El Síndrome del Objeto Brillante acaba con tus metas

¡Hola! Seiiti Arata. ¿Sabes cómo hacer que un niño suelte un juguete? Sólo tienes que ponerle delante un juguete nuevo. Ese nuevo objeto brillante va a llamar su atención y va a hacer que se olvide del juguete antiguo. Aunque el juguete antiguo sea mejor.

Los adultos no somos muy diferentes. Siempre que descubrimos algo nuevo, ese objeto brillante nos llama la atención y nos hace dejar lo que teníamos entre manos. Aunque estuviésemos en el camino correcto.

Este comportamiento es tan común que tiene hasta nombre: el Síndrome del Objeto Brillante. Y hace que actúes basándote más en la emoción que en la razón. Y, aunque parezca inofensivo, puede estar perjudicándote en todos los ámbitos de tu vida.

El Síndrome del Objeto Brillante te impide cumplir tus mayores sueños.

La mayoría de las personas consigue alcanzar sus objetivos vitales usando un buen plan. Un buen plan es el que el tiempo ha demostrado que es útil y el que ya han usado otras personas para alcanzar los mismos objetivos.

Si quieres adelgazar, el desafío es conseguir adherirte a un plan de restricción de calorías. Y hay varios caminos para hacerlo: por ejemplo, puedes elegir una dieta baja en carbohidratos, o con pocas grasas, o una dieta vegetariana, o una dieta carnívora… siempre que sigas la dieta, vas a llegar a tu objetivo.

Si quieres ganar dinero con inversiones, puedes elegir un análisis fundamental de empresas, un análisis técnico de acciones, puedes invertir en negocios propios, puedes comprar bitcoin y aprender a guardar tus propias llaves. Hay muchos caminos… Siempre que seas constante en tu estrategia vas a llegar a tu objetivo.

Si quieres aprender un nuevo idioma, puedes elegir tomar clases presenciales, clases onlines, hacer intercambio de idiomas, contratar a un profesor particular, ver películas y series… sólo tienes que ser constante y llegarás a tu meta.

Fíjate que, en estos tres ejemplos, un buen plan es el que eres capaz de seguir durante el tiempo necesario. En la medicina basada en la evidencia, eso se llama grado de adhesión. No sirve de nada simplemente presentarle a un paciente el mejor protocolo para que tenga buena salud. El paciente tiene que ser capaz de llevar a cabo ese plan durante el tiempo necesario.

Sin embargo, es difícil tener una buena adhesión, porque la gente sufre del síndrome del objeto brillante. Uno empieza la Dieta del Plátano con muchas ganas, pero luego oye hablar de la Dieta del Aguacate y cambia de idea antes de que la primera dieta haya tenido tiempo de dar resultados. Y, en cuanto conoce otra novedad, vuelve a cambiar de estrategia. Y así se pasa la vida saltando de rama en rama, esperando que el siguiente objeto brillante le dé resultado. Sólo que ese resultado ya habría llegado si se hubiera mantenido en el plan original durante más tiempo.

Los objetos brillantes son distracciones que retrasan tus objetivos de vida.

El Síndrome del Objeto Brillante no es más que un nombre bonito para algo que es, a la vez, muy fácil y muy difícil de combatir: la distracción.

La distracción juega con tus emociones. Tu afán por lo novedoso te hace tomar decisiones irracionales.

Imagina que tuvieses que ir del punto A al punto B y el único camino disponible fuese una carretera recta y libre de cualquier señal u obstáculo. Sólo tendrías que recorrer esa carretera por el único camino posible y enseguida llegarías a tu destino.

Ahora imagínate que tienes que ir del mismo punto A al mismo punto B. Pero ahora hay cientos de caminos diferentes, cada uno con varias bifurcaciones, baches, obstáculos, atajos, desvíos… y a lo largo de esos caminos hay varios carteles publicitarios que dicen que el otro camino es mejor, que hay una forma de llegar más rápido, que estás en el camino equivocado.

Planificando Tu Vida- Seiiti Arata, Arata Academy

Eso es lo que pasa cuando no sigues el plan que diseñaste para alcanzar tus objetivos. Empiezas a cambiar de estrategia de vez en cuando y nunca ves resultados. Eso no significa que tu plan original siempre vaya a ser el mejor camino. Pero, aunque no sea el mejor camino, probablemente es mejor insistir durante un tiempo que seguir cambiando de estrategia todo el rato, sin darle tiempo al plan a que produzca los resultados que deseas.

Por eso debes aprender a darle tiempo a tu plan inicial. No tienes que mantenerte eternamente preso al plan original, sin flexibilidad para cambiarlo si te das cuenta de que ese camino no va a darte resultados. Pero, por lo menos, tienes que esperar un tiempo para ver si el plan funciona o no.

