La forma errónea de pensar

¡Hola! Seiiti Arata. Hay una forma errónea de pensar. Y cuando digo que algo está mal o es erróneo, siempre viene gente a responderme que no hay nada “erróneo”, solo existe lo “diferente”. Sin embargo, cuando hablamos de formas de pensar, sí que hay una forma CORRECTA y una forma INCORRECTA de pensar.

ERROR viene del latín ERRARE, que significa andar sin destino, un desvío del camino, llevar una vida torcida, perder el norte. Eso es ser un vagabundo. Vagabunda es la persona que deambula, que es errante, que no tiene un destino planeado. La forma ERRÓNEA de pensar es la que te desvía de tu objetivo a través de palabras erróneas e irresponsables.

CORRECTO también es una palabra que viene del latín CORRECTUS. La forma CORRECTA de pensar es la que te hace ir recto, en la dirección adecuada, al mando de tu propia vida, asumiendo la responsabilidad de tus acciones.

La diferencia entre el pensamiento erróneo y el correcto está en las palabras que usas.

Las personas que piensan de forma errónea suelen usar palabras que indican falta de responsabilidad. Aquí tienes cuatro ejemplos de pensamiento erróneo: “Los empleados del equipo tardaron en entregar el informe”, “la nueva ley del gobierno me perjudica”, “este mes los clientes no están comprando casi nada”, “se ha caído el vaso”.

Presta atención a la estructura de estas frases. La frase no está conjugada en primera persona del singular. YO. El sujeto de la frase es siempre otro. Son “los empleados”, es el gobierno, son los clientes, es incluso la fuerza de gravedad. LOS DEMÁS son los sujetos de la frase, y tienen mayor poder sobre el verbo utilizado.

El YO es pasivo. Sufro la acción del equipo que ha tardado de más, sufro por el cambio de gobierno, sufro con los clientes que han dejado de comprar, sufro por la fuerza de gravedad que ha hecho caer el vaso.

El pensamiento correcto sería “He gestionado mal mi proyecto y no he recibido el informe dentro del plazo”, “no me he adaptado a las nuevas leyes del gobierno a tiempo, no estaba bien informado”, “estoy experimentando nuevas estrategias publicitarias para superar la caída de ventas y todavía no he encontrado una solución”, “he tirado el vaso al suelo por no prestar atención”.

La forma correcta de pensar te hace asumir la responsabilidad y te indica dónde puedes mejorar. Mejorar la gestión del proyecto, estar más atento a la nueva legislación, perfeccionar las técnicas de ventas, prestar atención.

La forma errónea de pensar te hace creer ser una víctima pasiva que no tiene poder de ACTUAR para interferir en el resultado.

Por eso esta es la forma errónea de pensar. No puedes mejorar si piensas de forma equivocada.

Solo tienes que hacer un simple cambio de palabras para dejar de pensar de forma errónea y empezar a pensar de manera CORRECTA, yendo en la dirección adecuada hacia tu destino y tomando el control de tu vida. 

Observa si tus palabras te hacen una persona infantil. Cambia tu vocabulario para tener mejores resultados.

Los niños evitan responsabilidades por naturaleza. Tienen padres o personas responsables de su protección y de resolver sus problemas.

Es común escuchar a niños decir “se ha roto el juguete”, “la salsa de tomate me ha ensuciado” o “ha empezado él la pelea”. Los niños no tienen madurez ni poder de actuación, por lo que se comportan de forma egoísta, como si fuesen el centro del mundo.

En esta visión infantil, las cosas indeseadas sencillamente suceden sin participación. Una parte de la explicación es que al niño le falta amor. Quiere ser aceptado y querido por los padres y cree que si dice “he roto el juguete”, merece menos amor. No quieren que les castiguen, no quieren ser vistos como incorrectos o distraídos. Por eso usan la estructura pasiva “se ha roto el juguete”.

Sin embargo, cuando el niño hace algo positivo o admirable, sabe que es importante atraer la fuerza del verbo a la primera persona del singular, YO. “He arreglado mi juguete”. Así se lleva el mérito, el reconocimiento, la admiración, el amor y los cumplidos.

Lo ideal sería que esos niños crecieran y aprendieran a asumir responsabilidades, aprendiendo a no depender de su madre y de su padre. El problema es cuando esto no ocurre y nos convertimos en adultos débiles.

Nos infantilizamos cuando seguimos evitando asumir la culpa de lo que ocurre en nuestra vida. La dependencia de la figura paterna o materna acaba transfiriéndose al gobierno. Por eso el nombre oficial es PATERNALISMO.

Párate un momento y piensa si sueles usar frases como esas, en las que te sitúas como la víctima de los acontecimientos.

Siempre que usas frases así, te estás comportando como un niño que espera que la figura paterna o materna le ayude. Esa figura puede ser el gobierno, tu pareja, tu jefe o cualquier otra persona que asuma la responsabilidad, menos tú.

