¿Te consideras una persona altamente efectiva? Para ser altamente efectivo tienes que ser capaz de transformar ideas en realidad rápidamente y cometer el menor número de errores y pérdidas posible. Ser efectivo es proponerte un objetivo y conseguir los resultados deseados, aunque parezca difícil.
En el libro Los 7 Hábitos de la Gente Altamente Efectiva, Stephen Covey muestra cómo cualquier persona puede tener este alto grado de eficacia.
Para ello, tienes que seguir siete principios que están organizados en una estructura secuencial:
1. Ser proactivo
2. Empezar con el objetivo en mente
3. Hacer primero lo más importante
4. Pensar en ganar/ganar
5. Intentar comprender primero para después ser comprendido
6. Crear sinergia
7. Afilar la sierra
En este Resumen Arata Academy vas a descubrir cómo incorporar los siete hábitos y entender la importancia de cada uno de ellos para convertirte en una persona más efectiva. Sabrás cómo producir los resultados que quieres conseguir en tu propia vida.
Y para entender los siete hábitos, primero vamos a entender los paradigmas y principios de cada uno de ellos.
La gente efectiva tiene paradigmas y principios efectivos.
Un paradigma es un ejemplo, un modelo de referencia. La forma en la que entiendes el mundo depende de los paradigmas que estés usando.
Nuestras acciones y nuestros resultados derivan directamente de la forma en la que vemos el mundo.
Ser una persona altamente efectiva exige un cambio de paradigma. Este cambio sólo puede hacerse de dentro hacia fuera. Empiezas alterando tus principios y valores y esto causa una transformación en tu comportamiento.
La mayoría de los libros de desarrollo personal, por desgracia, sólo incentiva transformaciones superficiales. El cambio es meramente superficial si sólo sugiere cambios de comportamiento a través de técnicas puntuales o lifehacks. Por ejemplo, la vieja técnica de repetir el nombre de la persona con la que estás hablando para fingir tener interés en lo que está diciendo. Eso es superficial. El cambio sería mucho más profundo si hubiese un verdadero interés, en vez de fingir usando esa técnica.
En vez de cambiar cómo te comportas, cambia quien eres. Céntrate en mejorar tu integridad, tu humildad, tu lealtad y tu perseverancia. Ten coraje, justicia, paciencia, diligencia y modestia. Y sigue la regla de oro: no les hagas a los demás lo que no quieres que te hagan a ti.
Cuanto más tus acciones reflejen estos valores, mejores serán tus posibilidades de éxito para un cambio significativo y duradero.
Obviamente, una transformación tan profunda no se hace de la noche a la mañana. Requiere constancia.
Por eso, estos principios tienen que interiorizarse como hábitos, como acciones que hacemos repetidamente y tantas veces que pasan a formar parte de quienes somos.
Para hacerlo, los hábitos han sido divididos en tres grupos:
Grupo 1: Victoria Particular: son los hábitos que te permiten tener independencia, es decir, en los que tienes dominio sobre ti mismo. Aquí están los tres primeros hábitos, que haces solo, sin depender de nadie: ser proactivo; empezar con el objetivo en mente; y hacer primero lo más importante.
Grupo 2: Victoria pública: son los hábitos de interdependencia, los que haces cuando estás en contacto con otras personas. Son útiles para trabajos en equipo. Necesitas: pensar en ganar/ganar; intentar entender primero para después ser comprendido; y crear sinergia.
Grupo 3: Renovación: el hábito de la mejora continua, de la autorrenovación equilibrada. Es afilar la sierra.
El punto de vista de los siete hábitos ofrece un camino de desarrollo gradual que va de la dependencia a la independencia. Y, luego, de la independencia a la interdependencia. Este es un camino cíclico, un proceso de mejora continua, exactamente como valoramos aquí en Arata Academy. Vamos, entonces, a empezar a recorrer ese camino analizando cada uno de los siete hábitos.
Hábito 1: Sé proativo
El primero de los siete hábitos es ser proactivo. La proactividad es un hábito de cualquier persona que es capaz de conseguir resultados con constancia.
Ser proactivo no significa sólo tomar la iniciativa, significa asumir la responsabilidad de todo lo que ocurre en tu vida. Es lo contrario a ser reactivo.
Cuanto más proactivos somos, tendemos a culpar menos a los demás por lo que nos pasa. Asumimos la responsabilidad por todo lo que ocurre en nuestras vidas, para bien o para mal.
