Tu “sí” sólo tiene valor cuando puedes decir “no”

¡Hola! Seiiti Arata. Cuando alguien te pide algo, decir “sí” solo tiene valor cuando eres libre para decir “no”. Cada vez que dices que “sí” sin querer decirlo, te estás mintiendo a ti mismo y a los demás. Y esa es una mentira que tendrás que pagar más adelante.

Por ejemplo, cuando dices que “sí” a celebrar las Navidades en tu casa con toda la familia, ¿realmente quieres que todas esas personas estén en tu casa, o estás intentando disculparte por haber estado ausente el resto del año?

Cuando le haces un favor a un compañero de trabajo, le ayudas con las diapositivas para una presentación, por ejemplo, ¿te interesa ayudarle, o quieres llamar la atención y demostrar que eres apto para el ascenso?

Cuando eres la última persona en salir de la oficina por haber estado trabajando hasta tarde,
¿realmente tienes que ser el miembro responsable de todas esas obligaciones? ¿O estás evitando compartir trabajo con los demás por miedo a que lo hagan mejor que tú?

En todos esos casos, la falta de autenticidad en lo que haces puede ocasionarte grandes problemas. Veamos cómo podemos evitar estos problemas adoptando una comunicación más asertiva.

Dices que sí porque quieres que te aprecien, quieres evitar una confrontación o no quieres herir los sentimientos de alguien.

¿Qué haces cuando te presionan para hacer cosas que en realidad no quieres hacer? ¿Cómo respondes las invitaciones a eventos a los que no tienes tiempo de ir? ¿Te sacrificas para poder encargarte de todo?

La falta de capacidad de decir “no” puede provocarte ansiedad. De repente, estás en un compromiso no deseado y estás dejando de hacer lo que realmente te gustaría estar haciendo. ¿Por qué tomamos esa decisión irracional?

La respuesta puede estar en tu deseo de aceptación y de apreciación. Somos seres sociales. Más que nada, queremos estar conectados. Queremos gustarles a los demás. Si tienes miedo de los conflictos o asocias decir “no” con la decepción, será más difícil rechazar peticiones de los demás. Este es un nivel de presión que te estás poniendo tú mismo.

No busques la afirmación o aceptación en los demás al decir “sí” cuando, en realidad, querrías haber dicho “no”. Primero, busca la afirmación dentro de ti. Sólo después tu “sí” será legítimo y auténtico.

Para hacerlo, escucha la conversación que tienes dentro de la cabeza. Date cuenta de que pasas bastante tiempo pensando en lo que tienes que hacer y en lo que los demás van a pensar de ti dependiendo de si haces o no determinada cosa.

Estos son los pensamientos que te pueden controlar, te pueden hacer sufrir o incluso enfadarte con otras personas.

No eres esclavo o esclava de nadie. Eres un ser humano con plena capacidad de decisión. Sólo necesitas saber comunicarte bien.

Es normal tener la sensación de que tenemos que cumplir una serie de obligaciones que la sociedad parece que nos impone. Pero no estás obligado a decir “sí” todo el tiempo, ni siquiera a la persona que quieres.

Cuando te sientes traicionado, ¿aceptas las disculpas del otro sólo para cerrar el conflicto? Dices en tu mente que todo está bien, ¿incluso cuando no está todo bien?

Si no estás seguro de algo, no lo digas. Si no te gusta la idea, di “ahora no”.

Como Decir No - Seiiti Arata, Arata Academy

Nadie puede decirte cuáles son las actividades específicas que tienes que hacer para sentirte feliz y realizado en la vida. El hecho de poder ayudar no cambia quién eres.

Cuando condicionas la identidad de ser una buena persona o una mala persona a decir “sí” o “no”, tendrás un problema que solucionar.

Es un error pensar que al decir “sí”, al estar disponible, al estar siempre ahí para los demás, nos hace mejores personas, porque, en realidad, es todo lo contrario.

Puedes decir “no” sin herir a la persona que te está pidiendo algo. Todo depende de la forma en la que te comuniques. Si le explicas de forma asertiva a esa persona por qué le estás diciendo que no, lo más probable es que entienda tu punto de vista y no le hagas daño. Esto es mucho mejor que decir que “sí”, arrepentirte, y cumplir tu palabra de mala gana y con un mal sabor de boca. 

Eres la persona que más se verá afectada por las decisiones que tomes en tu vida.

Cada decisión que tomas, tiene consecuencias. Decir “sí” puede agobiarte, estresarte y hacerte sentir rencor. Decir “sí” puede hacer que los demás te vean como alguien con quien siempre pueden contar. Decir “no” puede cerrarte la puerta a algunas oportunidades profesionales y molestar a las personas que se habían creado una cierta expectativa sobre tu ayuda. 

