¿Cómo te sientes cuando ves historias de personas que han aprendido el básico de un idioma en un mes, que se han licenciado en la mitad del tiempo o que han conseguido memorizar una cantidad impresionante de datos?
¿Te sientes inferior por no tener esa capacidad? ¿Tienes envidia de esos cerebros brillantes? ¿Sientes que es imposible y que tiene que ser algún truco?
Pues tienes que saber que eres capaz de lograr cosas así. Eres capaz de aprender de forma acelerada y de usar tu cerebro de una forma más eficiente, aunque creas que no has nacido con la inteligencia necesaria.
Todo lo que tienes que hacer es seguir algunos principios que esas personas han seguido. Si aprendes a aprender como ellas, darás un salto impresionante en tu forma de aprender.
En el Resumen Arata Academy de hoy, veremos nueve principios de aprendizaje acelerado descritos de forma detallada en el libro “Ultralearning: Aprende más y más rápido, alcanza tus objetivos y reinventa tu carrera profesional”, de Scott Young.
Este libro enseña cómo personas como tú y como yo han sido capaces de aprender cualquier tipo de temas de forma rápida y eficiente siguiendo los nueve principios que vamos a comentar aquí.
Principio 1 – Metaaprendizaje: Primero dibuja un mapa con tu estrategia de estudio.
La primera característica que define a las personas que aprenden rápidamente es la importancia que esas personas le dan al metaaprendizaje. El metaaprendizaje es el arte de aprender a aprender.
La mayoría de las personas cuando quiere aprender un tema, consulta directamente un libro, ve un vídeo o una clase sobre ese tema.
Las personas que aprenden rápidamente no hacen eso. Antes, diseñan un mapa de metaaprendizaje. Dedican, por lo menos, el diez por ciento de su tiempo a cómo aprender a aprender ese tema.
Ese mapa de metaaprendizaje busca responder a tres preguntas: ¿Por qué? ¿Qué? Y ¿Cómo?
En primer lugar, debes tener claras las razones por las que quieres aprender ese tema. Puede ser que tengas el deseo de conocer algo. Puede ser una habilidad que necesites para tu trabajo. Puede ser sencillamente una materia obligatoria de tu escuela o facultad.
Después, tienes que determinar exactamente qué quieres aprender. ¿Cuáles son los temas específicos? ¿Qué partes forman esos temas? ¿Qué conocimientos necesitas enfatizar? ¿Qué temas puedes excluir?
Finalmente, tienes que entender cómo vas a aprenderlo. ¿Cuál es el mejor método? ¿Leyendo libros? ¿Qué libros? ¿Practicando alguna habilidad? ¿Cómo la vas a practicar? ¿Haciendo exámenes? ¿Qué exámenes?
Tu mapa no tiene que ser perfecto. Sólo tiene que darte una dirección segura sobre qué camino seguir, desde el principio del viaje. La idea es que no pierdas tiempo estudiando cosas inútiles, consultando materiales de mala calidad o usando un método de aprendizaje poco eficiente.
Puedes ver el episodio 175 de la serie ¡Hola! Seiiti Arata para ver más detalles sobre cómo diseñar tu mapa de metaaprendizaje.
Principio 2 – Empieza ahora, sigue y mejora siempre.
Otra característica que diferencia a los ultraaprendices es la capacidad que tienen esas personas de mantener el enfoque en los estudios. Para ello, tienes que cultivar tu habilidad de concentración.
En el mundo actual, lleno de distracciones y notificaciones en el móvil, la habilidad de concentrarse en una única tarea es cada vez más inusual. Quien tiene este tipo de enfoque, sin duda va a destacar no sólo en el área del aprendizaje, sino también en la carrera profesional.
La mejor forma de cultivar esta habilidad de enfoque es separar bloques de tiempo para centrarte exclusivamente en aprender lo que quieres aprender.
Los problemas de concentración en los estudios normalmente están relacionados con tres problemas: empezar, mantener y optimizar.
El primer problema es empezar a estudiar. Es la famosa procrastinación, el hábito de dejar para después lo que deberías estar haciendo ahora.
Para superar el problema de empezar a estudiar, sencillamente tienes que darte cuenta de cuándo estás procrastinando.
Una vez que te des cuenta de que estás procrastinando, intenta convencerte de que vas a estudiar durante unos minutos antes de hacer una pausa. Todo el mundo puede hacer algo durante cinco minutos. El truco es sencillamente empezar. Una vez que empiezas, puedes acabar cogiendo el ritmo y estudiando más tiempo del que habías pensado.
