El que quiere ser SUPERIOR a los demás es INFELIZ

¡Hola! Seiiti Arata. ¿Tienes ganas de mejorar todos los días? Entonces, ten cuidado, ¡quizá ese deseo por la perfección pueda hacerte infeliz! En la búsqueda del desarrollo personal y profesional, vas a encontrarte con algunos desafíos que pueden hacerte infeliz, sobre todo cuando se busca la superioridad.

Por eso, para aumentar nuestro nivel de felicidad, primero vamos a entender de dónde viene esa necesidad por la superioridad. También vamos a entender cómo esa necesidad por la superioridad causa problemas y qué podemos hacer para evitar ser infelices.

Buscamos la superioridad para conseguir la aprobación de los demás.

A todos nos gusta dominar una habilidad. Ya sea cocinar, jugar al fútbol, hablar en público o hacer hojas de cálculo complejas, nos sentimos bien cuando sabemos que somos buenos en algo.

Según la teoría de la autodeterminación, el dominio de habilidades es un de los objetivos más importantes para el bienestar psicológico. El dominio ocurre cuando conseguimos hacer lo que queremos hacer. Esto está relacionado a otra necesidad parecida, que es la autonomía. Es la libertad de comportarnos como queremos.

Los estudios muestran que somos más felices cuando dominamos MUY BIEN alguna habilidad. Pero, ¿qué significa dominar MUY BIEN una habilidad? ¿Cómo lo sabemos? Una forma que usamos para saber si estamos progresando es compararnos con otras personas.

Buscamos la superioridad cuando queremos estar mejor que los demás. Algunas personas creen que alcanzar la superioridad les aumentaría la autonomía, como si no tuviesen que depender tanto de otras personas o de las circunstancias del entorno.

Nos sentimos bien cuando somos reconocidos y admirados por los demás. Buscamos la superioridad porque aprendemos desde la infancia que la autoestima está unida a cuánto mejores o peores somos, en comparación a otras personas.

Y cuando buscamos la superioridad, existe el riesgo de que nos volvamos más egocéntricos, demasiado centrados en el esfuerzo por conquistar cada vez más. Nos miramos más a nosotros mismos, nos centramos sólo en nuestros resultados. Y, con esto, nuestras relaciones se debilitan.

Cuando quedamos en primer lugar en clase o ganamos una competición, conseguimos el reconocimiento de algunas personas, pero también despertamos envidia en otras. Vamos a hablar del reconocimiento y la envidia separadamente.

En cuanto al reconocimiento, nuestros padres y profesores nos dicen que están orgullosos y admiran nuestro talento. Esto aumenta nuestro ego desde la infancia, en nuestro proceso de socialización.

El peligro está en viciarse con el sabor de la victoria. El error es que sólo te gustes cuando eres superior a los demás. Y esto va a causar varios problemas, que veremos dentro de poco.

Felicidad - Seiiti Arata, Arata Academy

La comparación con los demás nos hace infelices por culpa de la envidia.

Realmente, las comparaciones nos pueden ayudar a entender cómo estamos avanzando en nuestro esfuerzo. Sin embargo, muchas veces las comparaciones acaban dañando nuestra felicidad y bienestar psicológico

Por mejor que seas en un área, siempre habrá alguien que sea mejor que tú. Por lo tanto, no parece ser una buena idea depender de ser el mejor de todos para alcanzar la felicidad. Cuando aparezca alguien mejor, serás infeliz.

Las comparaciones sociales también disminuyen la felicidad porque causan un tipo de rivalidad, separación, envidia, antagonismo contra los demás. Empezamos a ver a la gente como rivales potenciales. Y esto es perjudicial para nuestra felicidad, ya que la buena conexión con los demás nos hace felices. Y entre estos sentimientos, la envidia es el peor.

La envidia está presente en nuestras vidas más que nunca, por la constante exposición de fotos y vídeos de gente en las redes sociales [ fonte: ] . El contenido publicado en las redes sociales parece que nos restriega en la cara que otras personas están viviendo lo que nos gustaría vivir. Parece que los demás siempre están comiendo mejores platos, relacionándose con personas más interesantes, viajando a sitios más bonitos, llevando ropa más elegante…

La envidia es la gran causa de la infelicidad de muchas personas hoy en día. Y la envidia es aún peor cuando empiezas a desear cosas malas a los que están aparentemente mejor que tú. Cuando deseas por dentro que ese amigo tuyo que está subiendo fotos de su viaje todo el día se quede sin dinero de una vez.

Un aspecto aún más enfermizo de la envidia es que es más fuerte cuando nos comparamos con los que son más cercanos a nosotros.

Digamos, por ejemplo, que eres un jugador de fútbol muy bueno. Y quieres participar en una competición para ganar y sentirte superior a los demás. E imagina que tu brillo se ve eclipsado por otro jugador que ha tenido un rendimiento mejor al tuyo.

