No eres especial. La felicidad es un problema. El sufrimiento no se debe evitar. Estás equivocado en todo.
Esas ideas van en sentido contrario a casi todos los materiales de desarrollo personal. Y son algunas ideas que forman la base del libro El Sutil Arte de que (casi todo) te Importe una Mi*rda, de Mark Manson.
Este título representa el rechazo a la búsqueda de un ideal de éxito impuesto por la sociedad. Es la desconexión de la presión por tener que pensar siempre en positivo. Es no aceptar el sentimiento de inferioridad por no corresponder a lo que los demás esperan de ti.
En el Resumen Arata Academy de hoy, vamos a conocer una estrategia diferente para los que quieran tener una vida mejor liberándose de la presión de tener que parecer feliz y optimista todo el tiempo.
Aunque no estés de acuerdo con todas las ideas presentadas, observa cómo pueden tener el poder de hacerte reflexionar sobre los caminos que estás planeando para tu propia vida.
Pensar en positivo no es la clave para la felicidad
Muchos materiales de desarrollo personal divulgan la idea de que pensar en positivo es la clave para ser personas más felices, ricas y productivas.
Esta idea también parece haber contaminado las redes sociales. Muchos perfiles de empresas, celebrities, influencers e incluso nuestros amigos intentan construir esa idea de una vida positiva, optimista e incluso extraordinaria.
Sin embargo, sabemos que la vida real no es así. No todas las personas son extraordinarias. E incluso la vida de las personas extraordinarias no sólo consta de momentos especiales. Y no pasa nada.
El primer paso para rechazar esa idea de una vida perfecta es aceptar que no eres especial. Y aceptar los aspectos negativos de tu vida. Hay que tener claro que no todas las oportunidades del mundo te van a ir bien.
Este mensaje es particularmente valioso para los que sufren intentando vivir una realidad que no es viable. Si eres de esas personas que desde hace tiempo intenta tener una vida fuera de la realidad, esa aceptación va a darte un sentimiento de tranquilidad y satisfacción. Al disminuir tu expectativa, también disminuyes tu frustración.
Sé que probablemente ya hayas escuchado el consejo de que no debes abandonar tus sueños. es un consejo bonito pero que, en la práctica, puede ser una gran fuente de insatisfacción.
Por ejemplo, digamos que tienes el sueño de ser un futbolista profesional. Incluso lo has intentado, pero tienes treinta y cinco años y nunca has jugado un partido profesionalmente. ¿Deberías insistir? ¿No sería mejor abandonar ese sueño y buscar otro más alcanzable?
No abandonar tus sueños te da problemas. El problema de estar siempre centrado en lo que NO tienes. En un futuro que te gustaría que fuese de determinada forma. Sólo que eso hace que dejes de disfrutar del momento presente, dejas de apreciar y agradecer lo que YA tienes.
Cuanto más intentemos sentirnos bien todo el tiempo, más insatisfechos estaremos, porque la búsqueda de algo sólo refuerza el hecho de que no tenemos ese algo.
¿Cuál sería la alternativa? Aceptar los aspectos negativos de nuestra vida. Aceptar nuestras limitaciones. Nuestros defectos.
No tienes que ser indiferente a todo
No tienes que ser indiferente a lo que los demás piensen de ti. No tienes que ignorar los problemas de la vida. No es para enfadarte con el desarrollo personal.
Esa es una visión equivocada. No tienes que ser una persona antipática e indiferente a todo lo que tienes en la vida. Debes convertirte en alguien que aprende a estar cómodo con los defectos, con las diferencias y con sus propias limitaciones en la vida.
No tienes que hacerte indiferente por lo que los demás vayan a pensar de ti. Lo que necesitas es dejar de preocuparte por los pequeños detalles que tienen poco impacto en tu vida. Hay que priorizar centrar la atención en lo que importa de verdad.
