El dolor puede ser útil. El sufrimiento es algo opcional.

¡Hola! Seiiti Arata. El sufrimiento que ahora sientes es algo opcional. Puedes disminuir tu sufrimiento ahora mismo, solo tienes que cambiar la forma en la que piensas sobre el dolor. Y aunque creas que ese dolor sólo te va a hacer mal, ese dolor que sientes no es totalmente negativo, ya que el dolor te está avisando de que hay algo importante que se necesita cambiar.

El sufrimiento es un estado mental de baja consciencia. En el momento en el que te das cuenta de que las situaciones no deseadas e imprevistas también son parte de la vida, disminuyes automáticamente tu sufrimiento. Ignorar la existencia de lo no deseado es un bajo nivel de consciencia. El apego al deseo continuo de que las cosas sean distintas hace que aceptar la realidad se convierta en algo difícil. Esto provoca mucho más sufrimiento del necesario.

Para dejar de sufrir y seguir adelante con la vida, es necesario, en primer lugar, saber cómo lidiar bien con el dolor. Vamos a ver entonces cómo prepararnos para hacer frente a situaciones dolorosas y poder reducir nuestro sufrimiento gracias a novedosas formas de pensar.

Todos nosotros a lo largo de nuestra vida sufriremos dolor y situaciones no deseadas.

En primer lugar, debes asumir con naturalidad que la vida está llena de situaciones no deseadas que provocarán dolor. Esto es un estado mental de alta conciencia.

Cualquier pérdida es una causa importante de dolor. Por ejemplo, la pérdida de un ser querido, la pérdida de un trabajo o la pérdida de un objeto.

La llegada de situaciones no deseadas también provoca dolor, como la aparición de una enfermedad, la llegada de una crisis económica o incluso la llegada de la persona que odias.

Las situaciones desagradables son aquellas que no deseamos. Por esta razón, una de las formas de tener menos situaciones desagradables en tu vida, consiste en desapegarse del deseo. Si te apegas menos al deseo de que las cosas sean distintas de como son, te enfrentarás a menos sufrimiento.

¿Por qué es importante tener claro que la vida está llena de situaciones desagradables? 

Esta claridad te ayuda a aceptar que algunos eventos que quieres que ocurran, no van a ocurrir. Y algunos eventos no deseados, van a ocurrir.  Las cosas buenas pueden desaparecer. Y pueden venir cosas malas.

Para dejar de sufrir, necesitamos asumir que tarde o temprano llegarán cosas no deseadas. Es de naturaleza humana sentir dolor por las cosas que no deseamos. El dolor humano proviene de no aceptar la realidad.

Pero no debemos sentir rabia por experimentar dolor. Muchas veces, el dolor es útil para hacernos ver que algo importante necesita ser solucionado y requiere nuestra atención. Por ejemplo, si te duele el corazón, es una señal inequívoca de que tienes que consultar a un cardiólogo para que estudie la salud de tu corazón. Sin ese signo, podrías descuidarte y sufrir un ataque cardíaco que podría haberse evitado. El problema ocurre cuando exageramos en la percepción del dolor o cuando se mantiene el dolor durante más tiempo del necesario, permitiendo que éste se transforme en sufrimiento.

Existe un modo mejor de lidiar con estas situaciones no deseadas. Debemos prepararnos de la mejor manera posible. Podemos ver lo no deseado como un desafío a superar. Y para eso, necesitamos desarrollar el modo de aprender a lidiar bien con el dolor.

En cambio, solemos hacer lo contrario. En lugar de manejar bien la situación de dolor, lo amplificamos aún más. Y, entonces, nos hacemos sufrir más.

Sufrimos cuando no somos capaces de aceptar la realidad.

El sufrimiento aumenta cuando no aceptamos la realidad. Por ejemplo, no aceptamos la realidad cuando decimos: “¡Esto no me puede estar pasando a mí! No es justo”, o “¡No está bien! Esto no debería haber ocurrido”.

Cuando nos encontramos ante una situación no deseada, primero experimentamos la negación. La negación es un intento de escapar de la realidad, o no aceptarla. Sin embargo, la negación no sirve para cambiar la realidad.

La realidad no va a cambiar porque la neguemos. Y cuando nos damos cuenta de que la negación no ha mejorado nada, entonces llega la ira. La ira llega cuando empezamos a protestar, a maldecir, a aumentar el nerviosismo ante la situación no deseada. Sin embargo, la ira no funciona para cambiar la realidad.

Cuando la ira tampoco funciona, llega la esperanza. Esperamos que, de algún modo, las cosas cambien y mejoren. Sin embargo, la esperanza por sí sola no funciona para cambiar la realidad.