Las personas proactivas no pierden el tiempo preocupándose por condiciones sobre las que tienen poco o ningún control. Las personas proactivas gastan su tiempo y energía en cosas que pueden controlar.
Nuestros problemas, desafíos y oportunidades pueden ser divididos en dos áreas: círculo de preocupación y círculo de influencia.
El círculo de preocupación se refiere a asuntos de los que nos preocupamos, pero que no podemos actuar. El círculo de influencia se refiere a asuntos con los que podemos tener un impacto directo, sobre los que podemos actuar.
Las personas proactivas centran sus esfuerzos en el círculo de influencia, en las cosas sobre las que pueden actuar. Y las personas reactivas centran sus esfuerzos en el círculo de preocupación, en las cosas sobre las que tienen poco o ningún control.
Esto es lo que tienes que hacer: identificar las áreas en las que gastas tiempo y energía. Este es un estupendo ejercicio práctico como primer paso para convertirte en una persona proactiva.
Es importante invertir nuestro tiempo en cosas sobre las que podemos actuar, y no perder tiempo con problemas sobre los que no podemos hacer nada.
Para sentirte más seguro y aumentar tu círculo de influencia, invierte tu tiempo en cosas que puedas cambiar. Centra tus esfuerzos en ti mismo, en tu familia y en tu carrera, y nunca sentirás que estás desperdiciando tiempo y energía.
Hábito 2: Empieza con el objetivo en mente
El segundo hábito es empezar una tarea teniendo siempre el objetivo final en mente. Empezar con el objetivo en mente significa empezar sabiendo cuál es el resultado deseado. Significa saber a dónde vas.
Empieza con una visión de cómo te gustaría ver el final de tu vida. ¿Cómo te gustaría que te recordasen? ¿Qué te gustaría que dijese la gente de ti? ¿Qué legado quieres dejarle al mundo?
Este ejercicio de visualización hace que encuentres tus valores personales más profundos. Todos los resultados de tu vida se crean primero en tu mente, antes de convertirse en algo tangible y concreto.
Por eso debes tener la costumbre de imaginarte primero qué quieres en tu vida, visualizar lo que quieres en el futuro para, sólo después, empezar a actuar teniendo ese objetivo final en mente. Este segundo hábito está basado en la imaginación, en la capacidad de predecir en tu mente lo que todavía no puedes ver con tus ojos.
No esperes que con sólo hacer esta visualización es suficiente para atraer o manifestar el resultado deseado. La visualización es uno de los pasos estratégicos de la planificación. Visualizar sirve para tener claridad sobre el objetivo final y, así, poder actuar con efectividad hacia el resultado deseado.
En términos más específicos, este hábito exige que, antes de empezar una tarea, tengas claridad sobre el resultado final que quieres obtener con tus acciones.
El hábito de empezar con el objetivo en mente permite que tus acciones estén dirigidas hacia el verdadero significado de tu vida, hacia tu verdadera misión personal.
Al establecer esta misión, tienes que pensar bien en tus mayores valores. Es importante tener valores claros para que, cuando aparezcan los problemas, puedas actuar de acuerdo a lo que más valoras.
Céntrate en lo que quieres ser, en tu carácter, en lo que quieres hacer, en tus aportaciones y logros. Este será tu plan para el éxito.
Habito 3: Primero lo más importante
¿Sabes identificar lo más importante? Piensa, por ejemplo, en qué es más importante para ti: ¿tu bienestar o pasar tiempo en las redes sociales? Date cuenta que es muy sencillo identificar lo más importante. Lo que falta es consciencia en nuestras decisiones.
Para aumentar tu consciencia, cuestiónate tus decisiones. Por ejemplo, analiza cuál es lo primero que haces al despertarte: ¿ocuparte de tu bienestar o coger el móvil para ver qué ha pasado en las redes mientras dormías? Intenta aumentar la coherencia entre tus decisiones y lo que consideras importante.
Hacer primero lo más importante es priorizar lo más valioso de la vida. Cuando aprendes a hacer primero lo más importante, evitas caer en contradicciones.
Hay una diferencia entre lo que decimos y lo que hacemos. La mayoría de nosotros dice priorizar el bienestar personal o familiar pero, en realidad, le dedicamos más tiempo y atención a las actividades que decimos que son menos prioritarias, como mirar las redes sociales.
