¡Hola! Seiiti Arata. Si tu vida va demasiado rápido, te notas cargado emocionalmente, tienes ansiedad y no encuentras tiempo para hacer lo que realmente importa, te invito a que conozcas el esencialismo. Hoy vamos a descubrir lo que es realmente importante en tu vida. Y, a partir de este descubrimiento, vamos a eliminar lo que es innecesario y vamos a hacer lo que es esencial con mayor calidad.
Una buena metáfora para explicar esta propuesta del esencialismo es observar el proceso de creación de una buena película. Después de escribir la historia, el director graba todas las escenas que están en el guión, algunas de ellas más de una vez. Para terminar, todo lo que se ha grabado pasa por un proceso de edición.
La edición sirve para que el cineasta quite todo lo que no es esencial para contar la historia. Detalles que no son importantes, diálogos innecesarios, personajes que no hacen que la historia avance… todo eso se edita para dejar en la película lo que realmente importa. ¿Has entendido cómo vas a usar esta analogía en tu vida?
Ahora piensa en cómo puedes hacer este mismo proceso de edición en tu propia vida. Imagina si pudieras editar todas tus obligaciones, todos tus vicios, todas tus preocupaciones, y dejar en tu vida solo lo esencial.
Imagina disminuir la cantidad de reuniones innecesarias. Personas aburridas. Emails y mensajes no solicitados. Y hasta deseos o ambiciones que te provocan ansiedad.
La buena noticia es que puedes editar tu vida. Siempre que tengas un buen nivel de autoconocimiento y que hagas una buena planificación.
Editar tu vida es concentrarte solamente en lo esencial, dejando a un lado el resto.
Si estás sobrecargado con la cantidad de cosas que tienes que hacer, probablemente tu vida necesita una edición. Durante 2 años, has ido acumulando obligaciones, compromisos y hasta objetivos que trazaste para ti mismo. Estas tareas se han acumulado hasta llegar a un punto en el que no puedes hacerlo todo.
Cuando esto ocurre, necesitas editar tu vida. Necesitas quitar todo lo que no es esencial para concentrarte en lo que realmente importa. Para hacerlo, el primer paso es tener muy claro las cosas que valoras más en tu vida.
En el episodio 122 de la serie ¡Hola! Seiiti Arata, expliqué por qué escribir tus valores personales por orden de importancia es una de las estrategias psicológicas más efectivas entre todas las estudiadas por la ciencia.
Cuando sabes qué áreas valoras más en tu vida, es mucho más fácil definir lo que es esencial y lo que no.
Por ejemplo, vamos a imaginar que tus tres valores personales más importantes son Familia, Salud y Educación. En teoría, deberías dedicar la mayor parte de tu tiempo y de tu energía a cultivar estos tres valores. Pero, mirando tu agenda, podemos observar que pasas casi todo tu tiempo trabajando, usando las redes sociales, yendo a restaurantes o viendo series de televisión.
No hay nada de malo en estas actividades. Pero existe una gran diferencia entre aquello que dices que teóricamente valoras y lo que haces en la práctica.
En este ejemplo, si realmente valoras la Familia, la Salud y la Educación, necesitas editar (quitar) tus compromisos relacionados con otras tareas, para dejar espacio y tiempo para hacer actividades con la familia, ejercicio físicos, cursos y leer libros.
Por lo tanto, el primer paso para hacer una buena edición en tu vida y descubrir lo que realmente es esencial para TI, es tener claro cuáles son tus valores personales más importantes.
Escribe en un papel todas tus actividades y prepárate para borrar todo lo que no es esencial.
Cuando editas tu vida para concentrarte en lo que realmente es importante, estás siguiendo un modo de pensar conocido como esencialismo. El esencialismo puede entenderse de forma simplificada en solo dos pasos: primero, identificar lo que es realmente importante en tu vida. Segundo, hacer menos, pero hacerlo mejor.
