Necesitas más que motivación. Necesitas disciplina.

¡Hola! Seiiti Arata. La industria de la motivación está teniendo mucho éxito. Las publicaciones motivacionales en Instagram, vídeos inspiradores en YouTube, historias de superación en libros, películas y series son vistas y compartidas millones de veces en las redes sociales. 

Ahora, déjame hacerte una pregunta sincera. ¿Realmente ese material motivador te ha ayudado a conseguir grandes objetivos? 

No hablo de animarte al ver alguna publicación motivadora. Hablo de resultados de verdad. ¿Has conseguido alcanzar alguna de tus grandes metas basándote solo en la motivación?

Es muy probable que no, y tiene una explicación. La motivación no es sostenible. Cuando tienes metas a largo plazo, necesitas más que simple motivación. Necesitas disciplina.

La disciplina es la base para cualquier objetivo. Mientras que la motivación es una chispa, la disciplina es madera que arde durante días. 

Los materiales motivadores funcionan como una chispa en tu ánimo. A veces estás desanimado, no tienes ganas de hacer nada, o estás incluso triste. Entonces, ves un vídeo motivador y te animas a empezar a hacer algo. 

El problema es que ese ánimo se pasa rápido. Luego vuelves a la rutina y necesitas buscar un nuevo material motivador para animarte de nuevo.

Planificando Tu Vida- Seiiti Arata, Arata Academy

Así, de chispa en chispa, vas viviendo un ciclo de aburrimiento y ánimo. Das un pequeño paso adelante, después uno atrás, y otro más hacia delante. Y siempre dependes de una fuente externa para actuar.

Conseguir grandes objetivos de esta forma es casi imposible. Si quieres cambiar tu cuerpo, aprender a hablar otro idioma o construir tu propio negocio, vas a necesitar un combustible más constante y duradero que la motivación.

Y ese combustible se llama disciplina. 

La disciplina es la capacidad de dominarse a uno mismo. Las personas disciplinadas consiguen mejores resultados que las personas motivadas. 

Abraham Lincoln decía que la disciplina es la capacidad de dominarse a uno mismo. Es una forma de mostrar respeto a tus propios sueños. La disciplina es la capacidad de decirte no a ti mismo.

Piensa en alguna meta que te hayas propuesto, pero que nunca hayas conseguido. Adelgazar, aprender a tocar un instrumento, dejar de fumar. Cualquier cosa. 

Es muy probable que la razón por la que fracasas sea la falta de disciplina, la falta de capacidad para decirte no a ti mismo.

Por ejemplo, en el momento en el que estabas motivado, decías que querías adelgazar. Pero, después, cuando viste el postre, fuiste incapaz de decirle no a tus ganas de comerte el dulce. Entonces, viste una foto inspiradora del antes y el después de una persona que ha conseguido adelgazar… y esa foto motivadora te devolvió la motivación. Al día siguiente, sin esa chispa motivadora, fuiste incapaz de decirle no a la pereza y pedistes pizza con refresco para comer. 

Lo que estamos diciendo aquí es muy sencillo de entender por cualquier persona. Pero, si lo entendemos, ¿por qué no somos capaces de ser disciplinados? ¿Por qué no conseguimos mantenernos en marcha hasta alcanzar el objetivo final?

La respuesta es que muchas veces confundimos disciplina con sufrimiento.

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La disciplina nos libera del sufrimiento. Una persona disciplinada no tiene que estar sufriendo todo el tiempo para decidir qué hacer.

La disciplina, muchas veces, es vista como un sufrimiento porque creemos que el camino para conseguir un gran objetivo es siempre muy difícil. 

¿Te imaginas no poder comer dulces ni pizza para conseguir tu objetivo de adelgazar? Parece un sufrimiento tener que mantener esa disciplina. 

Pero, ¿no es un sufrimiento aún mayor tener que decidir cada comida si vas a poder decirte que no a ti mismo? ¿No es un sufrimiento aún mayor ver como tu cuerpo coge una forma que no quieres tener? ¿No es peor perder tu salud?

En vez de ver la disciplina como un sufrimiento, puedes pensar en la disciplina como la verdadera libertad. 

Volvamos al ejemplo de antes. Digamos que has tomado la decisión de adelgazar. Te has propuesto esa meta en tu plan de vida y has seguido el plan con disciplina. Puede que hayas tenido algún desliz, pero no has tenido que decidir si ibas a seguir el plan cada vez que ibas a comer. 

En este ejemplo, la disciplina es una libertad. Te libras de tener que tomar decisiones repetidas, sufriendo por saber si vas a ser capaz de decirte no a ti mismo. 

La disciplina puede parecer difícil al principio, cuando tu zona de confort todavía se está expandiendo para alcanzar su nuevo modelo de comportamiento. Después, la disciplina se convierte en libertad para que experimentes en la práctica resultados que antes eran únicamente sueños en un plan de vida abstracto.

Para tener disciplina todos los días, necesitas motivos, ambiente, planificación y resiliencia.

Ahora que hemos entendido que la disciplina es mucho más efectiva que la motivación para conseguir objetivos a largo plazo, te falta saber cómo tener disciplina todos los días. 

El primer paso es entender el porqué. ¿Por qué quieres alcanzar ese objetivo en concreto?

La mayoría de nosotros vamos directos al “qué”. Por algún motivo, nos decimos que queremos tener un cuerpo bonito. Que queremos leer más libros. Que queremos aprender otro idioma. 

Pero, ¿te has preguntado “por qué” quieres hacer todo eso? Cuando tengas clara cuál es la razón que hay tras esa decisión, será mucho más fácil mantener la disciplina a largo plazo.

El segundo paso es estar en un ambiente que favorezca la disciplina.  El ambiente físico influye mucho en la forma en la que te comportas, pudiendo perjudicarte o incluso ayudarte a que te mantegas disciplinado.

Por ejemplo, si quieres adelgazar, ¿qué significa un ambiente que favorezca tu disciplina? Significa que no debes tener dulces y golosinas en casa. Si quieres dejar de fumar, el ambiente favorable es uno en el que no haya fumadores. Si quieres aprender otro idioma, un ambiente favorable es uno en el que tengas la posibilidad de comunicarte con personas que hablen ese idioma. 

El tercer paso para ser una persona más disciplinada es que tengas una planificación clara. Esta planificación debe considerar el punto en el que estás actualmente y el destino final deseado. Después, debes enumerar los pasos que tienes que dar para salir de la situación actual para llegar a la situación deseada.

El cuarto y último paso para ser disciplinado es tener resiliencia. Es aceptar que, por más disciplina que tengas, los errores van a ocurrir igual. No estás buscando la perfección. Lo que buscas es la capacidad de seguir adelante incluso cuando ocurran esos errores, sin depender todo el tiempo de materiales motivadores.

Tener disciplina todos los días no es tarea fácil. En realidad, desarrollar tu disciplina es uno de los mayores desafíos a los que te puedes enfrentar. Tu cerebro siempre va a preferir ahorrar energía y quedarse en su zona de confort. Por eso solemos preferir materiales motivadores que son fáciles de consumir.

Pero esos materiales motivadores a corto plazo no te ofrecen lo que necesitas. 

Lo que necesitas es tener disciplina. Tomar una única decisión y actuar en consecuencia, aceptando tus errores y aprendiendo de ellos. Hazlo día a día, semana tras semana y, muy pronto, esos sueños lejanos se harán realidad. 
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