¡Hola! Seiiti Arata. Recibí un mensaje de alguien que decía: «Soy una persona mayor y procrastinadora, ¿cómo hago realidad mis planes antes de morir?». Bueno… cuanto más viejo eres, más has dejado de lado tus sueños. Es natural, es lógico. Cuanto más tiempo lleves viviendo, es de esperar que hayas tenido que tomar decisiones y dejar de lado muchos sueños.
Pero el problema es que hay personas que, a pesar de ser maduras, siguen procrastinando. Si estás en una etapa más avanzada de la vida, puede que sientas que ya has hecho mucho de lo que tenías que hacer en términos de carrera, familia y proyectos personales. Pero, aun así, hay que tener cuidado de no entrar en una peligrosa zona de estancamiento.
Esta zona de estancamiento es aquella en la que no dejas de pensar en nuevos planes, de alimentar nuevos sueños, pero nunca pasas a la acción. La procrastinación es ya un problema común para todas las edades. Y quienes han pasado por muchas experiencias de vida pueden sufrir aún más la procrastinación.
No importa cuánto hayas hecho en tu vida. Seguro que todavía tienes algún sueño sin cumplir, alguna experiencia que no has vivido, algún plan que no has podido ejecutar. Si este es tu caso y siempre estás procrastinando, inseguro de si debes arriesgar tu comodidad o no, hay una pequeña técnica que puedes utilizar: la regla del CASI.
La regla del casi dice que debes actuar inmediatamente si estás casi seguro de lo que quieres hacer.
Los que se encuentran en la zona de estancamiento en una etapa más avanzada de la vida tienen dificultades para actuar. Esta procrastinación no tiene que ver con la edad, sino con tener más que perder. O porque la vida les ha golpeado tanto que no saben si aún tienen energía para intentar cumplir un nuevo sueño o vivir una nueva experiencia.
En esta situación, es muy difícil estar seguro de si debes seguir adelante o quedarte quieto. Los pros y los contras suelen tener el mismo peso, por lo que uno no suele estar muy seguro de la decisión a tomar.
Así que, en lugar de esperar a tener certeza, intenta un enfoque diferente. Intenta utilizar la regla del casi.
La regla del casi te dice que actúes cuando estés CASI seguro de lo que quieres hacer. No esperes a estar absolutamente seguro, ni siquiera esperes estar muy seguro. Sólo tienes que estar CASI seguro de que es lo correcto, de que los pros superan en algo a los contras, y de que estás dispuesto a pasar a la acción.
Utilizando esta regla, saldrás de la inercia y obtendrás rápidamente información de la vida real sobre si los sueños que tienes en la cabeza son realmente lo que quieres.
La regla del casi te ayuda a salir de la parálisis. Y, al actuar, obtienes retroalimentación y puedes mejorar.
Piensa lógicamente de la siguiente manera: si actúas ahora, todo puede salir bien. Y tú lo celebras. Pero si no sale bien, aprendes algo. Básicamente, cuando no actúas, no consigues reunir información sobre el resultado de tus acciones. Y, por lo tanto, no consigues mejorar. Pero cuando actúas, aunque sea de forma improvisada, recibes una retroalimentación. Y esa retroalimentación es esencial para que mejores.
Si esperas a estar absolutamente seguro de lo que quieres hacer, puedes perder la oportunidad. El tiempo pasa y puede que ya no tengas la energía, la salud o la oportunidad de realizar tu sueño.
Pero si no esperas tanto y actúas aunque sólo estés casi seguro, pueden darse dos situaciones: o sale bien… o sale mal, pero al menos aprendes algo. Ambas situaciones son buenas.
En la primera situación, todo sale bien y consigues cumplir tu sueño, vivir una nueva experiencia, hacer realidad tu plan. En este caso, todo ha ido bien y la regla del casi te ha funcionado.
En la segunda situación, empiezas a experimentar en la práctica que los sueños y planes que tienes en la cabeza es mejor dejarlos dentro de ella, sólo como ideas. En la práctica, te das cuenta que no son lo que realmente quieres. En este caso, la regla del casi también te ha servido para obtener una respuesta rápida y ver que ese era un camino equivocado.
Piensa, por ejemplo, en un hombre de cincuenta años que ya ha formado una familia, es dueño de su propia casa y ha conseguido una carrera estable. A este hombre le gusta cocinar y sueña con abrir un restaurante italiano.
