Ilusión de Enfoque: lograr tus objetivos NO te trae felicidad

¡Hola! Seiiti Arata. ¿Alguna vez imaginaste que serías mucho más feliz si tuvieras mejor apariencia física, si tuvieras un millón en tu cuenta bancaria o si finalmente consiguieras el trabajo de tus sueños? 

Recuerdo a una persona que conozco desde la infancia y que siempre estaba molesta, no solía sonreír. Se quejaba de que la vida no era buena porque no estaba saliendo con alguien. Cuando empezó a salir con alguien, empezó a quejarse de que no tenía trabajo. Después de comenzar a trabajar, se quejó de que todavía no tenía hijos. Puede que ya te imagines que ahora que tiene hijos, seguramente se está quejando de algo diferente, ¿cierto?. ¿También conoces a alguien así en tu vida?

Es muy común hacer que nuestra felicidad dependa de factores externos como estos. «Ah, si tuviera menos grasa abdominal y más músculos, sería más feliz. Si tuviera una mansión, un yate y varios coches de lujo, sería más feliz. Si abriese mi propia empresa, entonces sería feliz…».

Es tan común esta forma de pensar, que los científicos y psicólogos han comenzado a estudiar por qué pensamos así. Y la conclusión de casi todos los estudios es que esta forma de pensar es solo una ilusión. La ilusión del Enfoque.

La Ilusión del Enfoque es creer que algunas cosas son muy importantes solo porque nosotros las consideramos muy importantes.

El término Ilusión del Enfoque fue creado por el psicólogo y economista Daniel Kahneman. Al estudiar por qué ponemos nuestra propia felicidad en dependencia de los eventos externos, él se dio cuenta de que esos eventos externos que creemos que son importantes, en realidad solo lo son porque nosotros nos enfocamos en ellos. Cuando caes en la Ilusión del Enfoque, terminas creando tu propia razón para sentirte infeliz.

Por ejemplo, imagina a una persona llamada Chris que tiene sobrepeso y quiere desesperadamente adelgazar, ganar músculo y mejorar su apariencia física. Esta persona está tan concentrada en este objetivo que solo se permite ser feliz cuando puede seguir la dieta, hacer ejercicio y perder algunos kilos. La ilusión es que estar en forma le hará tener una vida más feliz a largo plazo.

Al poner todo su enfoque en su forma física, Chris termina considerando que otros aspectos de la vida están mal porque ella está fuera de forma. A menudo, un problema no tiene nada que ver con el otro. Ella cree que si estuviera en forma, conseguiría más clientes, salvaría su propio matrimonio o tendría más ganas de leer más libros y progresar en su carrera.

La Ilusión del Enfoque parece verdadera porque no podemos ver a largo plazo.

El concepto de Ilusión del Enfoque puede parecer una tontería si eres obstinado al perseguir un objetivo. Está claro que estar más guapo, ser más rico o tener más éxito va a hacerte más feliz, ¿verdad? 

Incorrecto. La relación que hacemos entre la felicidad y los eventos externos es casi siempre una verdad aparente, una verdad a medias. La lógica de «si logro esto, seré más feliz», tan sólo  nos parece verdadera porque estamos cegados por el enfoque en el logro.

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Comprar ropa nueva, comenzar una relación o comer un pastel de chocolate aumenta nuestra satisfacción al instante. Lógicamente eres más feliz en el momento en el que haces cualquiera de estas cosas e incluso unos segundos después. Pero la verdad es que esta felicidad no se mantiene a largo plazo.

El problema es que, al aumentar nuestra percepción de felicidad en este momento, el logro de objetivos externos confunde nuestra capacidad para medir con precisión nuestro grado de satisfacción con la vida.

Cuando estamos enfocados en lograr algo nuevo, automáticamente dejamos de enfocarnos en darnos cuenta de todo lo que ya tenemos. Nuestro enfoque está en lo que falta, no en lo que ya hemos logrado. Y así tenemos la ilusión de que, si conquistamos lo que falta, nuestra vida sería mejor.

El logro de objetivos externos no garantiza la felicidad. Y tú no eres una excepción a la regla.

Puedes estar pensando que la Ilusión del Enfoque tiene sentido, pero no se aplica a tu caso específico.