Es probable que tengas más envidia si esa otra persona es de tu ciudad natal que si fuese de cualquier otra parte. Y la envidia será aún más intensa si esa persona superior fuese de tu propio barrio o, peor aún, de tu propia casa, como tu hermano, por ejemplo.

La envidia está fuertemente relacionada al deseo de superioridad. Normalmente, no sentimos envidia de las personas cercanas a nosotros si destacan en un área que no es de nuestro interés. Por ejemplo, no sentirías envidia de tu hermano si fuese un genio de las matemáticas, y a ti sólo te interesa el fútbol.

Buscar la superioridad con bienes materiales te hace cada vez más infeliz.

La necesidad de superioridad también está ligada al materialismo. Cuando quieres ser superior a los demás, es más fácil hacer comparaciones en dimensiones materialistas. Por ejemplo, no es fácil estar de acuerdo sobre quién canta mejor, pero es fácil decir cuál de los dos cantantes ha ganado más dinero, se ha comprado el mejor coche o tiene la casa más grande.

Cuando usamos medidas materiales, es más fácil comparar quién está por encima. Te comparas en términos de riqueza u otros criterios extrínsecos, como la fama, poder o status. Por eso la necesidad de tener superioridad aumenta el materialismo.

Y el materialismo es negativo para nuestra felicidad por la adaptación. Cuando nos mudamos a una casa más grande o nos compramos un coche más elegante, estamos felices por ese logro. Pero esa felicidad no dura mucho tiempo. En breve, en unos meses, o incluso unas semanas, ni siquiera nos daremos cuenta de que estamos viviendo en una casa más grande o llevando un coche más elegante. ¡Nos acostumbramos! Y tendremos que mudarnos a una casa todavía más grande o comprarnos un coche más lujoso para obtener el mismo impulso de felicidad y, la historia, obviamente, sigue así.

Felicidad - Seiiti Arata, Arata Academy

La búsqueda de la superioridad hace más mal que bien.

Toda la información que aprendes al seguir el trabajo de Arata Academy está fundamentada científicamente. En los últimos años, la psicología positiva se ha perfeccionada mucho haciendo investigaciones para entender qué nos hace realmente felices. En el curso Felicidad, comparto contigo, en un lenguaje sencillo de entender y fácil de poner en práctica, algunos ejercicios prácticos para que los lleves a cabo y aumentes tus niveles de felicidad.

Lo digo porque la ciencia del comportamiento ha aportado datos que son más fuertes que las creencias sin fundamento. Y una de las creencias sin fundamento es que la necesidad por superioridad es importante para tener grit o determinación y, así, sentirnos más realizados y ser felices. Existen algunos profesionales no actualizados que todavía creen en esto y que, por desgracia, hacen un flaco favor al público general compartiendo esas ideas.

En caso de usar la necesidad por superioridad para motivarte y hacer lo que tienes que hacer, realmente te puede ayudar en el caso de actividades de baja complejidad. En estos casos, el deseo por superioridad, el deseo de ser mejor que las personas a nuestro alrededor, puede darnos la fuerza necesaria para hacer tareas repetitivas que exijan resistencia física.

Sin embargo, para tareas que exijan creatividad, pensamiento cognitivo y creativo, la presión competitiva en la búsqueda de superioridad puede hacerte mal. El estrés que ejerce el deseo de superioridad sobre ti retira parte de la capacidad en el córtex prefrontal de tu cerebro. Y esto, a su vez, disminuye tu productividad en tareas intelectuales.

La presión por ser el mejor hace más mal que bien. Hay otras formas mucho mejores de motivarte a hacer tu trabajo, como alcanzar el estado de flow. Además de tener más éxito en tu tarea individual, también aumentas tus niveles de felicidad.

La búsqueda de superioridad nos aleja de relaciones saludables con personas de nuestro alrededor. También puede alimentar nuestro ego y hacernos depender del reconocimiento de los demás y despertar mucha envidia. Nosotros mismos acabamos cultivando más envidia de los demás cuando tenemos nuestro enfoque centrado en ser mejores que todos los demás. Y la necesidad de ser superior nos lleva al materialismo que, a su vez, es una búsqueda sin fin. El mecanismo psicológico de adaptación nos hace desear siempre más y más. 

Todo esto nos aleja de la felicidad sin que nos demos cuenta. Muchas personas todavía creen que la necesidad de ser superior es positiva para tener más garra y determinación. Parece que desconocen algo que es mucho mejor, el estado de flow o flujo. La búsqueda de superioridad aumenta el nivel de estrés que, a su vez, reduce la función creativa del cerebro y, así, reduce nuestro potencial intelectual. Y el estado de flow hace exactamente lo contrario, nos aporta verdadero placer e inmersión total en la actividad.

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