Él no está seguro de si debe o no invertir tiempo, dinero y energía en este sueño. Pero utilizando la regla del casi, va y pone en práctica el plan, pero sin estar absolutamente seguro. Como el coste económico de abrir un restaurante desde cero es muy elevado, habló con un amigo que tiene un restaurante y le ofreció ser gerente, trabajando gratis para conseguir experiencia.
A partir de ahí se dio cuenta de que el día a día de un restaurante es muy diferente a lo que había soñado. Pasa poco tiempo preparando macarrones, lasaña y ñoquis y mucho tiempo ocupándose de las tareas burocráticas, la gestión del personal y las quejas de los clientes. Pronto se da cuenta de que ese sueño sólo se veía bien en su cabeza. Así que agradece a su amigo la oportunidad de vivir esa experiencia y decide que no volverá a pensar en abrir un restaurante.
O bien puede ocurrir lo contrario. Consigue una gran experiencia como gerente del restaurante, descubre que es muy bueno dirigiendo un equipo y además se las arregla para trabajar en la cocina. Esta es la confirmación que necesitaba para abrir su propio restaurante, delegando las tareas en las personas adecuadas y centrándose en ocuparse sólo de la parte culinaria, que era lo que realmente le interesaba.
En cualquiera de los dos casos, la regla del casi funcionó. Y esto sucede porque esta regla te saca de un estado mental peligroso, que es el estado de inacción alimentada por el miedo.
El miedo a cometer errores y a perder lo que ya has conseguido es el mayor combustible de la procrastinación.
Muchas veces no actuamos porque tenemos miedo de equivocarnos. Los más jóvenes, que no tienen nada que perder, pueden llegar a arriesgarse para intentar ganar algo. Pero los que son mayores y han trabajado duro para crear riqueza y reputación tienen más miedo de arriesgarse y perder.
El problema es que esta falta de acción alimentada por el miedo te pone en un estado de ansiedad constante, de pensar siempre cómo serían las cosas si hubieras actuado. Este miedo te hace esperar hasta estar absolutamente seguro del momento de actuar. El problema es que la certeza absoluta nunca llega.
Con la regla del casi, dejas esta inacción e intentas cualquier resultado que tengas que intentar. Por supuesto que no vas a arriesgar de forma inconsecuente todo lo que ya has construido en la vida. Pero puedes separar una parte de tu tiempo, tu energía y tus activos para intentar hacer realidad un sueño que está en tu cabeza.
Esto debe hacerse con mucha planificación. Tu sueño debe integrarse en un plan de vida más amplio que abarque tus valores personales y las demás áreas de tu vida.
Está claro que, incluso con este tipo de planificación, existe la posibilidad de que tu proyecto no funcione. En ese caso, habrás asumido un riesgo calculado. Puede que incluso pierdas tiempo, energía y dinero, pero habrás ganado experiencia y, sobre todo, te habrás librado de esa angustia de preguntarte siempre qué habría pasado si hubieras actuado.
Además, del mismo modo que existe la posibilidad de fracasar en tu proyecto, también existe la posibilidad de triunfar. El beneficio si tienes éxito es proporcional o incluso mayor que la pérdida en caso de que fracases.
Es un error de lógica considerar únicamente el riesgo del fracaso. También debes tener en cuenta lo que se puede ganar si el proyecto tiene éxito.
Por otra parte, quedarse en la zona de estancamiento, sin hacer nada, también es una opción que tiene sus riesgos. Sin hacer nada, es casi seguro que no recibirás los beneficios que tendrías si lo hubieras intentado con éxito.
Así que, independientemente de tu edad o condición de vida, intenta utilizar la regla del casi. Actúa aunque no estés seguro. Sea cual sea el resultado, vas a salir ganando.
La regla del casi dice que actúes aunque no estés muy seguro de si debes o no intentar cumplir un sueño, vivir una experiencia o intentar un nuevo proyecto. Esta regla es perfecta para las personas en las etapas más avanzadas de la vida que procrastinan porque tienen miedo de arriesgarse.
Pero para que esta regla sea bien ejecutada, hay que incluir la realización de este proyecto en un plan bien hecho. Un plan que abarque todos los ámbitos de tu vida.
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