El Hombre Más Rico de Babilonia

En el libro El Hombre Más Rico de Babilonia, de George Clason, la primera lección que aprendemos es que la cartera de un hombre rico puede vaciarse rápidamente según va gastando. ¿Qué podemos hacer para alcanzar la riqueza?

¿Cuáles son los secretos para alcanzar la riqueza?

La medida de riqueza no es cuánto tenemos de reserva, sino en nuestras fuentes de ingresos. Y todo esto dependerá de nuestra actitud y mentalidad. 

La riqueza puede alcanzarse por todos los que sigan los tres mandamientos que compartiremos hoy. 

Vamos a analizar el resumen comentando el libro El Hombre Más Rico de Babilonia.

Al principio del libro, hay dos personajes que deciden aprender a acumular riqueza. Y para ello, piden el consejo de Arkad, el hombre más rico de Babilonia. 

La parte interesante es que estos dos hombres, un día fueron compañeros de Arkad. Estudiaron juntos, jugaron juntos. En ningún momento Arkad se hizo ver más inteligente o más hábil que los demás. En su memoria, en la percepción de estos hombres, no recordaban ver al hombre más rico de Babilonia trabajando más duro que los demás. 

Entonces, ¿Cuál era el secreto? Y aquí Arkad, el hombre más rico de Babilonia, empieza a compartir su historia en tres hipótesis.

1. Para enriquecerse, se necesita entender y practicar las leyes universales del enriquecimiento

Existen dos tipos de personas que no acumulan riqueza: los que no entienden las leyes del enriquecimiento y los que, a pesar de entenderlas, no las respetan. 

Riqueza Verdadera - Seiiti Arata, Arata Academy

2. Enriquecerse es bueno

La riqueza es un potenciador para la vida. Es posible hacer más cosas buenas, experimentar la vida con mayor plenitud. 

3. Se necesita tener tiempo y estudio

Tiempo tiene todo el mundo. Es cuestión de priorizar las cosas. Sobre los estudios, es necesario saber buscar información. 

¿Cómo estudió Arkad las leyes del enriquecimiento? A través de un maestro. 

Arkad no era rico al principio. No tenía nada, como los dos amigos que le pidieron consejo.

Sin embargo, un día apareció Algamish, un hombre muy rico que le pidió un servicio imposible de hacer en el plazo que le daba. Arkad decidió que trabajaría toda la noche para entregar el proyecto y, a cambio, Algamish le contaría a Arkad cómo podía hacerse rico él también. 

En cambio de todo su trabajo, Arkad recibió el siguiente consejo:

Decide que, de todo lo que ganas, una parte es TUYA para ahorrarla. 

Espera, ¿cómo va a ser eso?

Si recibo mi salario mensual, ¿no es todo mío? No.

Porque cojo una parte del salario y pago el alquiler: así, el dinero es del propietario. Una parte del salario va para el seguro médico, así el dinero es de la administradora, de los médicos. Con una parte compro ropa, por lo que el dinero no es mío, sino de los dueños de la tienda. 

Es decir, para enriquecernos, es necesario ahorrar una parte de lo que ganamos.

En ningún caso gastes más de lo que ganas. 

En realidad, dice el hombre más rico de Babilonia, ahorra por lo menos el 10% de todo lo que recibes. Si es posible, ahorra más del 10%. 

Si cada año consigo ahorrar el 10% de lo que gano… ¿cuánto tendré en diez años?

¿El salario de un año? No, eso no es cierto. Podemos hacer que el dinero trabaje para nosotros, Podemos invertir. Y esos ahorros, a lo largo de diez años, van a darnos beneficios, así se van a multiplicar.

Pero… ¡cuidado!

A la hora de invertir, confía tu dinero solo a quien entiende de las cosas. En el primer año de ahorrar el 10%, Arkad le dio todo el dinero a un amigo que era FABRICANTE DE LADRILLOS. Este fabricante tenía la idea de viajar a Fenícia a comprar joyas para revenderlas. 

Parecía un buen plan, pero había un detalle: el fabricante de ladrillos no sabía nada sobre joyas. Fue engañado por los fenicios, que le dieron trozos de cristal tintado a cambio de los ahorros. Lo perdieron todo. 

¿Conoces alguna historia parecida en nuestro mundo actual? 

¿De alguien que se aventura en un área en la que no tiene ningún conocimiento y lo pierde todo?

Arkad ya estaba acostumbrado al hábito de vivir con gastos menores de lo que ganaba. Y, durante los siguientes doce meses, siguió ahorrando y encontró una inversión mejor: comprar bronce para un fabricante de escudos. Este plan salió bien y le dio grandes ganancias. 

Sin embargo, las ganancias de la inversión en bronce para escudos las estaban gastando en comidas, bebidas y ropa. Todos los beneficios de las inversiones estaban siendo consumidos. 