No tienes el poder de escoger lo que pasa en tu vida. Pero tienes la capacidad de escoger por lo que te preocupas. Y tu enfoque determina tu realidad.
La búsqueda de la felicidad puede volverse un problema
Deja de intentar resolver todos los problemas de tu vida para finalmente ser feliz. ¿Sabes esa idea que tiene la gente de que si tuviésemos un cierto tipo de cuerpo, si tuviésemos una cierta cantidad de dinero o incluso si tuviésemos una buena relación amorosa, seríamos mucho más felices?
Esta es una idea que fue estudiada hace miles de años. Y la conclusión es que esa felicidad ideal nunca llega. En cuanto conseguimos los objetivos que creemos que nos harán felices, nos surgen nuevos objetivos inmediatamente. Y el ciclo no acaba nunca.
Esta búsqueda por una vida ideal nunca se acaba. En vez de eso, es mejor aceptar que el dolor, la pérdida y los problemas forman parte de nuestra existencia y no deben ser evitados.
No condiciones tu felicidad a conseguir lo que quieres o a abandonar lo que no quieres. Así, se hace mucho más fácil sentir la felicidad todos los días de tu vida.
Acepta que no eres especial
Ya habrás escuchado en algún programa, libro, curso o red social la idea de que eres especial. Este es un mensaje muy difundido hoy en día, para aumentar el autoestima y ayudar a esas personas a conseguir sus objetivos.
Peor: este punto de vista tiene un gran problema. Creer ser especial hace que te sientas titulado, es decir, como si tuvieses derecho a tener resultados. Las personas tituladas hacen menos esfuerzo para superar dificultades.
El problema de creer que eres especial es que cuando ocurre algo bueno en tu vida, crees que es por mérito propio. Y cuando ocurre algo malo, tendrás la tendencia de culpar a los demás porque, como tú eres especial, el error no ha sido tuyo. Esto perjudica la capacidad de asumir la responsabilidad y fomentar cambios.
No confundas ser único con ser especial. Tú eres único. Tus experiencias de vida, tus ideas, tus sueños son diferentes a los de los demás. Sin embargo, apenas el hecho de ser único no significa que seas especial. Si todo el mundo es especial, nadie es especial. O todos son especiales y no hay ninguna diferencia.
Algunas personas pasan a creer que son especiales por haber sufrido algún trauma. Esas personas empiezan a sentirse víctimas y a actuar como víctimas.
Creer ser especial les hace actuar de forma más egoísta, como si el mundo les debiese algo. Este tipo de autocentrismo, creer que tu ombligo es el centro de atención, es una fuente segura de insatisfacción.
Creer que DEBERÍAS SER especial hace que la gente se compare con otras personas que ven en la televisión, en el cine o en las redes sociales.
Comparas tu escenario con el de los demás, y eso te frustra. El deseo de tener más experiencias positivas es, en sí, una experiencia negativa. E, paradójicamente, la aceptación de la experiencia negativa es, en sí, una experiencia positiva.
Por eso la salida es que tienes que aceptar que no eres especial, en el sentido de que no todas las personas pueden ser extraordinarias en todo. En algunas cosas eres bueno, en otras, no, y no pasa nada. Esa diversidad es una de las virtudes de la vida.
El sufrimiento tiene su valor
Otra idea muy popular hoy en día es la de evitar el sufrimiento. Siempre queremos evitar problemas. Esto nos hace estar siempre buscando más confort, más seguridad, más casas fáciles.
La cuestión es que el sufrimiento también nos puede hacer crecer. Para ello, es necesario desarrollar nuestro autoconocimiento. Cuando entiendes cuáles son los valores que guían tu vida, tendrás una mejor percepción de tus fracasos y éxitos.
Los buenos valores son 1) realistas, 2) socialmente constructivos y 3) inmediatos y controlables. Por ejemplo, la honestidad, innovación, vulnerabilidad, defender lo que crees, respeto, humildad, creatividad.