Una vez superado el problema de empezar a estudiar, el segundo problema es mantener el enfoque en los estudios. Es decir, además de empezar, tienes que seguir.
Si consigues evitar las distracciones, vas a poder entrar en estado de flow y tener un rendimiento mucho mejor en los estudios. Mira el episodio 134 de la serie ¡Hola! Seiiti Arata si quieres entender mejor cómo funciona el estado de flow.
Aquí, una vez más, la técnica de los bloques de tiempo es útil. Cuando programas bloques de tiempo para centrarte en el estudio, también tienes que planificar los intervalos, el tiempo para distraerte. Por ejemplo, puedes separar bloques de tiempo de cincuenta minutos para centrarte en los estudios y diez minutos de descanso entre los bloques.
Además, intenta estudiar en un ambiente que no favorezca la distracción. Ten el móvil lejos, apaga la tele, bloquea páginas y redes sociales.
Si te distraes con mucha facilidad, intenta mejorar tu mente. Es mucho más difícil estudiar con una mente llena de enfados, ansiedad y frustración. Para liberarte de estos problemas, puedes probar la meditación, la terapia o cualquier otra práctica que despeje y tranquilice tu mente.
Después de vencer la dificultad de empezar… y el problema de seguir, ahora vamos a resolver el tercer y último problema, que es optimizar tu enfoque. Este problema se resuelve con la práctica: cuanto más practiques la habilidad de centrarte en una única tarea, más fuerte se hará esa habilidad.
Para optimizar tu enfoque, reconoce en qué punto estás y empieza poco a poco. Si hoy sólo eres capaz de centrarte durante cinco minutos, intenta mantener la concentración durante diez. Después de esos diez minutos, serán quince, veinte, cincuenta.
Una vez que tengas más capacidad de concentración, vas a conseguir usar mejor el tercer principio de los ultraaprendices: la dirección.
Principio 3 – Dirección: Ve directo al grano.
El tercer principio de todos los que consiguen aprender muy rápido es la dirección. Es la capacidad de ir directo a lo que importa. La forma más rápida de aprender cualquier cosa es pasar mucho tiempo practicando lo que quieres aprender.
La dirección es una idea de aprendizaje directamente relacionada con la situación o contexto en el que quieres usar lo que estás aprendiendo.
Por ejemplo, digamos que quieres aprender un idioma nuevo. La dirección sería ir directo al grano y empezar a hablar con un nativo de ese idioma. Leer libros en ese idioma. Escribir en ese idioma.
Esto no es lo que hace la mayoría de personas. Normalmente, cuando quieren aprender un idioma nuevo, usan aplicaciones gamificadas, ven clases con situaciones ficticias, hacen exámenes con respuestas de múltiple elección.
Esto vale para cualquier cosa. Si quieres aprender a programar, el mejor camino es crear tu propio programa. Si quieres aprender a dibujar, tienes que empezar a hacer tus dibujos. Si quieres aprender a hablar en público, tienes que programar tu primera conferencia.
Cuanto más directo seas, más rápido aprenderás. Y, si sientes que todavía no estás preparado, recuerda que se aprende haciendo.
El problema es que hacer directamente lo que estamos aprendiendo es incómodo, difícil, frustrante. Por eso preferimos usar nuestro tiempo leyendo libros, viendo vídeos, con aplicaciones. Esto nos da la sensación de que estamos aprendiendo algo, al mismo tiempo que nos mantenemos dentro de nuestra zona de confort.
Ir directo al grano es probablemente el mayor diferenciador de los ultraaprendices. Van directos a lo que importa. Y, cuando intentan hacer algo y no lo consiguen, consultan un material de referencia para resolver ese punto específico y siguen adelante.
Uno de los desafíos del aprendizaje directo es que a veces no tendrás acceso a la situación exacta en la que quieres aplicar el aprendizaje. Por ejemplo, si quieres aprender a pilotar aviones, no vas a poder empezar pilotando un avión real.
En esos casos, lo que necesitas es simular lo más parecido posible a la experiencia real. Así, cuando la situación real pueda ocurrir, estarás mucho mejor preparado que si hubieses estado leyendo libros, viendo vídeos o yendo a clases.
Vamos a ver cuatro estrategias que puedes usar para aplicar el principio de la dirección en tu aprendizaje.
Estrategia de Dirección 1: Aprendizaje basado en proyectos
Una de las mejores formas de aprender algo directamente es haciendo un proyecto. Organizando tus estudios con el objetivo de producir algo, en vez de consumir material didáctico para aprender algo en abstracto.