El mentor Algamish le echó la bronca a Arkad y rápidamente aprendió que los beneficios pueden plantarse para generar aún más beneficios. 

La realidad es que para enriquecerse, primero tienes que querer. Ir a por el aprendizaje y, luego, practicar. 

¿Qué es lo que tenemos que aprender y practicar? 

Hoy vamos a decir tres valiosos mandamientos. Presta atención:

PRIMER MANDAMIENTO

Gasta menos de lo que ganas. Ahorra como mínimo el 10% de lo que ganas. Si puedes, ahorra más, siempre recordando de vivir la vida, sin excesos. El que intenta ahorrar exageradamente no va a tener un respiro, puede desistir a mitad de camino.

Para controlar nuestros gastos, tenemos que entender que los deseos son infinitos. Es natural que, según ganamos más, nuestros gastos aumenten. Porque los deseos son infinitos. Por eso, antes de asumir cualquier gasto, piensa siempre en la regla de gastar menos de lo que ganas. 

Existe un tipo de gasto que está en una categoría especial. Es la financiación de tu casa. Para el hombre más rico de Babilonia, todos deben ser dueños de la casa en la que viven. Así, un consejo sería hacer la planificación para tener tu hogar y así evitar pagar alquileres toda la vida.

En primer lugar, el coste de la financiación debe ser un precio justo: si los intereses son muy altos, puede no ser una buena elección para dedicarle tu dinero. Puede ser más interesante prolongar la fase en la que pagamos alquiler. Pero no es sólo eso: cada vez más, las nuevas generaciones quieren movilidad. La compra precipitada de un inmueble puede dificultar las mudanzas más adelante, y también tiene que estar en sintonía con los planes familiares.

SEGUNDO MANDAMIENTO

Toma buenas decisiones. Considera consejos solo de personas que saben de lo que están hablando. De gente experimentada y bien intencionada. 

En vez de cautivarte con la posibilidad de ganancias increíbles con riesgo, prefiere menor riesgo y menores ganancias, aunque ganancias más seguras. Inversiones con buena liquidez son los que puedes rescatar con más facilidad cuando sea necesario. 

Es interesante ver que el libro El Hombre Más Rico de Babilonia da una buena lección de productividad. Uno de los mayores enemigos de nuestras finanzas es la falta de capacidad de decisión. 

TERCER MANDAMIENTO

Invierte tus ahorros para que te den beneficios. Reinvierte los beneficios. Elige riesgo bajo y ganancias seguras. Evita perder dinero en operaciones arriesgadas, en golpes que ofrezcan ganancias astronómicas con poco esfuerzo.

Evita invertir donde no entiendes. Primero, adquiere conocimiento. 

Existe una división de la idea de gastar menos de lo que ganas que a mí, particularmente, me gusta mucho. Por eso, incluso voy a listar aquí de forma separada: aumenta tu habilidad de ganar más. 

Una de las formas más directas para eso es buscar la excelencia. Sea cual sea tu actividad profesional, siempre es posible examinar los resultados de otros compañeros y entender cuáles son los que obtienen mayores beneficios en el trabajo. 

Otra forma de invertir bien es en conocimiento. Si tengo dinero en la cartera hoy, mañana puede que no lo tenga. Sin embargo, el buen conocimiento me ayuda a ganar más constantemente. Sobretodo el conocimiento de finanzas, de emprendimiento, de calificación profesional, de comunicación. Todo esto me ayudará durante toda la vida. Invierte en conocimiento. 

Observa que aún estamos dentro de la división del tercer mandamiento de invertir para obtener beneficios. No se recomienda invertir en áreas que no conocemos. Pero podemos quedarnos sin respuesta: si hago mis ahorros, ahorrando mínimo el 10% de mis ganancias, ¿cómo voy a invertir? Adquiriendo conocimiento. 

Y este conocimiento no necesita ser meramente teórico, al contrario: cuanto más práctico, mejor. Por eso, una forma importante de crecimiento de riqueza es el voluntariado. 

¡La experiencia vale dinero! Esto va a avanzar mucho tu experiencia y potencial de ganancias. 

Una de las reglas de oro del hombre más rico de Babilonia es de invertir el dinero bajo la orientación de hombres sabios. 

Mi comentario personal es que no tiene que ser un hombre sabio, pero tiene que ser de confianza. 

En conclusión, ¿revisamos los tres principios?

Gasta menos de lo que ganas

Toma buenas decisiones

Invierte para obtener beneficios

Si sigues estos mandamientos, después de un tiempo vas a ver que realmente la vida está hecha de decisiones y que son las decisiones acertadas y pensadas con conocimiento las que nos llevan en dirección al futuro. Pero, como el hombre más rico de Babilonia, también necesitamos aprender con las decisiones equivocadas y sacar el mayor partido posible a las lecciones que nos da la vida. 


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