridad.

Aquí va la solución si eres intraemprendedor. Mantén tu fuego interno, esa voluntad de hacer que las cosas sucedan, porque ya has conseguido desarrollar una característica muy valiosa. Ahora, vamos a enseñarte a obtener beneficios con este comportamiento. Hay dos módulos importantes del curso Duplica Tu Salario, a los que voy a pedirte que prestes atención después de que te hayas matriculado.

El primer módulo es sobre Ambiente, y esto te ayudará a encontrar el ambiente ideal para que sigas siendo ese excelente profesional… además de los cambios en tu comportamiento, lo que  vas a decirle a tus superiores, etc. Saber optimizar tu ambiente es fundamental. Si estás en el ambiente equivocado, es prácticamente una batalla perdida.

Y también tienes el Módulo 4, que es una secuencia de cuatro clases sobre Comunicación, y que quiero que lo hagas con cuidado. Porque sólo con la comunicación adecuada, vas a crear tus redes de contacto, tus aliados dentro de la empresa, tus informantes, tus consejeros.

En algunos casos quien es intraemprendedor observa con un cierto desdén a los demás, creyéndose superior y clasificando a todos los demás como mediocres.

Hay que tener humildad. No importa cuánto talento tengas, cuántas agallas tengas, cuán buenas sean tus ideas. Si eres etiquetado de arrogante, puedes estar seguro de que acabarás siendo mal visto y aislado.

No se puede tener éxito solo. Y eso queda todavía más claro cuando analizamos el último de los cuatro perfiles profesionales: el emprendedor.

4. El Emprendedor

El cuarto tipo de empleado es el emprendedor. Esos que se centran en crear valor para los clientes.

Los emprendedores también tienen ese fuego interno para hacer que todo destaque y ascender en la carrera.

Los empleados que presentan el comportamiento emprendedor son muy buenos sabiendo ejecutar e implementar acciones. Usan la pasión, la inspiración y la creatividad. Critican lo que está anticuado, traen innovaciones y están en proceso de mejora continua.

Para conseguir hacer todo esto, el emprendedor tiene que estar en paz con su propia personalidad.

Imagínate a un empleado, lleno de inseguridades y miedo, que decide emprender. Probablemente esa persona se quede paralizada al principio del viaje. Va a pensar algo como: “¿Saldrá bien?”; “¿Qué van a pensar de mí?”; “¿Seré lo suficientemente bueno?”.

El verdadero emprendedor no puede permitir que dudas como estas perjudiquen su capacidad de ejecución.

El emprendedor entiende cuáles son los riesgos y aún así sigue adelante. Hay una frase famosa que dice que “el coraje no es la ausencia de miedo. Es sentir miedo y, aún así, seguir adelante”. Este es el valor que caracteriza al emprendedor.

El emprendedor observa lo que hay y se pregunta “¿por qué tiene que ser así?”. Piensa en algunos empresarios a los que admires. Observa cómo han mejorado el mercado de las empresas en las que trabajan.

Asume la responsabilidad de tu crecimiento profesional

Si realmente quieres destacar en el mercado, volar más alto y conseguir así mejores salarios, tienes que ser, por lo menos, un intraemprendedor.

De lo contrario, acabarás convirtiéndote en otra gallina que va cada día al trabajo refunfuñando, que hace sólo lo que le pide el jefe  y que recibe unas migajas a cambio.

Independientemente de tu situación actual, cambiar es posible. Pero para ello, tienes que asumir la responsabilidad de tu crecimiento profesional.

No hay nadie, nadie en el mundo, que vaya a ayudarte si no cambias antes tu actitud.

Creo que ya has dado el primer paso participando aquí en nuestra reflexión.

Sé que este ha sido un primer paso importante y también difícil. Normalmente, cuando hablamos sobre estos temas de carrera profesional, ocurre lo siguiente: las personas que no asumen la responsabilidad de sus resultados hacen todo tipo de objeciones y encuentran todo tipo de justificaciones. Dicen algo como: “No, Seiiti, mi empresa es diferente. En mi ciudad no hay oportunidades. Mi caso es más complicado. Sí que quiero, pero no va a pasar… olvídalo. Déjalo. Yo soy así y no puedo cambiar…”

Ese es el estado de negación. La huida de la responsabilidad. Si digo que mi empresa es diferente, que mi jefe es complicado, que no hay cómo cambiar, en realidad me estoy negando a asumir la responsabilidad.

Pero, si reconozco que existe la posibilidad de cambiar, de ascender en la carrera, de dejar de comportarme como gallina y pasar a ser águila, entonces ¿de quién es la responsabilidad?

En este caso la responsabilidad es mía y de nadie más. Esta es una conclusión lógica e indiscutible. Si existe la posibilidad de crecer más rápido, de rechazar las migajas y de volar alto, no hay nadie en el mundo a quien culpar. No se le puede echar la culpa al jefe, a la crisis económica, al vecino o a la suerte. Toda la responsabilidad está en mis manos.

Esta ha sido la primera clave. Ha sido asumir la responsabilidad y cambiar de actitud, apartándose de quien sólo sabe quejarse, arremangarse y empezar a actuar. Se trata de crear el hábito de preguntarse cosas como “¿Qué puedo hacer hoy para mejorar? ¿Cómo puedo añadir más valor en mi trabajo?”.

Haciendo esto, cada día estarás progresando, dando un pequeño paso en la dirección de lo que realmente quieres y mereces. Y así, cuando menos te des cuenta, podrás mirar atrás y ver cuánto has avanzado. Enhorabuena.

Dejar de ser un empleado común y reemplazable para convertirse en un profesional inusual y disputado en el mercado es una opción. Y esta opción depende de tus acciones.

En el curso Duplica Tu Salario, estudiaremos juntos y en detalle varias estrategias para tomar mejores decisiones en tu carrera profesional. Vas a descubrir cómo identificar oportunidades, cómo pensar como un emprendedor y cómo entrar en un proceso de mejora continua para destacar en tu mercado.

Te invito a ver todos los detalles visitando este enlace para seguir esa conversación.