Por ejemplo, si quieres aprender música, tu proyecto puede ser componer una canción. Si quieres aprender a vender en internet, tu proyecto debe ser lanzar una página y realizar una venta. Si quieres aprender a programar, tu proyecto puede ser crear y ofrecer una aplicación.
Incluso pueden formar la base de un proyecto temas más abstractos y menos prácticos. Por ejemplo, si quieres aprender filosofía, tu proyecto puede ser publicar un artículo.
Estrategia de Dirección 2: Inmersión
La estrategia de la inmersión es muy conocida en el aprendizaje de idiomas. Las personas que han pasado mucho tiempo estudiando pasivamente un idioma suelen saber menos que las que hacen un programa de intercambio y han vivido en el extranjero seis meses.
Inmersión significa rodearte de lo que quieres aprender. Esto hace que estés obligado a practicar mucho más tiempo.
Además del aprendizaje de idiomas, puedes practicar la inmersión entrando en grupos de personas que estén activamente involucradas en aprender algún tema. O consiguiendo un trabajo, aunque no sea remunerado, en el área que quieres estudiar.
Estrategia de Dirección 3: El método de simulador de vuelo
Algunas áreas de conocimiento no te permiten practicar directamente lo que quieres aprender. Pilotar un avión, hacer una cirugía, construir un edificio. No vas a conseguir hacer nada de eso desde el principio de tus estudios.
En esos casos, debes usar el método del simulador de vuelo, tienes que simular la habilidad que quieres aprender de la manera más parecida posible a la realidad, manteniendo la seguridad de todos.
El método del simulador también se puede usar cuando la inmersión no es posible; por ejemplo, si no puedes ir a China a aprender mandarín, puedes, por lo menos, cambiar el idioma del móvil, del ordenador, de los vídeos que ves. Puedes intentar hablar con personas chinas por internet. Todo lo que pueda simular la experiencia real es válido y va a acelerar tu aprendizaje.
Estrategia de Dirección 4: El planteamiento desafiante
La última estrategia de dirección es aumentar intencionalmente tu desafío de aprendizaje. Proponerte un objetivo grande, que incluya toda la habilidad que quieres aprender.
Por ejemplo, puedes empezar a estudiar un idioma hoy y reservar para dentro de seis meses un test de competencia lingüística.
El planteamiento desafiante va a ponerte en una situación de alta exigencia. La idea es que la propia grandeza del desafío evite que te atrases en los estudios sin aprender nunca nada.
Sea cual sea la estrategia que uses, lo más importante es entender el principio. La forma más rápida y mejor de aprender cualquier tema es practicando esa materia o tema de forma real.
Principio 4 – Fortalecimiento: Ataca tus puntos débiles.
¿Sabes cuando estás estudiando un tema y encuentras problemas en algún momento? La mayoría de nosotros lo suele dejar de lado, evitando tener que lidiar con algo difícil.
Los ultraaprendices hacen justo lo contrario. Usan el principio del fortalecimiento y atacan directamente sus puntos débiles.
La mejor forma de fortalecer los puntos débiles es romper los conceptos o habilidades complejas en partes menores. Después, aprendes cada una de esas partes menores. Y sólo entonces las vuelves a juntar para entender la habilidad o concepto complejo como un todo.
Cuando no atacas tus puntos débiles, se pueden convertir en un embudo que frena tu aprendizaje. Esto ocurre sobre todo si esos puntos débiles son conceptos básicos, conocimientos iniciales que forman la base de otros conceptos más avanzados.
Siempre que vayas a estudiar, intenta identificar cuáles son tus puntos débiles en ese tema. Apúntalos en tu mapa de metaaprendizaje. Y empieza a obligarte a aprenderlos, dedicándole bloques de tiempo exclusivamente a ese punto débil.
Cuanto antes identifiques esas debilidades, mejor.
Es probable que esas debilidades aparezcan cuando intentes poner tu conocimiento en práctica. En esos casos, empiezas a alternar entre la práctica y el fortalecimiento.
Por ejemplo, digamos que estás aprendiendo a programar. Empiezas a intentar programar una aplicación y encuentras un problema con variables. Esta es una debilidad que tienes que estudiar más. Vuelve a los materiales teóricos y estudia ese punto específico hasta que lo puedas aplicar a tu proyecto.
La ventaja de este método es que vas a estudiar más lo que tienes que aprender, y perder menos tiempo estudiando lo que ya sabes. Cada ciclo de dificultad y aprendizaje será un paso adelante en tu camino.
Este principio exige que estés dispuesto a expandir tu zona de confort, lidiando directamente con conocimientos que son difíciles para ti. Pero esta es justo la gran ventaja del fortalecimiento.