Por ejemplo, hay muchos datos que muestran que las tasas de divorcio en el mundo son cada vez más altas. Pero todas las personas que se van a casar creen que este dato no les afecta a ellos, que con ellas será diferente, que este matrimonio si va a durar.

Creer que eres una excepción a la regla es un pensamiento común y es parte de la Ilusión del Enfoque. Por alguna razón, todavía piensas que serías más feliz si tuvieras millones en tu cuenta bancaria, si tuvieras unos kilos menos de grasa o más masa muscular, o si fueras el dueño de tu propio negocio.

Está claro que, en el momento en que logras cualquiera de estas cosas, tu felicidad aumenta. Pero después de un tiempo, ocurre un fenómeno llamado adaptación hedónica. 

La adaptación hedónica muestra que nos adaptamos a casi cualquier situación y nuestro nivel de felicidad vuelve al que era antes. La investigación mostró que incluso eventos como el matrimonio, el nacimiento de un hijo o la pérdida de un ser querido no afectaron el nivel de felicidad general a largo plazo. Una vez que pasó  el factor de novedad, los niveles de felicidad de los participantes de la encuesta volvieron a ser lo que eran antes.

Por lo tanto, tú no eres una excepción a la regla. No pienses que tu vida va a transformarse después de lograr un objetivo u otro. En vez de eso, aprende a identificar y combatir la Ilusión del Enfoque.

La mejor manera de romper la Ilusión del Enfoque es identificando cuando te estás engañando a ti mismo.

La Ilusión del Enfoque es muy difícil de romper porque, la mayoría de las veces, no nos damos cuenta de que estamos siendo engañados por nosotros mismos. Nuestro cerebro es muy bueno para jugarnos malas pasadas, haciéndonos pensar que algo es realmente importante y que nuestra felicidad depende de ello.

Nuestro cerebro tiene dos formas de pensar: la forma rápida y la forma lenta. El modo rápido es automático, inconsciente e impulsado por emociones y asociaciones. La mayoría de las veces, usamos la forma rápida de pensar para tomar decisiones y evaluar nuestra vida, pero para romper la ilusión de enfoque, necesitamos usar la forma lenta de pensar.

Cuando crees en la ilusión de que ponerte en forma, ganar dinero o comprar un coche te hará más feliz, estás utilizando la forma rápida de pensar. Estás usando emociones y asociaciones para considerar que algo es realmente importante. Pero en realidad, ese algo solo es importante porque estás enfocado en él.

A los seres humanos nos gusta pensar que somos criaturas racionales, analíticas e inteligentes. Pero lo cierto es que el noventa por ciento de las veces nuestro cerebro funciona en piloto automático, ahorrando energía, tomando muchas más decisiones basadas en las emociones que en la razón.

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Entonces, la mejor manera de romper la Ilusión del Enfoque es interrumpir esta forma rápida de pensar para identificar que te estás engañando a tí mismo. Esto se hace activando la forma lenta de pensar. El modo lento, secuencial y basado en reglas que utiliza cálculos conscientes para tomar decisiones.

Siempre que te des cuenta de que estás muy aferrado al logro de una meta, o que estás poniendo tu felicidad en dependencia de un evento externo, tómate un descanso para reflexionar. Intenta dejar a un lado las emociones para activar el pensamiento lento.

Con una mente más racional, intenta comprender por qué quieres lo que estás buscando. Trata de comprender las razones detrás de tus acciones. Trata de entender por qué crees que lograr esto o aquello afectará a tu felicidad a largo plazo. O simplemente, ten en cuenta que todo el esfuerzo que vayas a realizar solo generará una satisfacción momentánea, que pasará rapidamente.

Con atención plena, usando la razón, podrás ver más allá de la superficie y darte cuenta de que la importancia de cualquier cosa es solo la importancia que tú mismo le das a eso.

La Ilusión del Enfoque puede obstaculizar enormemente tu búsqueda de la felicidad. Incluso si logras los objetivos que crees que son importantes, tu cerebro pronto se adaptará a la nueva situación y volverá a los niveles de felicidad que tenía antes.

Estos niveles de felicidad estándar están determinados en parte por la genética y en parte por tus actitudes y pensamientos. Por tanto, existen algunas técnicas que puedes adoptar para elevar tus niveles de felicidad estándar.
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