La mentira que te cuentas a ti mismo

¡Hola! Seiiti Arata. Todo el mundo tiene sueños no realizados. Es normal. Es normal tener sueños que aún no se han cumplido pero que están en proceso. Son tus aspiraciones, los objetivos que quieres alcanzar a través de tu plan.

También es normal tener sueños no cumplidos por los que ya no tienes ningún interés porque has cambiado de preferencias. Por ejemplo, imagina a alguien que cuando era adolescente tenía el sueño de ir a ver un concierto de su grupo favorito, pero esa persona ya se ha jubilado. Ahora tiene otro sueño. En este ejemplo, su nuevo sueño es estar tranquilo, y lo último que quiere este jubilado es ir a un espectáculo musical lleno de ruido y de gente y tener que estar de pie varias horas.

Pero hay algo diferente y que no es normal (o que no debería serlo). No es normal tener sueños no realizados… y MENTIRTE a ti mismo diciendo que esos sueños ya no importan. Eso te hace daño. Es ser deshonesto contigo mismo. Y siempre que te mientes a ti mismo pagas un precio.

Algunos de nuestros sueños no se han hecho realidad porque nos rendimos. Y cuando renunciamos a un sueño, tenemos que ser honestos. 

No pasa nada por echarse atrás porque ya no quieres pagar el precio necesario para hacer que ese sueño se haga realidad.

No pasa nada por desistir de un sueño que teníamos y que ya no tenemos. 

Pero no está bien renunciar a un sueño que aún deseamos profundamente… y MENTIRNOS a nosotros mismos diciendo que ya no importa. Esa falta de honestidad es una bomba de relojería, es un problema que, antes o después, va a generar rabia, rencor o frustración por ese sentimiento de derrota.

Los sueños no cumplidos son un problema cuando mientes diciendo que has renunciado a tus objetivos.

Piensa en los grandes sueños de tu vida que todavía no se han hecho realidad. Ser reconocido en tu trabajo, alcanzar la independencia financiera, ponerte en forma, abrir tu propia empresa… piensa en todo lo que has soñado alcanzar pero que todavía no has conseguido.

Ahora intenta separar estos sueños no cumplidos en dos categorías, en dos caminos. Está el camino de la verdad… y el camino de la mentira. En el camino de la verdad están los sueños que todavía están en marcha… y también los que ya no quieres cumplir.

Un ejemplo de sueño que todavía está en proceso es si sueñas con alcanzar la independencia financiera. Va a llevarte varios años tener una cantidad tan grande de dinero invertido que pague tus facturas sólo con rendimiento pasivo. Pero todos los meses haces una pequeña inversión. Es lo mejor que puedes hacer por el momento, paso a paso. Por lo tanto, este sueño está en proceso. 

Un ejemplo de sueño que de verdad ya no tienes es si soñabas con ser astronauta. Cuando eras pequeño, viajar por las galaxias en un cohete parecía el mejor trabajo del mundo. Pero hoy en día has alcanzado la madurez, sabes que los astronautas no hacen eso y realmente ya no deseas ser astronauta.

Esos sueños que están en proceso… y los que de verdad ya no quieres llevar a cabo pertenecen a la primera categoría, al camino de la verdad. Es un camino sano, de personas maduras. El problema está en los problemas de la segunda categoría, los del camino de la mentira: los sueños que intentaste llevar a cabo, en los que fracasaste, y sobre los que te estás mintiendo a ti mismo diciéndote que no importan.

¿Te acuerdas de la fábula de la zorra y las uvas? La zorra encontró unas bonitas uvas, se puso a dar saltos para intentar alcanzarlas, pero no llegó. Y se fue diciendo “¡No las quiero comer, no están maduras!” Es decir, que la zorra tuvo que mentirse a sí misma para lidiar con la frustración y el fracaso.

Los sueños del camino de la mentira son los sueños a los que hemos dicho que hemos renunciado. Pero lo que estamos haciendo en realidad es esconder el arrepentimiento de no haber seguido intentándolo. No admitimos que estamos frustrados por no haberlos hecho realidad.

Esos sentimientos pueden ser muy malos para la salud mental. Desear una cosa y actuar como si no la deseáramos es un comportamiento incoherente.

Por ejemplo, piensa en Manolo, que siempre soñó en casarse con María. Manolo incluso empezó a salir con María, pero no salió bien. Ella se enfadó y terminó la relación. En resumen, María le dio calabazas a Manolo, y Manolo no consiguió la boda de sus sueños con María. Y ahora Manolo va a casarse con otra chica, Tiburcia. Manolo le miente a todo el mundo, incluso a sí mismo, diciendo que fue él quien dejó a María. Pero la verdad es que Manolo no quiere a Tiburcia de verdad y sólo se va a casar porque tiene miedo de quedarse solo. Y todos los días mira en secreto el perfil de María en las redes sociales. Esta obsesión secreta por María es una de las razones principales por las que Manolo no ha desarrollado un verdadero amor por Tiburcia.

Planificando Tu Vida- Seiiti Arata, Arata Academy

La moraleja es la siguiente: El sueño no cumplido y sin resolver puede darte problemas cuando sigues el camino de la mentira. Dices que has renunciado a los objetivos que tenías, pero es mentira porque, en el fondo, todavía tienes un deseo reprimido que te causa una gran inquietud.

Usa lo que sabes sobre ti mismo para trazar un plan capaz de hacer que tus sueños finalmente se hagan realidad.

Hay un problema con la palabra sueños. Cuando soñamos con algo que queremos, sólo nos centramos en el resultado final. Y, entonces, dejamos de prestar la debida atención a lo que tenemos que hacer para alcanzar ese resultado final.