Después de identificar cuáles son tus valores personales más importantes, coge un papel y empieza a hacer una lista con todas las actividades que haces.
Empieza por las más obvias: tus compromisos de trabajo, de tu familia, de tu casa. Pero puedes ir más allá. Piensa las cosas que haces todos los días y que consumen tu tiempo: tráfico, redes sociales, grupos de mensajes, series, fiestas, hobbies, cursos, deportes, páginas web de noticias, programas de televisión, viajes… No tienes que tener mucho criterio: haz una lista en un papel de todo aquello que andas haciendo. También haz una lista de todo lo que consume tu tiempo, tu energía y tus pensamientos.
También puedes editar las ambiciones que tienes y que no están ocupando ahora mismo tu tiempo. Por eso, haz también una lista con tus deseos. Piensa si esos deseos te dan más preocupaciones que recompensas.
Cuando termines, observa esta lista. Si te estás sintiendo sobrecargado, identifica cuáles son las tareas que te causan esa sensación de agonía. La mejor forma de librarte de este sentimiento es editando todo lo que no es esencial.
Así que escribe en la parte de arriba de la lista cuáles son los valores personales que has identificado. Después, tacha todas las actividades que no estén alineadas con tus valores personales más importantes. En vez de concentrarte en lo que estás perdiendo, intenta prestar atención en lo que estás ganando al dejar tu vida más ligera.
Para eliminar actividades no esenciales, necesitas aprender a decir que no. Si no estableces límites, tus tareas van a dominar tu vida.
Tachar de tu vida compromisos, hobbies, obligaciones e incluso a algunas personas, no es tarea fácil. Psicológicamente, nos sentimos obligados a hacer cosas que realmente no queremos hacer. Algunas veces, nosotros mismos nos ponemos obligaciones sin saber por qué.
En la búsqueda por lo que es esencial, vas a tener que aprender a decir que no a todo lo que no es realmente importante. A todos nos gustaría hacer más cosas, agradar a más personas, dedicarnos más tiempo a nosotros mismos, a los colegas de trabajo, a los amigos de la infancia, a los familiares y a todo el mundo que merece nuestra atención.
Pero hacer todo al mismo tiempo es imposible. Al intentar abarcarlo todo, acabamos saltando de tarea en tarea, sin dar lo mejor de nosotros, generándonos cansancio e, incluso, pudiendo disgustar a los otros. Decir no es una actitud de respeto no hacia ti mismo, sino también hacia los demás.
En vez de decir que sí a todo, intenta hacer menos cosas, pero hacerlas mejor. Intenta tener el control de tus decisiones. Selecciona unas pocas actividades en las que concentrarte y dar lo mejor de ti para concluirlas con gran calidad.
También recuerda dejar espacio entre tus tareas. ¿Puedes hacerlo todo? ¿Eres capaz de ir al trabajo, al gimnasio, salir de fiesta, ir a la iglesia y a los eventos familiares a la vez que mantienes tus redes sociales activas, cocinas comida saludable, paseas a tus perros, haces voluntariado, meditas todos los días y lees un libro por semana? Sí, es posible. Pero, ¿a costa de qué lo haces o lo intentas hacer? ¿Te sientes bien corriendo de aquí para allá intentando abarcarlo todo?
Si no estableces algunos límites, tus tareas van acabar comiéndote. La cantidad de compromisos que vas acumulando a lo largo del tiempo van a dominar tu vida hasta el punto de dejarte totalmente agotado.
Antes de que esto ocurra, edita tu vida. Piensa en lo que es esencial para tus valores personales y elimina todo lo que no sea realmente importante. Tu salud mental te lo agradecerá.
Descubrir tus valores personales es el primer paso para editar tu vida. Solo cuando entiendas lo que más valoras en tu vida, vas a ser capaz de eliminar las actividades poco importantes, para concentrarte en lo que es realmente esencial.
Por eso, la definición correcta de tus valores personales es el primer punto de toda la planificación de tu vida.
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