¡Hola! Seiiti Arata. Existe una idea muy peligrosa en el mundo del desarrollo personal, que es la idea de que lo puedes todo. Cuidado con creer que tienes potencial para hacer cualquier cosa que quieras y que basta con esforzarse lo suficiente.
Esa idea lleva mucho tiempo siendo difundida para motivar a la gente a perseguir sus sueños, a no contentarse con poco, a pensar en grande.
El problema es que ese delirio de grandeza acaba impidiéndote ser grande. Parece contradictorio, pero es así. Al estar alimentando sueños grandiosos, te olvidas de llevar a cabo las pequeñas acciones prácticas que podrías poner en marcha hoy para mejorar tu vida.
Después te explicaré esta contradicción enseñándote cómo puedes alcanzar grandes objetivos actuando pequeño. Pero antes vamos a entender por qué el delirio de grandeza es un problema para tu vida.
Tu delirio de grandeza aumenta tus posibilidades de fracaso. En vez de tener un objetivo grandioso, es preferible tener una serie de pequeños objetivos.
Pensar en planes grandiosos es muy seductor. Empiezas a imaginar cómo sería tu vida si tuvieras varios millones en el banco, si fueras dueño de una gran empresa, si tuvieras el cuerpo de un atleta o la fama de una celebridad.
Nos enseñan que esos objetivos grandiosos nos motivan a actuar. Y eso hasta puede ser verdad en un primer momento, pero, ¿qué pasa después? Para casi todo el mundo, lo que ocurre es el fracaso. No conseguimos los millones deseados, no nos convertimos en dueños de un imperio empresarial, no nos volvemos guapos ni famosos.
Y es lógico. Cuanto mayores son nuestros planes, mayores son nuestras posibilidades de fracaso.
Un plan grandioso puede llevarnos a actuar al principio, puede sacarnos de la inercia. Pero el esfuerzo para alcanzar un objetivo que está tan lejos de nuestra realidad es enorme. La mayoría de nosotros no va a conseguir mantener durante tanto tiempo la disciplina necesaria para alcanzar esos objetivos grandiosos. Y la frustración por no conseguirlos nos trae una sensación de sobrecarga, de sentir que no somos lo suficientemente buenos.
Con esa sensación de fracaso sobre nuestras espaldas, acabamos no haciendo cosas más simples que podríamos estar haciendo para mejorar nuestra vida ahora. Entramos en un círculo vicioso: diseñamos planes grandiosos, empezamos a actuar, no alcanzamos el objetivo y nos sentimos fracasados. Y entonces volvemos a diseñar un plan grandioso y el ciclo vuelve a empezar.
La solución para salir de ese círculo vicioso es transformar esos sueños grandiosos en metas más pequeñas, más rápidas y más simples.
El delirio de grandeza quita tu foco del mundo práctico y objetivo. Sin acciones prácticas, ningún sueño se hace realidad.
Cuando nos guía el delirio de grandeza, queremos dar un paso más grande que lo que las piernas nos permiten. Queremos ser un superempresario incluso antes de ser un pequeño empresario. Queremos tener un millón en el banco sin primero tener mil. Queremos cambiar el mundo, pero no conseguimos ni hacernos la cama.
La psicología llama a ese comportamiento megalomanía, una condición caracterizada por fantasías delirantes y autoestima desproporcionada. Algunos grandes personajes de la historia fueron megalomaníacos y consiguieron grandes hazañas. Solemos usar a esas personas como inspiración, pero la verdad es que por cada una de esas personas que tuvo éxito, miles de otras solo tuvieron fracasos.
Si los planes grandiosos tienden al fracaso, podemos concluir también que los planes pequeños, simples y objetivos tienden al éxito.
¿Qué es más fácil? ¿Fundar un imperio de empresas con cientos de funcionarios para facturar millones internacionalmente o fundar un pequeño negocio individual para ofrecer productos o servicios en el lugar en el que vives?
Es mucho más fácil mantenerte enfocado ante un plan simple, rápido y objetivo. Cuando tienes un objetivo así de fácil, tus probabilidades de éxito aumentan bastante. Y puedes usar esa sensación de éxito para diseñar un nuevo plan simple, rápido y objetivo.
Es decir, entras en un círculo vicioso de pequeños éxitos en vez que quedarte encerrado en un círculo vicioso de planes grandiosos que nunca se hacen realidad.