La forma más fácil de aplicar el fortalecimiento es crear bloques de tiempo dedicados exclusivamente a estudiar los puntos débiles identificados.
Volviendo a nuestro ejemplo, has identificado que tienes problemas al lidiar con las variables de programación. Por lo tanto, vas a establecer bloques de tiempo para estudiar sólo ese tema.
Esos bloques de tiempo pueden ser cortos, de veinticinco minutos, o más largos, de cincuenta minutos o una hora. En este tiempo establecido, tienes que desconectar todas las distracciones y centrarte sólo en el punto débil elegido.
Si el punto débil es muy amplio, intenta romper esa debilidad en partes menores. Entonces, dedícale bloques de tiempo a cada una de esas partes menores.
Principio 5 – Recuperación: Test para aprender.
Aprender un tema significa que eres capaz de recuperar la información que necesitas.
¿Cuál es la mejor forma de saber si eres capaz de recuperar la información sobre el tema que estás estudiando? Haciendo exámenes o pruebas. Entre las varias formas de aprendizaje, la que tiene más resultados positivos es intentar recuperar información sin consultar ningún material.
Intentar recuperar hechos y conceptos de tu memoria sin mirar libros es más eficiente, pero, también, es más difícil. Por eso, pocos estudiantes usan la recuperación como método de estudio. Los estudiantes, por lo general, prefieren estrategias más cómodas como subrayar, resumir o hacer mapas mentales.
Además, muchos estudiantes creen que no tienen información suficiente para examinarse. Creen que necesitan leerse primero todo el material, hacer resúmenes y, sólo después, estarían listos para empezar a probar si son capaces de recuperar información sin consultar.
Los ultraaprendices van por un camino distinto. Empiezan a examinarse desde que empiezan a estudiar. Entienden que recuperar información de su memoria es una de las formas más eficientes de aprender cualquier cosa. Entienden que, justo por ser más difícil, este método provoca un mejor aprendizaje.
¡Cuidado! El examen no puede ser tan difícil que recuperar la información sea imposible. Puedes aplazar un poco el primer examen, pero, no debes atrasarlo tanto como para que se te olvide lo que has estudiado.
Entre los métodos de recuperación de información, el que mejor funciona es el llamado examen de recuperación libre. En este examen, tienes que recordar toda la información posible, sin consultar ni preguntas ni respuestas. El examen libre consigue resultados mejores que los exámenes con preguntas, alternativas o pistas de respuestas, en las que los estudiantes reciben algunas pistas sobre lo que tienen que recordar.
Los peores exámenes para tu aprendizaje son los de reconocimiento. Los exámenes de reconocimiento son los que tienen opciones múltiples, que no exigen mucho racionamiento, como este de aquí. ¿Cómo se dice manzana en sueco? Äpple. Entonces, cuando te digo la palabra “äpple”, ¿cuál de las imágenes es la correcta, la de la izquierda o la de la derecha? Has acertado si has dicho la derecha, pero, eso ayuda muy poco a tu aprendizaje. Este es un examen de reconocimiento, en el que sólo tienes que marcar cuál es la respuesta correcta entre las múltiples opciones que te dan. En estos exámenes, la respuesta correcta sólo tiene que ser reconocida, no generada. Por eso el aprendizaje es menor.
Para descubrir qué información tienes que memorizar, la mejor forma es aplicar el principio de la dirección. Si vas directo al grano y pones en práctica lo que estás estudiando, la propia práctica va a enseñarte cuál es la información más importante.
Una forma sencilla y efectiva de evaluar tu capacidad de recuperar información es usando flashcards y la repetición espaciada. Puedes usar programas específicos para ello, como Anki. Échale un vistazo al cuarto vídeo de la serie Aprendizaje Arata para saber más sobre la repetición espaciada.
El punto negativo de las flash cards es que sólo funcionan para un tipo específico de aprendizaje, que se basa en preguntas y respuestas. Si estás intentando aprender a tocar la guitarra, por ejemplo, las flashcards no son tan útiles. Cuanto más diversa sea la información, menor será la utilidad de las flash cards.
En estos casos en los que la información es muy diversa, la mejor forma de poner en práctica la recuperación de información es intentar enseñar lo que has aprendido. Poco después de estudiar un tema, intenta escribir todo lo que recuerdes sobre ese tema, sin consultar nada. Imagina que se lo tienes que enseñar a un niño. ¿Qué información le darías? Este es uno de los principios que vimos en nuestra charla sobre la Técnica Feynman.
Otra opción es cambiar la forma en la que tomas apuntes. En vez de tomar apuntes y resúmenes, prueba a apuntar preguntas.