Por ejemplo, es muy común soñar con objetivos finales como tener un cuerpo más atlético, con menos grasa y más músculo. Soñamos que con un cuerpo así nos sentiríamos más atractivos, que eso aumentaría nuestra autoestima y nos ayudaría en nuestras relaciones.

Pero casi nunca soñamos con el proceso, como empezar una dieta con restricción de dulces, pizzas y otras golosinas. Nunca soñamos con pasar horas haciendo ejercicio incluso en los días en los que no nos apetece entrenar. Sólo soñamos con el resultado final, pero nunca con el proceso.

Por eso, el primer paso para lidiar bien con tus sueños no cumplidos es saber si realmente quieres hacer ese sueño realidad. Todo sueño tiene un precio a pagar. ¿Aceptas pagar el precio? ¿De verdad quieres cambiar tu alimentación para estar en forma? ¿Realmente quieres dejar la estabilidad de tu trabajo para abrir una empresa? ¿De verdad estás dispuesto a estudiar inversiones para comprar acciones y criptoactivos?

La mejor manera de responder a esas preguntas es conociéndote a ti mismo. Coge un papel y empieza a hacer una lista de las cosas que más valoras en tu vida hoy. Después, compara esa lista de valores personales con tu lista de sueños que no se han cumplido y céntrate en el proceso necesario para hacer realidad esos sueños.

Por último, responde sinceramente: ¿acepto pagar el precio? ¿Es posible llevar a cabo EL PROCESO necesario para hacer esos sueños realidad respetando mi escala de valores personales?

Imagínate a una persona que valora la comodidad, la familia, la estabilidad y el ocio. Ahora imagina que esta misma persona tiene el sueño no realizado de abrir una galería de arte. Desde el principio, empezar ese tipo de negocio es todo lo contrario a comodidad, estabilidad y tiempo para dedicar a la familia o al ocio.

Entonces, en ese caso, esta persona tiene un sueño cuyo proceso no es compatible con su propia escala de valores. Lo mejor sería que renunciase a ese sueño y lo pusiera de una vez por todas en la primera categoría, el camino de la verdad, la categoría de los sueños que sinceramente no deseas llevar a cabo.

Si sueñas con el proceso y está en línea con tus valores, esfuérzate al máximo para materializar tus sueños no cumplidos.

Ahora por fin estamos llegando a los sueños que merece la pena retomar. Ya has identificado cuáles son los sueños que, en el fondo, todavía quieres hacer realidad. Ya has excluido los que no son compatibles con tus valores personales. Y ya has entendido que tienes que soñar con el proceso, no sólo con el resultado final.

Los sueños no realizados que han pasado por todos esos filtros son los sueños en los que debes centrarte. Haz una lista con ellos y elige uno sólo para empezar a hacerlo realidad.

Un sueño no es más que un objetivo sin fecha. Por eso necesitas tener un plan de vida completo y detallado.

Coge ese sueño que has elegido y empieza a diseñar un plan. Tienes que poner ese plan por escrito y debe contener todo lo que tienes que hacer, teniendo en cuenta tu contexto de vida. Así es como podrás hacer que ese sueño se haga realidad.

Las palabras tienen un gran poder, y por eso hay que ser preciso con el lenguaje. En vez de sólo escribir que tienes el sueño de “abrir una empresa”, escribe algo más específico. Por ejemplo, escribe que vas a abrir una galería de artes visuales, en tal barrio, antes del día equis. Haz una lista de todos los puntos positivos (ventajas únicas) y de todos los puntos negativos (dificultades y debilidades).

Después, ve listando cada paso que tienes que dar para salir de la situación en la que estás hoy y acercarte a la situación con la que sueñas. No te preocupes por escribir todos los pasos. Lo importante es tener una visión general y saber cuál es el próximo paso que tienes que dar.

Además, debes tener metas muy claras para saber si estás avanzando para hacer tu sueño realidad. Lo ideal es que hagas evaluaciones a corto plazo, usando, por ejemplo, la técnica de las mini metas semanales y el ciclo PDCA, como dijimos en el episodio 203 de la serie ¡Hola! Seiiti Arata.

Ve observando cada semana si todavía sueñas con el proceso de ese sueño sin cumplir. Puede ser que, según vayas madurando, entiendas mejor las cosas como le pasa al niño que deja de querer ser astronauta. Es normal darse cuenta de que has cambiado de idea y estás listo para renunciar a ese sueño. En ese caso, sigue respetando la sinceridad contigo mismo, renunciando a ese sueño con serenidad y siguiendo el camino de la verdad.

Si lo haces así, de sueño en sueño, uno por uno, puedes llegar al final de tu lista y, finalmente, liberarte de todo el resentimiento y de toda la frustración de no haber conseguido hacer realidad los grandes sueños de tu vida.

Los sueños que no realizamos pero que en el fondo todavía queremos realizar pueden convertirse en un problema para nuestra salud mental, porque acaban transformándose en una fuente de pensamientos negativos, resentimiento y frustración.

Para evitar esto, ten claro cuáles son los sueños a los que has renunciado pero que todavía te gustaría alcanzar. Mira si están de acuerdo con tus valores personales y si estás dispuesto a enfrentarte al proceso de hacerlos realidad.

Si es así, debes incluir esos sueños en tu plan de vida. En el curso Planificando Tu Vida descubrirás exactamente cómo hacer un plan de este tipo, incluyendo todos tus grandes sueños en un plan global que te mostrará exactamente lo que tienes que hacer para convertirte en la persona que quieres ser.
Puedes conocer mejor Planificando Tu Vida ahora mismo accediendo a https://arata.se/planificandotuvida