Si en el Hábito 2 has descubierto cómo visualizar lo que quieres en tu vida, en este tercer hábito tienes que aprender a priorizar tus acciones para transformar esa visualización en resultados concretos de forma efectiva.
El primer paso es aprender a diferenciar lo urgente de lo importante, para ser capaz de tomar decisiones y actuar según tus prioridades. Haciendo esto repetidas veces, aumentas tu integridad personal y puedes confiar en ti mismo cada vez más.
Para hacerlo, puedes ejecutar según la prioridad, siendo necesario clasificar tus tareas en urgentes e importantes. Los temas urgentes nos presionan y requieren una acción rápida. Si el fregadero de la cocina está perdiendo agua, se considera algo urgente. Las tareas urgentes tienen que ser resueltas lo antes posible.
Esto no significa que sea una tarea importante. Las tareas importantes son las que nos acercan a los grandes objetivos de vida que vimos en el Hábito 2.
Una tarea como arreglar el escape del fregadero es urgente, pero no es importante. Otras pueden ser importantes, pero no urgentes. Las tareas urgentes nos ponen en modo reactivo, mientras que las tareas importantes requieren más iniciativa, más proactividad.
La Matriz de Eisenhower
Esta clasificación entre urgente o no urgente e importante o no importante nos lleva al concepto de los cuatro cuadrantes de prioridad conocidos como Matriz de Eisenhower, porque la creó Dwight Eisenhower, que fue Presidente de los Estados Unidos.
La Matriz de Eisenhower divide las tareas en cuatro cuadrantes:
Cuadrante 1 – Urgente e Importante: aquí están las tareas importantes que, por no haberlas hecho en el momento adecuado, se acaban convirtiendo también en urgentes. Situaciones de crisis, proyectos con fecha límite y problemas inesperados encajan en este primer cuadrante.
Cuadrante 2 – No Urgente e Importante: aquí están las tareas que han sido identificadas como importantes cuando pusiste en práctica el Hábito 2 y visualizaste cuáles eran las acciones necesarias para conseguir el resultado deseado. Este cuadrante lleva tareas como mejorar relaciones, redactar una misión personal, hacer una planificación a largo plazo, hacer un mantenimiento preventivo, hacer ejercicio y cuidar de tu salud. En otras palabras, todo lo que sabemos que tenemos que hacer pero que raramente priorizamos por no ser actividades urgentes.
Cuadrante 3 – Urgente y No Importante: en este cuadrante están esas tareas que son urgentes pero que no contribuyen a que consigamos nuestros grandes objetivos. Son actividades como responder el teléfono, emails, hacer reuniones, redactar informes, hacer pagos, reparar cosas. La urgencia de estas cuestiones, por lo general, se basa en las prioridades y expectativas de los demás.
Cuadrante 4 – No Urgente y No Importante: finalmente, tenemos las actividades cotidianas, que no son importantes ni son de urgencia. Tareas tontas, encargarse de detalles irrelevantes, ocuparse del correo, mirar las redes sociales, hablar con los demás y otras actividades parecidas son las que entran en este cuadrante.
Por desgracia, la mayoría de la gente se queda en el Cuadrante 3, gestionando crisis y reaccionando a acontecimientos de poca importancia, con un enfoque a corto plazo.
Pero las personas altamente efectivas no pierden el tiempo con los cuadrantes 3 y 4, evitan lidiar con tareas que no son importantes. Suelen delegarlas o sencillamente ignorarlas, aprendiendo a decir no a lo que no es importante.
Así, consiguen centrarse en el Cuadrante 2, que es el centro de la gestión personal efectiva. Al centrarse en este segundo cuadrante, las personas efectivas son capaces de tener una visión a largo plazo, equilibrio y disciplina.
El resultado es que pocas tareas importantes acaban convirtiéndose en urgencias, lo que naturalmente vacía el Cuadrante 1.
Priorizar tus tareas es una habilidad que debes tener para toda la vida
Al saber priorizar tareas según la Matriz de Eisenhower, las personas efectivas viven centradas en las oportunidades, no en los problemas.
El hábito de hacer primero lo más importante cierra el trío de hábitos que componen el grupo de la Victoria Privada. Estos tres hábitos dependen sólo de ti y por sí solos ya son capaces de elevar tu productividad a un nuevo nivel.
Sin embargo, para hacer todavía más e involucrar a otras personas en este flujo positivo de productividad, tendrás que descubrir los hábitos que componen en grupo de la Victoria Pública, que son los hábitos 4, 5 y 6.