Como la esperanza tampoco funciona, llega la decepción. Entonces sentimos vacío, tristeza, un sentimiento de impotencia. Pero una vez más, la desilusión tampoco funciona para cambiar la realidad.

Ten en cuenta que en todas estas fases, la intención era intentar negar, escapar y luchar contra el dolor. Tratamos de protegernos desde diferentes puntos de vista para no aceptar la realidad. En cambio, no aceptar la realidad puede empeorar nuestro dolor.

No conociendo bien cómo lidiar con el dolor, podemos empeorar nuestra situación. Por ejemplo, algunas personas dicen que beben alcohol para olvidarse de los problemas. Sin embargo, los problemas siguen existiendo y la adicción al alcohol puede ser un problema añadido.

La forma correcta de enfrentarse al dolor es afrontar la realidad de cara.

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Solo estarás listo para seguir adelante después de aceptar la realidad. 

Primero, sentiremos el dolor y entenderemos qué señal nos está transmitiendo. El dolor puede ser útil, siempre que sepamos cómo lidiar bien con él. Necesitamos escuchar el mensaje que el dolor nos quiere enviar. Necesitamos aceptar y sentir nuestros sentimientos. Esto es algo normal y saludable.

Solo después de pasar por el proceso natural de hacer frente al dolor podemos seguir adelante, y llevar una vida feliz y saludable. Esto es lo que detallamos en las prácticas interactivas dentro del curso de Felicidad.

No debes huir de tus sentimientos. Es muy habitual intentar suprimir el dolor y los sentimientos negativos o tener miedo de experimentar enfado o tristeza. Sin embargo, al reprimirlos, estamos haciendo más difícil el proceso de superación.

La recuperación tras situaciones traumáticas y la superación de sentimientos desagradables requiere aprendizaje. Necesitamos aprender a lidiar con lo sucedido sin crearnos traumas. La reinterpretación de situaciones y emociones también contribuye a ser una versión más madura y más fuerte de nosotros mismos.

Por ejemplo, si tuve un accidente de tráfico y la culpa fue de la otra persona, necesito pasar por la fase de dolor e incluso enfadarme. Pero no es sano permitir que estos sentimientos adquieran una intensidad desproporcionada o revivir este accidente durante varias décadas. En algún momento del proceso de recuperación necesito seguir adelante con mi vida.

La clave es aceptar la realidad. La aceptación significa que dejas de intentar negar tu realidad, dejas de resistirte. Y con esa aceptación, no creas expectativas frustradas.

La verdadera aceptación es un regalo que te das a ti mismo. No confundas la aceptación con la aprobación o el perdón.

La aceptación no significa que apruebas una situación. La aceptación no significa que quieras que todo siga igual. La aceptación tampoco es sinónimo de perdón. En el ejemplo del accidente de tráfico, no es necesario que perdones a la persona que causó el accidente. Pero sin duda debes aceptar lo que pasó, y seguir adelante.

Para entender el significado de la aceptación, debes comprender que es un proceso que haces de forma solitaria, en tu cabeza. Es un regalo que te das a ti mismo, para poder lidiar mejor con la realidad. Es decir, para hacer la aceptación no dependes de otras personas. Además, el proceso de aceptación es importante para que tengas beneficios en tu felicidad.

Por ejemplo, en el caso de que hayas sido víctima de una injusticia o abuso, puedo llevar a cabo la aceptación en mi cabeza. Es decir, no tengo que llegar al punto de perdonar a la otra persona. Sencillamente puedo aceptar que ha ocurrido algo injusto. Y así voy a seguir con mi vida, sin quedar atrapado más tiempo del necesario en los sentimientos de sufrimiento.

Estoy preparado para aceptar cuándo soy consciente de que ya no tiene sentido seguir malgastando más tiempo y energía reviviendo todas estas emociones dolorosas.

Para saber cómo dejar de sufrir, la aceptación consiste sencillamente en que no te resistes a lo que ya eres. Esta negación de la realidad es algo que intensifica muchísimo nuestro sufrimiento.

Por ejemplo, si he perdido a un ser querido, no puedo hacer nada para revertir esa situación. Tras pasar con respeto por la fase de duelo, necesito darme cuenta de que la vida sigue. Estaría creando un sufrimiento adicional, una segunda capa de sufrimiento si, además de la pérdida en sí misma, me negase a aceptar la realidad y opusiese resistencia al hecho.

La aceptación tampoco implica que desee que todo siga igual. Aceptar es diferente de abandonar o ser pasivo en relación a una situación no deseada. 

