Zanshin: la técnica japonesa para tener enfoque y atención

¡Hola! Seiiti Arata. ¿Has visto esas películas de artes marciales en las que el maestro está tan alerta y al mismo tiempo tan relajado que es capaz de derrotar a varios enemigos a la vez? Ese estado mental en el que estás totalmente concentrado en la tarea que tienes entre manos en Japón se llama Zanshin – 残心.

Si lo traducimos directamente, Zanshin significa algo como “mente sin residuos”, 残 zan es “lo que sobra”… y 心 shin es mente- , es decir, la mente centrada al cien por cien en la tarea, sin los restos de otros pensamientos ensuciando nuestra atención. 

Pero, además de esa traducción literal, Zanshin tiene un significado más profundo. Zanshin se puede entender como la opción de vivir tu vida intencionalmente, actuando con un propósito, en lugar de dejarse llevar de un lado a otro como una víctima de las circunstancias y deseos de otras personas.

El secreto para alcanzar el Zanshin es estar alerta y a la vez relajado.

Cuando decimos que hay que estar alerta y relajado parece que hay una contradicción, ¿no? Pero, en realidad, son cualidades complementarias. Lo contrario de estar alerta es estar distraído. Lo contrario de estar relajado es estar tenso.

La mayor parte de las veces, una persona a la que le cuesta concentrarse, está siempre distraída. Esa es la persona que se deja llevar por los acontecimientos. Ahora está estudiando algo en la universidad, luego quiere ser emprendedor y después decide que va a ser programador.

Para no estar distraído, tienes que estar alerta. Pero estar alerta no es suficiente. Puedes estar alerta y tenso, que es lo que les pasa a casi todas las personas que superan la distracción. O puedes estar alerta y relajado, que es el estado ideal del Zanshin.

Para estar alerta y relajado, primero tienes que traer tu mente al momento presente. Tienes que concentrarte en lo que estás haciendo en ese momento, sin dejar que tu mente le dé vueltas a algún evento del pasado o sueñe con algún futuro imaginario.

Pero ese tipo de concentración debe venir de manera natural, relajada. No sirve de nada que te pongas tenso, que te fuerces a ti mismo a intentar mantener el enfoque. Ese tipo de alerta tensa no es sostenible. Te cansarás al cabo de un rato y acabarás rindiéndote, pasando a ser una persona distraída.

Ahora ya sabes lo que se necesita para alcanzar el Zanshin. La cuestión es: ¿cómo hacerlo?

Para alcanzar el Zanshin, tu mente debe centrarse en el proceso, y no en el resultado.

La palabra Zanshin se popularizó en occidente a mediados del siglo pasado por un libro llamado Zen y el arte de los arqueros japoneses. En ese libro, el alemán Eugen Herrigel cuenta cómo aprendió el Zanshin al entrenar con arco y flecha con un maestro japonés.

Mientras que él se centraba sólo en el resultado, en clavar la flecha en el centro de la diana, el maestro insistía en que tenía que centrarse en el proceso. El maestro se centraba tanto en el proceso, que entrenó a su alumno durante cuatro años con la diana a tan sólo dos metros de distancia. A una distancia tan corta, hacer diana no era difícil, y es que ese no era el objetivo. El objetivo al principio del entrenamiento era simplemente aprender el proceso: dónde colocar los pies, cómo sujetar el arco, la respiración en el momento de soltar la flecha.

Ansioso de poder practicar “de verdad”, cuando el alumno empezó a tirar desde más lejos llegó la sorpresa: no era capaz de acertar una flecha. Se quedó muy decepcionado y le dijo al maestro que debía de tener mala puntería. Entonces, el maestro le explicó que el problema no era la puntería, sino el proceso que todavía no había perfeccionado.

Esa es la moraleja de la historia. Si el arquero se centra en el proceso, si realmente domina todos los pasos que tiene que dar hasta que suelta la flecha, el resultado será un tiro directo al blanco. Pero si está tenso y sólo le preocupa el resultado, no se centrará en el proceso y fallará el tiro.

El zanshin es una decisión. Siempre tienes la opción de vivir tu vida intencionalmente.

Tu mente funciona de la manera en la que fue entrenada para actuar. Si siempre actúas distraídamente, mirando al móvil todo el rato, con muchas pestañas abiertas, intentando hacer mil cosas a la vez, estás entrenando a tu mente para ser una mente distraída.