Hábito 4: Piensa en ganar/ganar
El cuarto hábito forma parte del grupo de la Victoria Pública, es decir, de los hábitos que necesitan a otras personas para realizarse, en una relación de interdependencia.
La interdependencia efectiva sólo puede construirse teniendo como base una independencia real. En otras palabras, primero tienes que dominar los hábitos 1, 2 y 3, que son hábitos de la Victoria Privada.
Si eres proactivo, empiezas con el objetivo en mente y sabes priorizar tus tareas más importantes, estás listo para mejorar tus relaciones con los compañeros de trabajo, amigos y familiares. Esto ocurre porque el autocontrol y la disciplina personal forman la base de una buena relación con otras personas.
A partir de esa base, puedes empezar a alimentar una especie de Cuenta Bancaria Emocional. Esta es una metáfora que describe la cantidad de confianza acumulada en una relación.
Tu saldo en este tipo de cuenta crece cuando tienes actitudes positivas, como comprender al otro, prestar atención a los detalles, honrar los compromisos asumidos, aclarar las expectativas, demostrar integridad personal y pedir sinceras disculpas cuando cometes un error.
Con el paradigma de la Cuenta Bancaria Emocional en mente, puedes empezar a trabajar en los hábitos que forman el grupo de la Victoria Pública. Y el primero es el hábito de pensar en ganar/ganar.
Ganar/Ganar es una filosofía de vida, una forma de pensar en las relaciones de forma en la que todos salgan ganando.
Este hábito de liderazgo interpersonal efectivo incluye el estudio de seis paradigmas de interacción humana:
1. Ganar/Ganar: las dos personas ganan.
2. Ganar/Perder: si yo gano, tú pierdes.
3. Perder/Ganar: si yo pierdo, tú ganas.
4. Perder/Perder: los dos pierden. Esto ocurre cuando interactúan dos personas testarudas.
5. Ganar: yo gano, los demás no importan.
6: Ganar/Ganar o Nada: o las dos personas ganan, o nadie hace nada.
Cada uno de estos paradigmas es un modelo de relaciones humanas que implica ciertos objetivos y logros.
Trabaja pensando en beneficiar a todos
La interacción Ganar/Ganar es la más eficaz porque representa beneficios para todas las partes implicadas. Por eso es fundamental para el éxito en todas nuestras interacciones. Este tipo de interacción viene de un carácter de integridad y madurez que crece a partir de relaciones de alta confianza.
A la mayoría de la gente se la entrena desde la infancia en una mentalidad de escasez, según la cual para que una persona gane algo, otra tiene que perder. La mentalidad Ganar/Ganar, por otra parte, adopta un paradigma de abundancia, que ve la vida como una cooperativa y no como un sitio de competición. En esta cooperativa, el éxito de uno no se consigue con el sacrificio o la exclusión de otro.
De igual forma, la solución Ganar/Ganar es ideal para sacar adelante proyectos que involucren a compañeros de trabajo, familiares o amigos. Pensar de esta forma les muestra a los demás que tienes principios de alto valor con carácter, integridad, madurez y mentalidad de abundancia.
Una buena forma de llegar a esta solución es Ganar/Ganar o Nada. cuando añades “Nada” como opción, es normal que las partes se esfuercen más para llegar a una solución Ganar/Ganar, por el simple miedo de irse con las manos vacías.
Otra estrategia es basar tus negociaciones en principios, no en posiciones. Ya he hablado sobre este tema en vídeos de Arata Academy sobre negociación.
Existen cuatro pasos que hay que dar para llegar a este tipo de solución:
1. Ver el problema bajo el punto de vista del otro: de forma empática, intenta ponerte en el lugar de la otra persona y entender bajo su punto de vista cuáles son las necesidades reales.
2. Identificar las cuestiones clave y las preocupaciones: en vez de encargarte de defender tu posición, intenta comprender los puntos clave que están impidiendo que se llegue a un acuerdo Ganar/Ganar, y cuáles son las preocupaciones de las partes involucradas.
3. Encontrar la solución aceptable: Identifica con los demás cuáles serían los resultados aceptables para todas las partes involucradas, aunque no se pueda llegar a un acuerdo inmediato.
4. Identificar nuevas opciones: usa la creatividad en grupo para llegar a nuevas opciones para conseguir los resultados aceptables establecidos en el paso anterior.