Debemos actuar para conseguir nuestros objetivos. Y para actuar, primero tenemos que aceptar la realidad a través de la observación. No vas a poder actuar para cambiar las cosas sin primero haber observado y comprendido las cosas como son.

Por todo esto, decimos que la aceptación es poderosa. Pruébalo. Elige un hecho de tu vida que te hayas negado a aceptar, algo que te esté causando dolor e ira. Una vez que aceptes la realidad, comprobarás que la ira tiende a disminuir. Así es como te vuelves más fuerte y eres capaz de seguir con la vida. La situación dolorosa pierde fuerza.

Lo contrario a ser pasivo es ser activo, asumir la responsabilidad de modificar la realidad tanto como sea posible. Eso es lo que vamos a hacer a continuación.

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Para dejar de sufrir, asume la responsabilidad. Así es como podemos abandonar la pasividad y empezar a actuar.

La postura reactiva es aquella que sencillamente nos dice que los problemas en nuestra vida son causados por otras personas. Buscamos a quién culpar: culpamos a otras personas, al gobierno, a las empresas, al clima… nunca a nosotros mismos. Y, de este modo, no nos damos cuenta de la cantidad de acciones que podemos tomar para modificar la realidad y los resultados que obtenemos. En esto consiste tener la responsabilidad de ayudar a dejar de sufrir. 

Cuando no somos nosotros los que actuamos sobre algo, es ese algo el que actúa sobre nosotros. Cuando estás sufriendo, una pregunta muy útil que puedes hacerte es: “¿De qué estoy siendo víctima? Hay algo en lo que no estoy tomando acción. ¿Qué es esto que está actuando sobre mí?

Estas preguntas nos ayudan a tener más claro lo referente a nuestra propia condición. La razón por la que nos ponemos en el papel de víctima es que podemos sentir que nuestras circunstancias son difíciles de superar. Si el problema que tengo es enorme, me siento pequeño y no puedo hacer nada al respecto. 

Para poder asumir la responsabilidad, puedo examinar la situación del problema, dividirla en piezas más pequeñas que sean más fáciles de controlar. Y así voy, paso a paso, resolviendo cada una de las piezas más manejables. Mantengo la cabeza en el momento presente y resuelvo una cosa a la vez.

No son los acontecimientos los que provocan el sufrimiento, sino el significado que le damos a esos acontecimientos.

El sufrimiento viene del significado subjetivo que atribuimos a los acontecimientos. Los acontecimientos no tienen un significado objetivo en sí mismos. Somos nosotros los que le damos sentido a los acontecimientos.

Por ejemplo, si tenía planes para tomar el sol… y se pone a llover. La lluvia es una situación objetiva y no tiene significado en sí misma. Para mí, la lluvia es motivo de molestia, ya que me impide llevar a cabo mi plan inicial. En cambio, para un agricultor de la región, la lluvia es motivo de felicidad. Tengo una interpretación subjetiva distinta a la del agricultor. El mismo acontecimiento me trae sufrimiento a mí, y felicidad al agricultor.

Dado que el acontecimiento en sí no tiene significado, puedo usar mi mente para cambiar el significado que le doy. Y, así, reduzco o acabo con el sufrimiento.

Siempre que sientas una emoción negativa como ira, frustración o tristeza, busca claridad. ¿Cuál ha sido la situación que ha desencadenado esta emoción negativa? ¿Cuál es el significado que le diste al evento? Date cuenta de que el evento es una cosa, y el significado que tú le has dado es otra. No lo confundas.

Es necesario identificar pensamientos que no son útiles. Esta claridad nos ayuda a decidir: podemos reemplazar estos pensamientos por otros mejores… o sencillamente podemos descartar estos pensamientos inútiles.

La meditación ayuda a tener la claridad necesaria para poder observar y percibir las situaciones de una manera más objetiva y comprender así que somos nosotros quienes creamos el significado. Observa los pensamientos de tu mente, eso te va a ayudar. Utiliza la práctica que vimos en el episodio 158 de la serie ¡Hola! Seiiti Arata sobre cómo observar sin juzgar

En el curso Felicidad, tenemos actividades prácticas para que entrenes tu habilidad para sobrellevar el dolor de forma adecuada. Esta es una habilidad valiosa que se puede aprender y mejorar, por lo que te invito a visitar este link.

El dolor emocional forma parte de todas nuestras vidas. Sin embargo, creamos un sufrimiento innecesario cada vez que no aceptamos la realidad.

Solo después de esta aceptación es cuando estaremos listos para seguir adelante. La aceptación es distinta del conformismo, del perdón, de querer que todo siga igual. La aceptación es un regalo que te das para hacerle frente al dolor. Así es como dejas de sufrir modificando tus pensamientos.