Pero, al igual que entrenaste tu mente para que fuese distraída, también puedes entrenarla para que tenga enfoque.

Vivir intencionalmente suena a algo un poco abstracto, pero en realidad sólo es una decisión. Es elegir vivir más alerta y tranquilo, poniendo intención en todo lo que haces.

Por ejemplo, es muy común encontrar a gente que quiere tener un cuerpo más bonito, un bitcoin entero guardado en cold storage o una relación romántica perfecta. El problema es que, normalmente, esas personas se centran en los resultados y quieren encontrar el camino que les lleve más rápido a su meta.

Pero como sólo están centrados en el resultado final, se olvidan del proceso. Es como el arquero que no tiene paciencia para aprender el proceso de cómo sujetar el arco sin temblar pero que enseguida quiere saltar al resultado final de lanzar la flecha a una gran distancia. ¡Si no se domina primero lo básico, es imposible hacer cosas que necesitan lo básico!

Y como el resultado tarda en llegar, esas personas acaban pasando a otro objetivo, o cambiando de estrategia de vez en cuando, buscando siempre un atajo para llegar antes al resultado deseado.

El zanshin nos enseña a hacer lo contrario. A centrarnos en el proceso. En vez de pensar en tener un cuerpo atlético, céntrate sólo en comer bien la próxima vez. En cada cucharada. Incluso en cada mordisco.

Con ese tipo de atención al proceso, con ese enfoque sólo en hacer lo que tienes que hacer en ese momento, inevitablemente conseguirás llegar al resultado deseado. Puede no ser tan rápido como los atajos que prometen resultados milagrosos.

Pero párate a pensar: ¿acaso esos atajos han funcionado alguna vez? ¿O has perdido tanto tiempo buscando atajos que habrías llegado al resultado deseado si simplemente te hubieras centrado en el proceso?

Sigue el proverbio japonés que dice “después de ganar la batalla, ajústate el casco”.

Eugen Herrigel llegó a quejarse a su maestro de que el entrenamiento era muy lento. Dijo que, de esa manera, iba a tardar siglos en convertirse en un buen arquero. Entonces, el maestro le respondió: “no debes medir el camino hacia tu objetivo final. ¿Qué importa si te lleva semanas, meses o años?”

Esta idea cambia la forma en la que vemos nuestras metas, especialmente las grandes metas de nuestra vida. Volviendo al ejemplo: ¿qué importa si va a llevarte mucho tiempo tener un cuerpo sano? ¿Acaso cuando llegues a tu peso ideal vas a volver a comer como lo solías hacer? Para estar siempre sano, la atención va a tener que estar siempre en el proceso: en la próxima comida, en la próxima cucharada, en el próximo mordisco.

El proverbio japonés “después de ganar la batalla, ajústate el casco” quiere decir que la batalla no termina cuando ganas. La batalla termina – y en derrota – cuando eres perezoso, cuando pierdes el sentido de la responsabilidad, cuando dejas de estar atento. Por eso el zanshin también consiste en vivir alerta y relajado incluso cuando ya has alcanzado tu objetivo.

ENFOQUE - Seiiti Arata, Arata Academy

Volvamos a nuestro ejemplo de quien quiere tener un cuerpo saludable. Su batalla no termina cuando llega a un determinado número en una báscula. La batalla termina – y en derrota – cuando cree que ha alcanzado su objetivo y empieza a faltar a algún que otro entrenamiento, cuando empieza a romper su dieta constantemente, cuando le da pereza moverse.

Por eso, a veces alcanzar un objetivo es malo para tu proceso de mejora continua. Puedes distraerte y acabar perdiendo todo lo que habías conseguido. 

Para evitar que esto pase, siempre que ganes una batalla, ajústate el casco. ¿Has alcanzado un objetivo? Genial. Celébralo y, acto seguido, ponte un nuevo objetivo para mejorar más aún. O mejor: ten como objetivo centrarte sólo en el proceso y seguir mejorando siempre.

Casi todos estamos muy centrados en alcanzar resultados. La antigua sabiduría oriental del Zanshin nos enseña a poner todo nuestro enfoque en el proceso, en la tarea que tenemos entre manos, estando alerta y relajados. La consecuencia de hacer eso será el resultado.

Puedes elegir vivir así, poniendo intención en todo lo que haces. Sólo tienes que entrenar tu mente para que esté más alerta y no tenga tantas distracciones.
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