Los Hábitos 5 y 6 tratan directamente con dos de los elementos de este proceso. Vamos entonces a estudiar esos hábitos.
Hábito 5: Intenta comprender primero, y después ser comprendido
El quinto hábito puede ser resumido en una palabra: empatía. Cuando alguien quiere hablar contigo, lo que esa persona quiere es tu atención. Quiere ser escuchada. Quiere que te pongas en su lugar y entiendas el contexto desde su situación.
Por desgracia, es muy común que cuando otra persona nos está hablando, no estemos 100% presentes en la conversación. A veces estamos pensando en otra cosa, o estamos analizando la apariencia de esa persona, o sencillamente en lo que vamos a decirle. A veces, estamos distraídos con el móvil mientras la otra persona habla.
Comprender para después ser comprendido parece un hábito fácil, pero la verdad es que tenemos que evitar, con cierto esfuerzo, el error de caer en las prisas y responder sin entender primero lo que realmente necesita la otra persona.
En otras palabras, tenemos que escuchar para comprender, y no para pensar en lo que vamos a responder. Para ello, tenemos que dominar los principios de la comunicación empática, lo más elevado en una escala de cinco niveles de comunicación:
1. La Escucha que Ignora: cuando ni siquiera estamos escuchando lo que dice la otra persona.
2. La Escucha que Finge: cuando fingimos que estamos escuchando pero, en realidad, estamos sólo asintiendo con la cabeza para intentar que la conversación se acabe.
3. La Escucha Selectiva: cuando sólo escuchamos lo que queremos, ignorando todo lo demás.
4. La Escucha Atenta: cuando realmente estamos prestando atención a lo que dice la otra persona, pero interpretando lo que escuchamos según nuestro punto de vista.
5. La Escucha Empática: cuando no solo estamos prestando atención a lo que se dice, sino que también estamos poniéndonos en el lugar de la otra persona para entender el contexto bajo su punto de vista. Es la más compleja, pero la más gratificante de todas las formas de escucha.
Comprender al otro ayuda a pensar en ganar/ganar
Para llegar a una solución ganar/ganar es necesario ver el problema bajo el punto de vista del otro.
Para que la otra persona pueda confiar en tu, tiene que saber que realmente la entiendes. Si aprendemos a escuchar y a analizar las cosas bajo el punto de vista de lo que la persona está viviendo, podremos ayudar con mucha más efectividad.
La empatía es a base para una buena comunicación. Escuchar con empatía lleva tiempo y requiere práctica. Nos pasamos años aprendiendo a hablar, a leer y a escribir. Pero relativamente ningún tiempo aprendiendo a escuchar.
La comunicación es la habilidad más importante del ser humano. Por eso, sea cual sea la inversión de tiempo necesaria para aprender a escuchar con empatía, este hábito te conseguirá beneficios mucho mayores en tus relaciones personales.
El primer paso para este aprendizaje es, una vez más, un cambio de mentalidad. Tenemos que abandonar el paradigma de querer ser entendido primero. Y tenemos que saber cómo escuchar, no con la intención de responder, sino con el objetivo de entender realmente a la otra persona.
Esta comprensión pasa no sólo por las palabras que se dicen, sino también por los sonidos y el lenguaje corporal. Hay quien defiende que las palabras dichas sólo representan el 10% de nuestra comunicación.
En la escucha empática, más que sencillamente oír con las orejas, tenemos que escuchar con los ojos y el corazón.
Esto es lo contrario de escuchar sin prestar atención para sólo dar respuestas como evaluación, investigación, asesoramiento o interpretación.
La evaluación es cuando, en lugar de escuchar de verdad, sencillamente estamos aprobando, o no, con nuestras opiniones, lo que dice la otra persona.
La investigación es una escucha un poco mejor, ya que tenemos un poco de curiosidad y hacemos alguna que otra pregunta, pero desde nuestro punto de vista.
El asesoramiento, o aconsejar, ocurre cuando en vez de escuchar empezamos a dar sugerencias desde nuestra perspectiva.
Y la interpretación es un esfuerzo real de intentar comprender la situación, pero con los límites de nuestra óptica.
Existe una forma superior de escucha: la escucha empática. La escucha empática es una habilidad que dominan poquísimas personas en el mundo. Si eres capaz de ejecutar la escucha empática, aunque sea a pequeña escala, destacarás entre la multitud, y podrás generar resultados en equipo que pocas personas consiguen.