Valores malos son 1) supersticiosos, 2) socialmente dañinos y 3) no inmediatos ni controlables. Por ejemplo: la manipulación, hedonismo, querer ser el centro de atención, hacerte rico para alardear.
Priorizar valores mejores es escoger preocuparse con cosas mejores. Esas cosas nos dan problemas mejores y, con ellos, la vida es mejor.
Cuando tienes claro lo que valoras, tomas el control de tu vida. Decides conscientemente enfrentarte a problemas buenos, los problemas que te van a hacer crecer como persona. La idea no es huir de los problemas. Es descubrir con qué tipo de problema prefieres lidiar.
Si no tomas esa decisión consciente, también estarás tomando una decisión. De una forma u otra, siempre estamos escogiendo. Todo lo que pasa en nuestra vida está bajo nuestra responsabilidad.
Claro que hay algunas cosas que están fuera de nuestro control. Pero tenemos la responsabilidad de escoger cómo interpretamos esos acontecimientos y la forma en la que actuamos.
Aprende a aceptar que los problemas existen. La aceptación es el primer paso para resolver los problemas. Como próximo paso, tienes que asumir la responsabilidad. Muchas personas se niegan a aceptar la responsabilidad de hacer al respecto porque tienen miedo de asumir la culpa. Son dos conceptos diferentes. No confundas la culpa con la responsabilidad. Cuando buscas la culpa, te centras en castigar. Cuando piensas en la responsabilidad, te centras en la solución que puedes desarrollar.
La felicidad está en resolver problemas. Si evitas los problemas o crees que no tienes ningún problema, estás en el camino de la tristeza, de no felicidad. Si crees que no consigues resolver tus problemas, también estarás en ese camino de la no felicidad. El secreto está en resolver los problemas, no en no tener problemas. La verdadera felicidad sólo ocurre cuando descubres qué problemas te gusta tener y resolver.
Siempre estás equivocado, porque el aprendizaje es interminable
Siempre estamos buscando cosas correctas. Queremos comer los alimentos correctos. Queremos encontrar el compañero correcto. Queremos invertir en el negocio correcto.
Estas cosas correctas, seguras, muchas veces son distracciones que nos impiden encontrar nuevas formas de desarrollo. Si tienes la certeza de que sueles engordar y ponerte enfermo, eso limita que encuentres una alimentación saludable. Si estás seguro de que no eres atractivo, esto te limita a la hora de encontrar un buen compañero. Si crees que no se te dan bien los números, esto te limita a la hora de hacer buenas inversiones.
Si no te cuestionas tus certezas, puedes estarte limitando y autosaboteándote. En vez de hacer crecer esas certezas, tienes que aprender a reconocer que siempre estás equivocado y sólo intentar estar un poco menos equivocado cada día.
El aprendizaje es interminable. Por más conocimiento que tengas, la cantidad de cosas que no sabes es siempre mucho mayor que la cantidad de cosas que sabes. Lo importante es estar siempre mejorando.
Esto requiere el valor de matar a tu antiguo YO para poder hacer espacio a un nuevo YO. esta reinvención constante es esencial para tu desarrollo como persona.
Fracasar forma parte del proceso
Cuando buscamos certezas y evitamos el sufrimiento, en el fondo queremos huir del fracaso.
Desde pequeños estamos programados a creer que el fracaso es algo malo que debe ser castigado. Nos regañan cuando fallamos en alguna actividad. Nos ponen mala nota cuando fallamos en el colegio. Nos despiden cuando nos equivocamos en un trabajo.
Sin embargo, el fracaso forma parte de nuestra vida. Fracasar es seguir adelante. No existe el desarrollo personal o profesional sin fracasos. Evitar los sentimientos negativos sólo profundiza y alarga esos malos sentimientos, llevando a problemas emocionales. La positividad constante es una forma de fuga, no una solución válida para los problemas de la vida.