Por ejemplo, en una clase de historia, en vez de apuntar que la Carta Magna fue firmada en el 1215 por el Rey Juan Sin Tierra, apunta “¿Quién firmó la Carta Magna? ¿En qué año?”. Así generas material para practicar la recuperación de información.
Si tus estudios son para habilidades más prácticas, como aprender a programar aplicaciones o a tocar la guitarra, intenta crear desafíos que puedan solucionarse después sin consultar ningún material.
Recuperar información es el método más efectivo para materializar tu aprendizaje. Pero sólo es la mitad de un ciclo mayor. Después de examinarte, necesitas obtener un feedback. Necesitas entender si la información que has recordado es correcta o no. Para ello, tenemos que ver el sexto principio de los ultraaprendices: el feedback.
Principio 6 – Busca el feedback correctivo para seguir mejorando.
Obtener feedback rápido y constante es un hábito que forma parte de la estrategia de muchos ultraaprendices.
En una situación normal de escuela, los estudiantes tardan mucho en recibir feedback. Normalmente, los alumnos estudian un tema y, sólo después de tres o incluso seis meses, es cuando hacen un examen para obtener feedback sobre lo que han aprendido.
En el aprendizaje acelerado, no se puede esperar tanto tiempo. Necesitas obtener un feedback constante sobre lo que estás aprendiendo.
Cuando no tienes este tipo de feedback rápido y preciso, el resultado es, por lo general, el estancamiento. Estudias un tema o practicas alguna habilidad durante largos períodos de tiempo sin evolucionar. A veces, la falta de feedback puede llevar incluso a un peor rendimiento.
Hay que tener cuidado con el tipo de feedback que recibes. Algunos estudios muestran que las críticas duras pueden tener un efecto contrario. De la misma forma, los elogios al ego también pueden acabar perjudicando tu aprendizaje.
Lo ideal es que el feedback te diga lo que estás haciendo mal y, sobre todo, cómo corregir ese error. Esto es muy diferente al feedback inútil como “¡eres tonto y nunca vas a aprender!” o “¡qué inteligente eres!”.
El ego puede perjudicarnos al procesar el feedback… incluso cuando el feedback es de alta calidad, nos dice dónde nos hemos equivocado y cómo debemos arreglar el error. Muchos estudiantes se enfadan cuando reciben una crítica, aunque sea una crítica constructiva. Por eso, evitan tener cualquier tipo de feedback.
Lo mejor que puedes hacer es ir directo a obtener el feedback más sincero y constructivo, posible. Esto se puede hacer con un buen profesor o a través de sistemas automatizados que evalúen tus respuestas y te digan dónde te has equivocado.
Tanto los profesores como los algoritmos te van a dar básicamente tres tipos de feedback: feedback sobre el resultado, feedback informativo y feedback correctivo.
El feedback sobre el resultado es el más común y, muchas veces, el único tipo de feedback disponible. Es cuando alguien evalúa el resultado de lo que has producido: tu proyecto, la nota de un examen, la respuesta a una pregunta.
El feedback informativo no solo analiza el resultado como un todo, sino que también analiza partes específicas de lo que has producido o incluso cómo lo has producido. Por ejemplo, has tocado una pieza al piano y el resultado total ha sido bueno. Pero el profesor te ha dado un feedback sobre cómo podrías colocar mejor las manos. O has programado una aplicación y el profesor ha visto que podrías haber obtenido el mismo resultado con un código diferente.
El feedback correctivo es el más difícil de encontrar, pero es el que más puede acelerar tu aprendizaje. Este es el feedback que normalmente recibes cuando tienes un profesor particular, un mentor. Alguien con experiencia que ya haya aprendido lo que quieres aprender. Y está siguiendo de cerca tu progreso, enseñándote qué hacer y qué no hacer.
Hay cuatro estrategias para obtener feedback. La primera estrategia es cancelar el ruido y centrarte sólo en la información útil. Por ejemplo, has recibido feedback que mezcla insultos personales con algunas críticas constructivas. En vez de enfadarte e ignorar completamente el feedback, aprende a ignorar los insultos y centrarte en las partes constructivas.
La segunda estrategia es evitar feedbacks totalmente positivos. Es decir, evita preguntarle a un familiar o amigo sobre tus resultados, porque sólo te harán cumplidos. En vez de eso, busca feedback de alguien que sabes que hará buenas críticas.
La tercera táctica es la del metafeedback. Cuando tengas problemas a la hora de encontrar a alguien que te pueda ayudar, usa tu propio sentido crítico. Siempre que acabes de estudiar un tema o acabes una parte de tu proyecto, haz una autoevaluación sincera. ¿Cómo ha sido tu rendimiento? ¿Qué podrías haber mejorado? ¿Cuáles son los puntos débiles que necesitas fortalecer?