Esta escucha, sin embargo, es sólo la mitad del quinto hábito: intenta entender primero para después ser entendido. La segunda mitad del hábito está relacionada con tu capacidad de hacerte entender, lo que exige no sólo habilidades de habla y escucha, sino también coraje para contarle a la otra persona lo que quieres de verdad.
El coraje es necesario para ser verdadero. Si te abres y eres sincero, exponiendo incluso tus errores y tus miedos, el grado de confianza en la conversación subirá exponencialmente.
Para hacerlo, en vez de ir directo a los fines objetivos y lógicos del habla, pasa antes por los aspectos de tu carácter y tu relación.
Deja claro cuáles son los principios que valoras personalmente y en qué bases quieres mantener tu relación con la persona con la que estás hablando. Sólo después intenta explicar la validez de tu lógica.
Cuando escuchas y te haces entender, habrás dado el primer paso no sólo para llegar a una solución ganar/ganar, sino también para crear sinergia con los demás. Y ese es el tema del próximo hábito.
Hábito 6: Crea sinergia
La sinergia es más que cooperación, esfuerzo simultáneo o trabajo en equipo. La sinergia es lo que ocurre cuando el resultado obtenido por el trabajo de dos o más personas es mayor que la suma de los resultados que cada parte habría obtenido por separado.
Este es el hábito de la cooperación creativa. Es el resultado práctico de los tres hábitos que generan la Victoria Pública. Para que se dé la verdadera sinergia, es necesario que todos los involucrados se entiendan mutuamente y que actúen pensando en una solución que aporte beneficios para todos.
Cuando se crea este tipo de sinergia, podemos obtener resultados impresionantes que no serían posibles a través del trabajo individual. La sinergia abre tu mente a nuevas posibilidades, nuevas alternativas, nuevas opciones.
Esto solo ocurre si dos elementos de la comunicación entre el equipo están en el nivel más alto: la confianza y la cooperación. Primero tienes que confiar en las personas con las que trabajas. Y, después, cooperar para que cada una ejecute su trabajo de la mejor forma posible.
Muchas veces es necesario que algunos integrantes del equipo tengan que renunciar a ciertas posiciones para encontrar una alternativa viable, un camino intermedio que permita que todos tengan más confianza y cooperen más. Este tipo de actitud representa el abado de la mentalidad “o tú o yo”. En un nivel más profundo, representa un respeto e incluso una valoración de las diferencias entre los miembros del equipo.
Así, si consigues crear sinergia con tus compañeros de trabajo, amigos y familiares, podrás avanzar más rápida y eficientemente hacia los objetivos que habías establecido con cada grupo.
El hábito de crear sinergia concluye no sólo el grupo de los tres hábitos de la Victoria Pública, sino también la lista de hábitos propiamente dichos para convertirte en una persona altamente efectiva. Esto es porque el séptimo y último hábito de la lista, en realidad, es algo que engloba todos los anteriores, creando un proceso de mejora continua.
Hábito 7: Afilar la sierra
El último de los sietes hábitos abarca todos los demás, ya que se centra en el proceso de mejora continua. Esto es tan importante que el lema de Arata Academy es “Siempre mejorando”.
Afilar la sierra engloba los principios de una autorrenovación equilibrada, lo que incluye tu mejora física, mental, socio emocional y espiritual. Este hábito se puede explicar con la historia de un joven leñador que desafía a un leñador con más experiencia y habilidad para ver quién tala más árboles en un día.
El leñador joven empieza el desafío con todas sus fuerzas, parando de vez en cuando para echarle un vistazo al leñador viejo. El leñador joven veía al leñador viejo sentado de espaldas, aparentemente descansando, y pensaba: nunca me va a ganar.
Cuando acabó nel día, el leñador viejo había talado muchos más árboles que el joven. El joven quería saber cómo había podido pasar, si él mismo le había visto sentado descansando. El otro leñador le respondió: no estaba descansando, estaba afilando el hacha….
Esta historia enseña que, en vez de querer actuar de cualquier forma, siempre tenemos que pasar un tiempo afilando el hacha para poder conseguir nuestros objetivos de la forma más eficiente posible.