Actuando así, eres capaz de ir subiendo de escalón en escalón, poco a poco, obteniendo resultados prácticos que cambian tu vida hoy, en el día a día. Esto puede no parecer tan seductor como imaginar que eres una persona rica, atractiva y famosa. Pero le trae a tu vida muchos más resultados prácticos.
¿Qué prefieres, al fin y al cabo? ¿Seguir soñando con un millón que nunca llega a tu cuenta o tener mil en la mano hoy? ¿Seguir soñando sobre cómo sería tu cuerpo después de perder veinte kilos o ver tu peso bajar un kilo en la báscula hoy?
La grandiosidad de un plan depende de cada persona. Tu plan debe adecuarse a tu capacidad para actuar.
Tu plan debe ser tan corto y simple como tu capacidad de mantenerte centrado en él. La disciplina de cada uno de nosotros tiene un límite. Es tu responsabilidad conocer y entender tus límites para diseñar un plan simple que seas capaz de cumplir. Un plan que es fácil para otra persona puede ser grande para ti. Al fin y al cabo, cada uno tiene una capacidad diferente de mantener la atención y una acción constante.
Por eso, diseña un plan que sea acorde a tus capacidades. Para hacerlo, te recomiendo encarecidamente que veas las clases 06 y 07 del curso Planificando Tu Vida. Si no estás consiguiendo llevar a cabo ese plan, probablemente todavía estás pensando demasiado grande. Reformúlalo, mira lo que sobrepasa tus capacidades y simplifícalo todo aún más.
Puedes pensar que eso es pensar pequeño. No lo es. Es un pensamiento pragmático. Diseñas un plan que está dentro de tus capacidades actuales. Cuando cumples ese plan, aumentas un poco tus capacidades. Y entonces puedes diseñar otro plan con otro objetivo simple, dentro de tus nuevas capacidades.
Y así, de plan en plan, de éxito en éxito, vas llegando cada vez más cerca de un objetivo grandioso. Poco a poco, con concentración, disciplina y paciencia, vas convirtiéndote en la persona que siempre quisiste ser.
Insistimos en los planes grandiosos por pereza de actuar. El deseo de grandeza es una forma de procrastinación.
Todo lo que estamos diciendo es muy lógico. No hace falta pensar mucho para entender que un plan grande tiene más posibilidades de fracaso que un objetivo simple. Entonces, si sabemos esto, ¿por qué insistimos en nuestros planes grandiosos?
Existe una explicación para nuestro delirio de grandeza. Y este motivo es nuestra querida procrastinación, la manía de dejar para después lo que deberíamos estar haciendo ahora.
Los planes grandiosos y seductores no funcionan porque te distraen de lo realmente importante: la acción práctica, concreta, en el día a día.
La única manera de ponerse en forma es hacer ejercicio y alimentarse bien todos los días. La única forma de ganar más dinero es trabajar para aumentar el valor de nuestro trabajo. El único camino para aprender un idioma es practicarlo todos los días.
Es muy simple. Y tal vez por eso nuestro cerebro no se ve motivado por ese trabajo de hormiguita. Entre nosotros, vamos a aceptar que es mucho más atractivo diseñar planes grandiosos para tener el cuerpo de tus sueños que enfrentarte a la realidad de despertarte más temprano, ponerte las zapatillas deportivas e ir a hacer ejercicio como rutina.
Pero ese es el secreto. Crear nuevos hábitos. Y disponerte a hacer trabajo diario, repetitivo.
Si tus planes grandiosos te estaban distrayendo, ha llegado la hora de hacer lo que realmente importa. Vamos a actuar juntos y a crear planes efectivos que realmente te cambian la vida en la práctica.
Los delirios de grandeza te impiden ser grande en la medida en que te quitan el foco de acción y ponen tu atención en un futuro imaginario que difícilmente va a hacerse realidad. La solución es dividir esos planes grandiosos en metas menores y más sencillas. En el curso Planificando Tu Vida verás que de meta simple a meta simple, vas llegando más cerca de la grandeza que tanto nos atrae.
Sí, puedes alcanzar muchos de tus sueños. Solo necesitas acabar con ese delirio de grandeza, con quererlo todo a la vez, con querer dar un salto hasta el éxito sin pasar por el duro camino de la acción.
Para ti, que estás dispuesto a actuar de esa manera, te invito a empezar hoy a diseñar un plan de vida con metas simples, prácticas y objetivas. Un plan de vida que incluya los próximos pasos prácticos que tienes que dar hoy para hacer tus sueños realidad.
Puedes empezar a diseñar ese plan ahora mismo viendo una clase especial del curso Planificando Tu Vida sobre valores personales.