La Pirámide de Aprendizaje

¡Aprendizaje Arata! La Pirámide de Aprendizaje defiende la idea de que la manera más eficaz de aprender es enseñándole a alguien o intentando poner en práctica inmediatamente lo que has aprendido, ya que retenemos:

el 90% de lo que aprendemos cuando le enseñamos a otra persona o cuando lo usan inmediatamente.

el 75% de lo que aprendemos cuando practicamos lo que hemos aprendido.

el 50% de lo que aprendemos cuando participamos en una discusión de grupo. 

el 30% de lo que aprendemos cuando vemos una demostración

el 20% de lo que aprendemos de forma audiovisual.

el 10% de lo que aprendemos cuando usamos la lectura.

el 5% de lo que aprendemos cuando estamos en clase.

Impresionante, ¿no? Por desgracia, la Pirámide de Aprendizaje no tiene cualquier respaldo científico sólido. En la segunda parte de este vídeo vamos a hacer una crítica más detallada. Pero, antes de criticar, vamos a preguntarnos ¿qué podemos aprender con este modelo?

Dicen que una persona sabia consigue encontrar lecciones incluso en un material de baja calidad. Y el tonto no consigue aprender nada incluso ante el mejor material creado por la humanidad. Entonces, vamos a adoptar una postura de sabiduría y a investigar qué podemos aprender hoy. A pesar de que no sea un modelo comprobado científicamente, hay una lección útil que podemos aprovechar de la Pirámide de Aprendizaje. 

Cuando intentas aprender algo esforzándote poco, esto es intentar aprender de forma pasiva. Ocurre cuando estás pasando los ojos rápidamente por tu material de estudio. Sin reflexionar, sin intentar ponerlos en práctica. Si haces esto, estás en desventaja en el aprendizaje. 

Una forma de aprender activamente es enseñándole a alguien o intentado poner en práctica inmediatamente lo que has aprendido. Prueba a enseñar la información recibida y verás que no es fácil. Quizá incluso cometas errores. Esto ocurre porque tu interpretación varía a la del escritor o a la del profesor. Solo has interpretado lo que han dicho. Y, muchas veces, la interpretación no es muy correcta. 

Estos errores son positivos para que hagas ajustes. Así, en cuanto te encuentres con dificultades y empieces a cometer errores, tendrás que aprender a corregirlos. Esto fuerza a tu cerebro a concentrarse. 

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Crítica a la pirámide de aprendizaje

La explicación de la pirámide de aprendizaje tiene muchos seguidores. Solo hay que hacer una búsqueda en internet para encontrar a varias personas que repiten y propagan esa idea. 

Lo que normalmente se llama “Pirámide de Aprendizaje”, son en verdad varios modelos diferentes relacionando diferentes grados de retención de diferentes tipos de aprendizaje. Hay varios modelos parecidos a veces llamados “cono de aprendizaje”, “cono de experiencia”, “cono de retención”, “pirámide de aprendizaje”, o “pirámide de retención”. 

Sin embargo, no hay pruebas científicas que den apoyo a los números de la pirámide. Peor aún, los números contradicen directamente mucho de lo que la investigación científica nos dice sobre el aprendizaje. 

La información de la pirámide es generalista y simplista. No existe una declaración que demuestre que las personas aprenden en este orden o con estos números. O que el contenido que contiene audiovisuales se aprende mejor que lo que solo está escrito. 

Además de que los números no tengan fundamento, lo más importante es recordar que las personas son diferentes. No podemos creer que esta pirámide de aprendizaje (o cualquier otro modelo que mide el grado de aprendizaje) es válida para todo el mundo. 

La facilidad de recuerdo y la vivacidad de los recuerdos de las situaciones en las que el aprendizaje tuvo lugar no representan necesariamente cómo aprendemos realmente. Puedes recordar la musiquilla que tu profesor de física te ha enseñado para recordar una fórmula. Pero esto no significa que realmente hayas aprendido el concepto tras la fórmula o cuáles son los problemas concretos en los que se puede aplicar la fórmula. 

El modelo de la pirámide de aprendizaje no tiene pruebas suficientes. Faltan pruebas empíricas. Y cualquier intento de hacer experimentos del modelo tendrá grandes problemas de metodología. 

Otro problema de metodología es hacer el examen. ¿Cómo evaluar quién ha aprendido mejor? Imagina que tenemos un grupo de voluntarios que va a estudiar un idioma extranjero. Divido el grupo, de forma que un grupo va a aprender el vocabulario solo con los ojos cerrados, sin leer nada, solo escuchando las palabras. Y el otro grupo solo va a leer libros con ese vocabulario. Para que el examen pueda hacer comparaciones en el intento de descubrir quién ha aprendido más, el test tiene que ser el mismo. Y, obviamente, si mi examen ha sido escrito, quien leyó el libro va a sacar una nota más alta. Y si el examen es oral, es obvio que las personas que  hayan escuchado las palabras pronunciadas correctamente van a sacar mejor nota. 

Otro problema con el modelo de la pirámide de aprendizaje es que los niveles no son independientes. Solo vas a conseguir darle una clase o poner una idea en práctica después de haber leído al respecto primero, o viendo una clase. Por lo tanto, es metodológicamente cuestionable decir que enseñar un tema es una técnica más efectiva para el aprendizaje del que sólo lee sobre el tema. Esto es obvio, porque la persona que se está preparando para enseñar, probablemente haya tenido que leer sobre ese tema. 

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Aprender como si tuvieses que enseñar

Ese problema de la independencia de niveles es, en realidad, un indicador genial para mejorar la calidad de nuestro estudio. La preparación para enseñarle a otra persona es una buena técnica de aprendizaje, ya que va a exigir de nosotros una buena lectura y comprensión del contenido. 

Por eso, el consejo es el siguiente: cuando aprendes, imagina que necesitarás enseñarle a alguien sobre el tema. Si fuese posible, participa en un grupo de estudios. Y enseña a tu compañero. Comparte lo que has aprendido. Responde las dudas de tu compañero. Para aprender, no seas un mero consumidor de conocimiento. Es mucho mejor intentar hacer: produce conocimiento. Es a través de los errores cometidos cuando ocurre el verdadero aprendizaje. 

Esta práctica ayudará a tu aprendizaje sencillamente porque estarás dedicándote más al estudio. 

Cuando te imaginas que tendrás que enseñarle a otra persona, estás practicando un tipo de lectura activa. La lectura activa es superior para adquirir conocimiento. La lectura pasiva es solo ojear el contenido sin reflexionar. 


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