La cuarta y última estrategia es la del feedback rápido de alta intensidad. Intenta aumentar la cantidad, la frecuencia y la velocidad de tus feedbacks. En vez de pedirle la opinión a una sóla persona, pídesela a diez, quince, veinte personas. Esta estrategia tiene una ventaja, ya que no queremos presentar resultados pobres ante tantas personas, por lo que nos esforzamos en aprender más y mejor.
Sea cual sea la estrategia que utilices, una vez que obtengas esos feedbacks de calidad, tienes que centrarte en retener lo que has aprendido. Este es el próximo principio de los ultraaprendices.
Principio 7 – Retener: No rellenes un cubo roto. Necesitas retener la información.
Ser capaz de dominar una habilidad o de aprender cómo funciona algo es inútil si no consigues retener ese conocimiento. Para retener mejor la información, tienes que seguir unas estrategias para que el conocimiento no se vaya de la mente, como si fuese agua en un cubo roto.
En primer lugar, es necesario entender por qué olvidamos lo que aprendemos. La curva del olvido muestra que tendemos a olvidar rápidamente lo que estudiamos. Hay una caída exponencial de nuestro conocimiento, sobre todo al principio. Después, esa pérdida de conocimiento disminuye con el tiempo.
Una de las estrategias más efectivas para retener información es el sistema de repetición espaciada. Separamos las sesiones de estudio es varios intervalos durante toda la duración de nuestro aprendizaje, para no olvidarnos de lo que estamos aprendiendo. Programas como Anki ayudan a controlar el intervalo entre sesiones. Y para las habilidades que no se pueden practicar con flashcards, tienes que practicarlas de otra forma, creando métodos, práctica deliberada y rutinas específicas.
Claro que no todo conocimiento se puede transformar en un método. Por lo que también podrías necesitar sobreaprendizaje u overlearning.
En el overlearning, estudias mucho más de lo necesario. Así, lo que antes serían conocimientos avanzados, acaban siendo conocimientos más básicos. Y esos conocimientos más básicos son más difíciles de olvidar.
Por ejemplo, quieres aprender a aprender lo básico de un lenguaje de programación para usarlo en el trabajo. En el overlearning, en vez de aprender tan sólo lo básico que vas a usar, te propones ir mucho más allá. Aprendes a usar el programa de forma avanzada en ese lenguaje. Así, vas a dominar lo básico de una forma que es difícil de olvidar.
Existe otra estrategia de retención muy conocida: la mnemotecnia. La mnemotecnia es un conjunto de técnicas que nos ayudan a memorizar algo. Para hacerlo, elaboramos esquemas, gráficos, símbolos, palabras o frases relacionadas con el tema que estamos estudiando. Cuanto más extraña sea la relación, más difícil será que se nos olvide.
Principio 8 – La intuición es la capacidad de procesar un gran volumen de información en un espacio de tiempo cortísimo. La intuición se consigue con experiencia.
El octavo principio de los ultraaprendices es el más abstracto de todos: la intuición. La intuición es difícil de explicar, pero, en el campo del aprendizaje, puede definirse como una forma de pensar basada en principios.
Por ejemplo, un matemático experimentado, cuando se encuentra con un problema complicado, sabe que necesita recurrir primero a los principios generales de la matemática antes de observar los detalles del problema. Sólo de pensar en los principios, el matemático sabe intuitivamente qué opciones considerar y cuáles descartar para intentar resolver el problema.
La intuición suele venir con la experiencia. Cuanto más contacto tengas con lo que estás estudiando, más intuitivas te serán las cosas.
A veces, la intuición parece magia, pero, en realidad, es algo mucho más común. Es, sencillamente, la producción de un gran volumen de información en un corto periodo de tiempo. Esto hace que nuestro cerebro busque atajos a la hora de aprender algo nuevo dentro de esa área de conocimiento.
Para empezar a desarrollar tu intuición, no puedes rendirte ante problemas difíciles. Cuando te encuentres con alguna cuestión que esté más allá de tu conocimiento, no te rindas. Insiste más de lo que insistirías normalmente para ver si tu cerebro es capaz de resolver intuitivamente ese problema, incluso sin disponer del conocimiento específico necesario.
La segunda regla es probar las soluciones para poder decir que las has entendido. En vez de sencillamente aplicar una fórmula o usar una solución creada por otra persona, intenta recrear la forma en la que ha llegado esa persona a la fórmula o a la solución. Esto puede llevar tiempo, pero va a generar un conocimiento mucho más profundo que si sencillamente aplicas soluciones ya creadas.