Este hábito engloba a los demás porque es el hábito que hace que todos los demás sean posibles al encargarse de su bien más precioso: tú mismo. Para ejecutar este hábito, necesitas atención para renovar constantemente cuatro dimensiones de tu naturaleza:
1. Dimensión Física: haz ejercicio, come de forma nutritiva y controla tu estrés.
2. Dimensión Espiritual: sé claro sobre tus valores personales e involúcrate en ellos, estudiando y meditando sobre cada uno.
3. Dimensión Mental: lee, escribe, planea, visualiza. Ejercita la mente igual que haces con el cuerpo.
4. Dimensión Social/Emocional: vive según tus valores, desarrolla relaciones significativas. Ayuda a los demás de forma empática y sinérgica, aumentando la confianza en ti mismo.
Para que tu autorrenovación esté equilibrada, no puedes dejar atrás ninguna de las cuatro dimensiones.
Encargándote de ellas de forma adecuada en una secuencia de aprendizaje, dedicación y acción, tu vida entrará en una espiral ascendente que te convertirá en una persona capaz de conseguir cualquier resultado.
Usa los siete hábitos para mejorar tu vida
A todos nos gustaría ser capaces de hacer posibles nuestros grandes sueños con constancia, sin esfuerzo innecesario, sin estrés o sin grandes sacrificios personales.
En este Resumen Arata Academy, has descubierto cómo convertirte en una persona altamente efectiva. Sin embargo, saber qué hacer es diferente a hacer lo que sabes. No sirve de nada que sepas cuáles son los principios que guían la vida de la gente efectiva si tú mismo no los incorporas en tu vida como hábitos.
Este proceso requiere una gran transformación, que sólo se puede hacer de dentro afuera. Acabamos de enseñarte cuál es el camino, pero sólo tú puedes recorrer ese camino. Para hacerlo, haz un esfuerzo consciente de practicar la mayor cantidad de veces cada uno de los siete hábitos:
1. Sé proactivo: toma la iniciativa y asume la responsabilidad al 100% de lo que ocurre en tu vida, sin culpar a nadie ni a nada por tus errores y logros.
2. Empieza con el objetivo en mente: ten claro lo que quieres conseguir en tu vida, en tus proyectos, y en cada tarea que hagas.
3. Haz primero lo más importante: aprende a priorizar tareas e intenta centrarte siempre en las importantes, no sólo en las urgentes. Aprende a delegar o sencillamente ignorar las tareas sin importancia.
4. Piensa en ganar/ganar: al trabajar con otras personas, ten la mentalidad de buscar soluciones en las que todas las partes salgan ganando.
5. Intenta comprender primero para, después, ser comprendido: desarrolla la escucha empática, en la que escuchas con atención e intentas comprender a la otra persona viendo la situación desde su perspectiva. Después, ten claridad e integridad en tu comunicación para tambíen hacerte entender.
6. Crea sinergia: intenta tener un ambiente de cooperación creativa con los demás, de forma que el resultado final sea mayor de lo que podría haberse conseguido trabajando individualmente.
7. Afila la sierra: céntrate en un proceso de mejora continua, trabajando diariamente para mejorar tu cuerpo, tu mente, tu espiritualidad y tus relaciones sociales.
Además, intenta encontrar tu voz interior e inspira a las personas de tu alrededor a encontrar la suya. De esta forma, pasarás de la eficacia a la grandeza.
También existe un octavo hábito, que es un regalo para ti y está disponible en este link.
Nuestros hábitos nos definen, por eso debemos tener cuidado para ser definidos por buenos hábitos. Seguir estos hábitos y usarlos en tu vida cotidiana va hacer que cambies tus paradigmas y, como consecuencia, que consigas mayores logros.
El camino es complejo porque requiere paciencia y total sinceridad contigo mismo, pero las respuestas que vas a encontrar pueden ser sorprendentes. No esperes cambiar de la noche a la mañana. En vez de eso, céntrate en hacer progresos constantes, en mejorar un poco cada día.
Lo que insistimos en hacer se acaba volviendo fácil, no porque el desafío en sí haya cambiado, sino porque crecemos y nos hacemos mayores que el desafío.
Si tienes interés en tener este tipo de crecimiento personal de forma didáctica y bien estructurada, tenemos una invitación para conocer el curso Desarrollo Personal – y tengo una novedad para los que ya son alumnos del curso. Sólo tienes que hacer login en el área de alumnos y encontrarás un material extra, que son las actividades para practicar los siete hábitos. Si todavía no eres alumno, te invito a visitar este link para recibir tu regalo ahora, el octavo hábito.