Deja de usar frases con estructuras en las que te las cosas te pasan a ti. Esas frases subcomunican que no eres responsable.

Imagínate a un profesional de ventas que suela usar frases como “ha habido pocas ventas este mes” o “el personal del equipo no colabora”.

¿Qué dicen esos tipos de frases sobre el vendedor? Cuando el profesional les echa la culpa a los demás por sus resultados, está diciendo de forma indirecta que es un irresponsable.

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Lo contrario también ocurre. Si lleva un buen mes con resultados positivos, ese mismo vendedor puede acabar diciendo “he vendido mucho este mes”, o “he liderado al equipo en este proyecto”.

Desde niños entendemos estos conceptos y elegimos usar las formas activa y pasiva cuando nos conviene, dependiendo del resultado. Por eso decimos “YO he sacado un diez en el examen” cuando tenemos un buen resultado, y “la profesora me ha puesto un cero” cuando tenemos un mal resultado.

Esta es una estrategia que funciona bien para los niños, que tienen la protección de los padres. Sin embargo, en la vida adulta, esta es una forma errónea de pensar y que te da problemas en todos los sentidos: en las finanzas personales, en el trabajo, en las relaciones.

Cuando decimos que somos inocentes y que no tenemos culpa, esto tiene la consecuencia lógica de que no tenemos poder para influir. Es decir, la persona está asumiendo indirectamente que no tiene poder sobre esos factores y que no influye en sus propios resultados.

Quien piensa de forma pasiva no ve las oportunidades que tiene delante.

Pensar de forma pasiva te deja fuera del problema, pero también de la solución. Dejas de ver las oportunidades que podrías aprovechar.

Si el trabajo no se ha acabado por falta de tiempo, la solución lógica es tener más tiempo. Si las ventas van mal, la solución es que los compradores decidan gastar más. Si el equipo no colabora, son ellos quienes deben tener la iniciativa de colaborar. Si el tráfico es horrible, debería dejar de existir el tráfico.

Es decir, no eres parte de la solución necesaria para cambiar el resultado y, por lo tanto, no puedes hacer nada. Es más, no DEBO hacer nada porque si participo e intento cambiar, es como si fuese culpa mía. Tengo que ser coherente y mantener la narrativa de que soy el único inocente de la historia.

La forma en la que pensamos debe ser lógica y tener coherencia. Si las ventas van mal por culpa de los compradores, entonces no voy a cambiar nada, no tengo la culpa, y las ventas seguirán yendo mal.

Fíjate en que en este ejemplo estoy usando un lenguaje que me absuelve de culpa y la consecuencia lógica de esta decisión es la falta de poder, es posicionarme como un sujeto pasivo. Las cosas pasan a mi alrededor. Soy una víctima del azar, de la suerte, de los demás, de las circunstancias.

Al no involucrarme en la búsqueda de la solución, estoy en una posición cómoda, conveniente, segura. Pero esto tiene un precio, que es no tener poder para cambiar las cosas.

¿Entiendes cuál es la forma errónea de pensar? Cuando no eres quien decide hacer o dejar de hacer algo, la culpa no es tuya, pero tampoco tienes poder para cambiarlo o mejorarlo. Es decir, te acomodas a una falsa zona de confort y no creces.

Por eso, si quieres tomar el control de tu vida, es el momento de cambiar de actitud y empezar a usar palabras con una lógica más correcta que te ayuden a tener el control de tus resultados.

Asume tus responsabilidades para formar parte de la solución.

Durante los próximos días, intenta cambiar la forma en la que piensas. Piensa como si controlases tus resultados. Esto es desarrollo personal. Y puedes desarrollarte como una persona adulta y responsable que está al mando.

La mejor forma de pensar de manera correcta es utilizar palabras asertivas que te hagan ser responsable de tus resultados.

Las palabras son el ingrediente principal de tu forma de pensar. Por eso, si sueles usar palabras que te hacen estar en el papel de víctima, así es como vas a pensar y a actuar.

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Al mismo tiempo, si usas palabras que te ponen como el autor de tu realidad, adquieres poder de actuación. Serás el verdadero protagonista de tu vida. Vas a crear tu futuro.

Cuando asumes la responsabilidad del problema, también te conviertes en parte de la solución.

Mejora tu lenguaje interno, los pensamientos que tienes contigo mismo, piensa siempre en lo que puedes hacer diferente en cada situación, así podrás recuperar la responsabilidad y el poder de construir tu futuro.

La forma en la que hablas influye en tu forma de pensar y actuar. En vez de usar estructuras pasivas que te colocan en el papel de víctima, prueba a hablar de forma activa, asumiendo la responsabilidad absoluta de lo que ocurre en tu vida. 

Asumir el protagonismo de tu vida es un paso esencial para todos los que están interesados en el desarrollo personal. Pero no es el único paso. En el curso Desarrollo Personal tienes acceso a un guión completo para entrar en un proceso de mejora continua para desarrollarte como persona. 
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