La tercera regla es empezar siempre con un ejemplo concreto. Aunque el tema que estés estudiando sea abstracto, intenta pensar en una analogía del mundo real para que tu cerebro considere intuitivamente algunos problemas y soluciones.
La cuarta regla es no engañarte. Sé siempre escéptico sobre tu entendimiento del tema. ¿Realmente has entendido lo que acabas de estudiar? ¿O estás ansioso por seguir adelante y acabar ya de estudiar?
Si no lo has entendido completamente, puedes acabar siendo víctima del efecto Dunning-Kruger. El efecto Dunning-Kruger ocurre cuando alguien que tiene un entendimiento incompleto de un tema cree saber más que alguien que realmente entiende del tema.
El efecto Dunning-Kruger ocurre porque cuanto más estudias un tema, más preguntas tienes. Mientras que alguien con un conocimiento más básico tiene más seguridades, los estudiantes más avanzados tienen más dudas.
Ya vimos con la Técnica Feynman que si no eres capaz de enseñarle a un niño lo que has aprendido, probablemente no hayas entendido completamente el tema.
Vamos ahora a ver el último principio usado por los que han conseguido aprender de forma efectiva y acelerada: la experimentación.
Principio 9 – Experimentación: Explora fuera de tu zona de confort
El último de los nueve principios de los ultraaprendices es la experimentación.
Hablamos un poco sobre este principio en nuestra charla sobre el uso del método científico para resolver problemas personales. La experimentación es una de las etapas del método científico: observación, formulación de hipótesis, EXPERIMENTACIÓN y análisis de resultados.
Igual que los científicos hacían experimentos para encontrar la mejor solución a un problema, tú también debes experimentar la clave para convertirte en un verdadero maestro en el tema que estudias.
Cuando empiezas a aprender algo, normalmente basta con que sigas el ejemplo de alguien que ya lo haya aprendido. Sigues un libro, un curso o, incluso, replicas un caso de éxito y aprendes lo básico.
Sin embargo, si quieres avanzar y convertirte en un maestro, quién sabe si incluso superando a tus profesores, vas a necesitar la experimentación. Tienes que hacer pruebas para encontrar cuál es el mejor camino para ti. Y, en ese camino, empiezas a tener ideas propias, puedes incluso empezar a discrepar de tus antiguos profesores. Así es como se crean nuevos conocimientos, especialmente en áreas que requieren creatividad.
Hay tres formas de hacer experimentos.
La primera forma es probar con diferentes materiales de estudio. Si has estudiado siempre con un método, prueba otro. Si siempre has usado libros, prueba a ir a clases presenciales. Si siempre has seguido a un profesor, sigue a otro que tenga un punto de vista opuesto.
La segunda forma es probar con diferentes técnicas. Si estás aprendiendo algo más práctico, como aprender a pintar o a tocar la flauta, puedes probar a usar técnicas diferentes para ver si consigues mejores resultados.
La tercera forma es probar con diferentes estilos. Si siempre has estudiado guitarra clásica, intenta estudiar estilos más modernos. Si has estudiando siempre cine americano, intenta estudiar cine iraní. Si has estudiado cómo escribir poesía, intenta escribir novelas.
Experimentar no es algo sencillo. Pero, gracias a que has expandido tu zona de confort, consigues resultados magníficos con la experimentación. Es como si te pasase de nivel, yendo del conocimiento del tema a la maestría de ese mismo tema. Para hacerlo, necesitas tener una mentalidad de crecimiento. Tienes que entender que tu cerebro evoluciona a medida que vas aprendiendo y adaptándote a los nuevos conocimientos.
Este entendimiento puede ponerse en práctica con algunas técnicas específicas.
Una técnica de experimentación muy conocida es copiar primero, para después crear. Es decir, copias lo que ya hace alguien y usas ese trabajo como punto de partida para probar algo diferente. Al hacerlo, te ves obligado a deconstruir el trabajo anterior para entender cómo funciona.
Otra técnica de experimentación es comparar métodos codo con codo. Si hay dos formas de entender el tema que estás estudiando, pon esos dos métodos codo con codo y compáralos. ¿Qué puntos tienen en común? ¿En qué puntos difieren? ¿Cómo puedes aprovechar lo mejor de uno y del otro para crear tu propio método?
Existe otra técnica de experimentación que consiste en poner restricciones a tu propio estudio. Uno de los grandes desafíos del aprendizaje cuando estás más avanzado es que empiezas a pensar que ya sabes qué hacer. Es la famosa maldición del conocimiento.