La mejor forma de librarte del miedo al fracaso es adoptar el principio de la acción. Haz algo. Siempre que te paralices, con miedo a hacer o dejar de hacer algo, sencillamente entra en acción y observa los resultados.
Esto no significa que vayas a dejar de tener miedo. Sólo significa que vas a actuar A PESAR del miedo. Mira el episodio ¡Hola! Seiiti Arata número 132.
El simple hecho de ponerte en acción, aunque te lleve al fracaso, va a hacer que las cosas pasen. Y, por lo menos, vas a tener una lección aprendida.
Tienes que aprender a decir no
Así como el fracaso forma parte del proceso, el rechazo también tiene su lado positivo.
A la mayoría de las personas les cuesta mucho decir no. No queremos parecer maleducados, no queremos renunciar a algo o sencillamente asociar la palabra no a una pérdida.
Muchas veces tenemos que aprender a decir que no a algo para poder tener otras cosas. Es un juego eterno de decisiones que tenemos que hacer a lo largo de la vida.
El que intenta tenerlo todo acaba no teniendo nada. O acaba teniendo que atender a tantas cosas que no tiene tiempo para lo que realmente importa. Es fundamental aprender a establecer límites saludables.
Necesitas claridad para escoger lo que es importante para ti y así saber decir que no a lo que no es importante. Esa decisión debe hacerse basándote en tus valores personales
Vas a morir muy pronto
Todos evitamos pensar en el tema de la muerte. No queremos admitir que vamos a morir.
Este miedo a la muerte es justificable. Queremos aprovechar el máximo de la vida, y no pensar en el día en el que ya no estaremos aquí.
Pero esta tendencia de evitar pensar en la muerte hace que desperdiciemos nuestro tiempo. Cuando recuerdas que vas a morir, tienes más motivación para dejar de perder el tiempo con cosas de poca importancia. Este es el lado bueno de pensar en la muerte.
¿Cuántos minutos pasarías en una red social si supieses que tienes un día de vida? ¿Cuánto tiempo estarías lejos de las personas que te gustan? ¿Cuánto tiempo malgastarías en actividades que odias sólo para ganar dinero?
La cuestión es que puedes tener un sólo día de vida. Independientemente de tu edad o de tu salud, nadie sabe cuánto tiempo nos queda en la Tierra. Y uno de nuestros mayores desafíos es justamente saber cómo llevar la vida cuando no tenemos ni la mínima idea de cuánto va a durar.
Tenemos que pensar a largo plazo para garantizar nuestro futuro incierto al mismo tiempo que tenemos que aprovechar el momento presente, porque puede ser el último que tendremos.
La mejor forma de lidiar con esta paradoja es viviendo según nuestros valores. Si vives tu vida siguiendo un código ético que te has creado para ti mismo, vas a dejar un legado independientemente de si la fecha de tu muerte fuese hoy o dentro de noventa años. Quien vive totalmente de acuerdo con buenos valores, está preparado para morir en cualquier momento.
Si creas una lista sólida de valores y consigues vivir de acuerdo a esos valores, vas a poder vivir bien tu vida independientemente del tiempo y también vas a poder dejar de preocuparte sutilmente por todo lo demás que no esté entre las cosas que valoras.
Deja de preocuparte por lo que la sociedad piense de ti. No vivas tu vida comparándote con los estándares de los demás. Vive tu vida de forma consciente y de acuerdo a tus valores.
Siempre que te sientas triste, inseguro o preocupado, la causa probablemente sea la diferencia entre tu conducta y lo que valoras. Siempre que estés paralizado, tengas miedo o incluso cuando no sepas qué hacer, consulta tu lista de valores, y la respuesta estará ahí.
Si quieres profundizar en esto y descubrir cómo crear tu propia lista de valores, he grabado una clase especial del curso Planificando Tu vida sobre cómo descubrir y jerarquizar tus valores personales más altos.
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