No importa lo que digas o lo que hagas, la gente te va a juzgar igual. Por eso, la opinión de los demás no puede tener un peso grande ni desproporcionado en tu toma de decisiones. 

Marca límites para validar tus propios sentimientos y practicar la aceptación de que no puedes controlar la opinión que los demás tienen de ti. Y no te preocupes por disgustar a los demás, no puedes controlar cómo se sienten, pero sí que puedes controlar cómo te sientes tú.

Eres la única persona que realmente puede identificar tus prioridades ahora.

Es importante cuidar de uno mismo. A veces, eso significa decir “no” y retroceder un poco. Tu salud física y mental es tu principal prioridad, ya que es lo que te permitirá hacer más por ti y por los demás. Cuidar de ti mismo o de ti misma es como cuidar indirectamente de alguien que te importa.

Eres tu mejor abogado, tu mejor defensor. Eres el único que realmente puede identificar tus prioridades en la vida, ya que eres la persona que se verá más afectada por las decisiones que tomes. 

Para protegerte, necesitas tener claro cuándo es el momento correcto de decir “no”. La decisión entre decir “sí” o “no” va a depender de tu disponibilidad, de tu disposición, de la ley o contrato y, obviamente, de tus límites morales y éticos.

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En otros casos que no sean tan claros, necesitas conocimiento propio. Tan sólo cuando te conoces bien es cuando eres capaz de identificar con claridad cuándo un “SÍ” es auténtico.

Cuando te pidan comprometerte con algo nuevo, ya sea un proyecto en marcha o ir a tomar un café, evalúa si tienes tiempo disponible, comprueba qué otros compromisos estás dejando de lado. Siempre que le digas “sí” a algo, le estás diciendo “no” a otra cosa.

Piensa también en tus valores personales y en tu propósito. No te comprometas con cosas al azar, que no tengan importancia en tu estilo de vida o en tus planes. 

Decir “no” significa que conoces tu valor y te respetas lo suficiente para defender tus creencias.

Decir “no” puede ser difícil si asocias esa decisión a algo egoísta o maleducado.

Marcar límites demuestra que te respetas. Cuando lo muestras ante los demás, esas personas también te respetarán. Tus límites están claros para ti y para los demás.

Si siempre pones las necesidades de los demás como prioridad, corres el riesgo de agotarte física y mentalmente. Cuidar de ti mismo no es egoísta. La clave está en aprender a equilibrar la amabilidad y la cortesía sin sacrificar tu sentido de autoestima.

El primer paso para marcar límites es validar personalmente tus propios sentimientos y olvidarte de la opinión de los demás. Si tú no te tomas en serio, ¿cómo puedes esperar que los demás te tomen en serio?

Si te preocupa la opinión ajena, es una señal que indica que tienes el deseo de ser auténtico. Hay personas que dicen que no les importa. En vez de decir que no, sencillamente dicen que sí, y después desaparecen o procrastinan hasta que la otra persona se olvida del tema. No es una forma auténtica de vivir la vida.

Reconoce que no pasa nada por decir “no” si ves que no estás siendo fiel a tus deseos, aunque hayas dicho que sí antes. Es mucho mejor tomar la decisión correcta tarde, que seguir adelante con la decisión equivocada por creer que es lo que tienes que hacer. 

Es tu vida. Toma las mejores decisiones para ti y tu bienestar. Si eso significa decir “no”, di “no” con convicción. Cuanto más digas “no” a lo que no quieres que pase en tu vida, más te dirás que “sí” a ti mismo y a lo que te importa.

Puedes pasarte el resto de la vida con prisas, corriendo, porque dices que “sí” todo el tiempo a cosas que no son importantes. O puedes pasarte la vida relajado, moviéndote más lento y disfrutando cada momento, porque le dices “sí” a las cosas que realmente importan. 

Te imaginas que los demás quieren que digas “sí”. No eres capaz de imaginarte que estarían bien si les dijeses “no”. Si necesitas aprobación, empieza mirando dentro de ti. No te obligues a decir “sí” por la aprobación externa. 

En el curso Cómo Decir No, tendrás acceso a actividades interactivas para fortalecer tu asertividad. Puedes tener acceso al material visitando https://arata.se/comodecirno 

Una vez que te permitas decir “no”, descubrirás que no daba tanto miedo como pensabas. También descubrirás que las personas normalmente entienden más de lo que te imaginas. A pesar de lo que te diga el ego, la gente a tu alrededor es capaz de resolver problemas sin que tengas que hacer de héroe.