Una buena forma de romper esa maldición del conocimiento es salir del estado de “eso ya lo sé” poniendo restricciones para que sea imposible usar los métodos antiguos.
Por ejemplo, si estás aprendiendo a programar y siempre has resuelto un problema usando un script con cien líneas de código, puedes forzarte a resolver ese mismo problema con cincuenta líneas. Este tipo de restricción te obliga a experimentar con soluciones diferentes, ampliando tu dominio sobre el tema.
También puedes probar a mezclar diferentes habilidades que tengas y que no estén relacionadas. Esto puede hacerte destacar sobre los demás estudiantes del tema o materia.
Por ejemplo, un ingeniero químico que aprende a hablar en público puede tener una ventaja profesional sobre otro ingeniero químico con el mismo nivel de conocimiento, pero que no entiende de oratoria.
Por último, puedes intentar la alta especialización. Si quieres dominar un poco de todo, esto puede atraparte en la mediocridad.
Por ejemplo, digamos que estás estudiando física. Si quieres ser bueno en mecánica clásica, mecánica cuántica, termodinámica, electromagnetismo y relatividad al mismo tiempo, probablemente no destaques en nada. Sería mejor escoger uno de esos campos y encontrar un tema específico dentro de ese campo para intentar ir al extremo.
Sea cual sea la estrategia de experimentación que utilices, lo importante es tener claro que la experimentación es el principio que une los nueve principios del ultraaprendizaje. Al final, el aprendizaje en sí no es más que un gran experimento en el que vas adquiriendo más conocimiento a través de intento y error.
Empieza tu primer proyecto de ultraaprendizaje
Como has seguido este Resumen Arata Academy hasta aquí, seguro que estás muy interesado en cómo aprender más y mejor. De alguna forma, el aprendizaje es algo importante para ti.
El libro Ultralearning deja claro que los proyectos de aprendizaje acelerado no siempre son fáciles, pero, sin duda, son posibles. No tenemos que ser genios para aprender las cosas de una forma más rápida que la persona promedio. Sólo necesitamos tener un método.
Ese método puede divididirse en cinco pasos prácticos.
El primer paso es hacer tu investigación y diseñar tu mapa de metaaprendizaje.
El segundo paso es elaborar un calendario. Tener metas de tiempo claras para aprender cada tema definido en el mapa y tomar el tiempo necesario de los días que estudies.
El tercer paso es ejecutar tu plan. Sabiendo que ningún plan es perfecto, tienes que empezar con lo que tienes hoy e ir perfeccionándolo con el tiempo.
El cuarto paso es analizar tus resultados. Cuando tu plan de estudios llegue a su fin, haz una evaluación de lo que ha funcionado y de lo que no. Así, cuando decidas estudiar un nuevo tema, no repetirás los mismos errores.
El quinto y último paso es decidir qué vas a hacer con el conocimiento que has conseguido. Puedes escoger mantenerlo, volver a aprenderlo, o dominar lo que has aprendido.
Todo conocimiento decae con el tiempo cuando no se utiliza. Así que, te pregunto: ¿qué vas a hacer cuando acabes tus estudios?
La primera opción es que mantengas tu conocimiento sin ninguna meta específica, sin ningún deseo de llevar ese conocimiento a un nuevo nivel. Para ello, sólo tienes que practicar ese conocimiento un poco cada día para que no se te olvide.
La segunda opción es volver a aprenderlo. A veces, el coste de volver a aprender algo es menor que el coste de mantener el conocimiento a lo largo del tiempo. Por lo tanto, aceptas el hecho de que te vas a olvidar… y, en caso de que necesites ese conocimiento en el futuro, sólo tendrás que volver a aprenderlo.
La tercera opción es dominar todavía más lo que has aprendido. Es profundizar aún más en tus conocimientos, convirtiéndote en un verdadero maestro en ese tema. Esto se puede hacer a través de la práctica continua o siguiendo un nuevo proyecto de ultraaprendizaje, esta vez con conocimientos más profundos.
Independientemente de lo que elijas, lo que debes tener en mente es que eres capaz de aprender cualquier cosa. Solo tienes que seguir los nueve principios que has aprendido en este resumen y poner en práctica las técnicas de estudio más efectivas que ha descubierto la ciencia.
En el curso Cómo Aprender Más Rápido, vemos en detalle cuáles son esas técnicas. Y, sobre todo, vemos cómo puedes poner en práctica esas técnicas, en tu estudio del día a día, para dominar el arte del aprendizaje acelerado.
Por eso te invito a ver ahora mismo una clase especial del curso Cómo Aprender Más Rápido accediendo ao link aqui.