Puedes conseguirlo eliminando distracciones, manteniendo el control emocional y aprendiendo a decir que no.

Volviendo al ejemplo del adelgazamiento, si has elegido la dieta equis, mantén tu enfoque en ella. No te pongas a leer sobre la dieta i griega, no empieces a buscar en internet sobre la dieta zeta. Cuantas menos distracciones tengas, más fácil será que te concentres en tu plan y digas que no a los objetos brillantes que te llamen la atención por el camino.

Nuestro deseo por lo novedoso es inevitable, así que tienes que aprender a usarlo a tu favor.

No importa si mantienes la atención sin problema o si te distraes con facilidad. Si eres humano, tienes la tendencia natural a interesarte por novedades. Y, ya que los objetos brillantes van a llamarte la atención tarde o temprano, puedes aprender a usar esa tendencia a tu favor.

La mejor manera de hacerlo es reduciendo el plazo de tus metas para que te sea más fácil mantener el enfoque. Con un período corto y una meta próxima, será difícil que pierdas el interés por tu plan original.

Entonces, en vez de trazar una meta que diga que vas a adelgazar quince kilos en el período de un año usando la dieta paleolítica, traza un objetivo menor con un plazo más corto. Así, no te quedará otra que evaluar tu progreso más frecuentemente.

Por ejemplo, ponte como meta adelgazar tres kilos en un mes con esa dieta. Si al final de un mes estás insatisfecho con la dieta o crees que no te está funcionando bien, cambia de plan y prueba algo nuevo.

Una buena manera de hacer esto es usando la técnica de las minimetas semanales que enseñamos en el episodio 203 de la serie ¡Hola! Seiiti Arata. Si reduces tus objetivos a pequeños fragmentos de siete días, puede que tu ánimo se renueve y que consigas encontrar novedades todas las semanas. 

Pero ten cuidado porque, para la mayoría de los objetivos, no es muy efectivo cambiar de estrategia cada dos semanas. Es un tiempo muy corto para ver resultados en una dieta, en un plan de inversiones, en el aprendizaje de un idioma.

Pero, aunque no cambies de estrategia, puedes tener un objeto brillante dentro del plan cambiando el menú, las acciones que tienes que analizar, el tipo de ejercicios que vas a hacer…

No existe una regla de tiempo para cambiar de estrategia. Tienes que analizar con sentido común por qué no has obtenido resultados.

Seguir insistiendo con una estrategia que no está funcionando es tan malo como saltar de rama en rama siempre que ves un nuevo objeto brillante. Por eso necesitas tener equilibrio y sentido común para establecer cuándo una estrategia no te está funcionando y cuándo tienes que sustituirla.

La mejor manera de saberlo es analizando datos. Haz un plan con tu objetivo, establece qué estrategia vas a usar para alcanzar ese objetivo y después ejecuta esa estrategia durante un tiempo preestablecido.

Cuando termine ese período, analiza los datos para ver si el plan ha funcionado. Si no está funcionando, entonces es cuando puedes cambiar de estrategia con intención, esta vez movido por la razón y no por la emoción.

Planificando Tu Vida- Seiiti Arata, Arata Academy

Volvamos al ejemplo del adelgazamiento. Imagina que has elegido la dieta paleolítica, has consultado a un nutricionista de confianza, has seguido el menú la mayor parte del tiempo y aun así, al cabo de noventa días, no has tenido una pérdida de peso significativa.

En ese ejemplo, puede ser que, simplemente, esa dieta a ti no te funcione. A lo mejor es más efectivo cambiar de estrategia, intentar otra cosa, buscar los resultados que no han llegado.

Date cuenta de que ese tipo de abordaje es muy distinto a dejarse distraer por la información que se te pone delante todo el rato. En el Síndrome del Objeto Brillante, las novedades te están desviando del camino y retrasando el cumplimiento de tus metas con muchas distracciones. Aquí eres tú quien está al mando, probando estrategias y observando los resultados antes de probar cualquier novedad.

Para que eso funcione, necesitas tener un plan. Tienes que tener claro lo que quieres conseguir, ser realista, saber qué estrategia vas a usar y qué tiempo será necesario para empezar a ver resultados. Puede parecer complicado, pero es mucho más fácil que estar continuamente probando nuevas soluciones locas y ver que el resultado nunca llega.

El Síndrome del Objeto Brillante es la predisposición que tenemos de buscar novedades constantemente, perdiendo el interés en lo que ya teníamos y abandonándolo. Aunque estuviese funcionando bien. Ese tipo de comportamiento te perjudica en todos los aspectos de tu vida y retrasa mucho el cumplimiento de tus objetivos.

Para vencer el Síndrome del Objeto Brillante necesitas tener un plan y atenerte a él. Tienes que darle tiempo al plan para que funcione y presente resultados, y sólo después analizar si realmente necesitas introducir alguna novedad.
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